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Cada septiembre, la ciudad de Salta se transforma en el epicentro de una de las manifestaciones de fe más profundas del país: el Milagro.

Punto Uno estuvo transmitiendo desde la plaza 9 de julio en una jornada memorable donde pasaron autoridades provinciales, municipales y peregrinos.

Antonio Marocco, el vicegobernador de Salta, en la misa del triduo, reflexionó sobre la importancia del esfuerzo del peregrino y cómo su fe los lleva a rezar por la patria: “Pedimos por la patria y a quienes tenemos responsabilidades públicas nos interpela, ya que debemos allanar los caminos para reducir desigualdades y avanzar con más derechos. Es el camino que tenemos que recorrer con el pueblo”, destacó.

Por su parte, el arzobispo de Buenos Aires, José García Cuerva, que llegó a Salta para unirse a la celebración, ofreció una reflexión que resonó con fuerza en los corazones de los asistentes, haciendo un pedido de unión para vivir mejor. A su lado, el vicegobernador añadió: “Estamos en una transición del país, y los gobiernos queremos que se entienda el federalismo, cómo deben vivir todos los argentinos. La política va dejando atrás un mal camino y comienza a aparecer un criterio de unidad en el norte argentino.”

Finalmente, reflexionó sobre los peregrinos, que mientras recorren largos trayectos, comparten el anhelo de un futuro mejor. Caminan con la mirada fija en el horizonte, pero con el corazón lleno de plegarias. "Queremos una mejor patria, una vida más justa, oportunidades para nuestros hijos. Esa es la tarea que nos interpela, el camino que debemos caminar: el de la unidad, una vida sin desigualdades y con más oportunidades”, finalizó Marocco.

 

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La ciudad en movimiento

El intendente de Salta recorrió las calles cercanas a la plaza para verificar que todo marchara con normalidad, destacando el papel crucial de la Feria del Parque San Martín, donde más de 700 personas trabajan para garantizar que cada visitante se sienta como en casa. "Llevamos cuatro meses preparándonos para esta fiesta y todo está saliendo bien. Hacemos nuestro mejor esfuerzo para que los que llegan a la ciudad vivan una experiencia inolvidable", aseguró.

Por su parte, el secretario de Tránsito, Matías Assenato, explicó la importancia de los operativos de tránsito en una festividad de tal magnitud: "Los cortes que realizamos durante la mañana no son permanentes, pero por la tarde son necesarios para garantizar la seguridad de los peregrinos y el orden en el centro de la ciudad."

Assenato subrayó que todo el personal de tránsito vive estos días con una entrega especial, comprometidos a que todo funcione de manera impecable. "El esfuerzo de los salteños en esta situación de crisis es notable. Cada peso que entra se invierte en mejoras para el parque automotor, en desmalezados, y en lo que el ciudadano realmente necesita", indicó.

 

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Los peregrinos: el corazón

Pero, sin duda, los verdaderos protagonistas del Milagro son los peregrinos. Desde hace días, miles de personas inician sus trayectos desde distintos puntos del país, cargados de esperanza y fe. Este año, la festividad promete superar los 700 mil visitantes que llegaron en 2023, una cifra que refleja el profundo fervor que despiertan los santos patronos.

Los voluntarios, fundamentales en la organización, se distribuyen a lo largo del casco histórico para recibir y guiar a los peregrinos. Uno de los servidores del santuario, quien lleva varios años colaborando, expresó con emoción su labor: "Ser voluntario es un privilegio, es estar cerquita del Señor, sirviendo a los demás sin esperar nada a cambio." Su rostro refleja el compromiso y la devoción que tantos sienten en estos días de celebración.

A medida que la crisis económica golpea a las familias argentinas, las historias de sacrificio y esfuerzo son más conmovedoras que nunca. Gente de todas partes del país llega a Salta, ya sea para pedir un milagro o para agradecer por haberlo recibido.

 

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Historias de esperanza

Entre los peregrinos, los bici-peregrinos han ganado un lugar especial. Grupos organizados de ciclistas, o simplemente amigos que comparten la misma fe, recorren largas distancias en bicicleta con un único objetivo: rendir homenaje a los patronos. "La fe es el motor que nos mueve. No importa el cansancio, cuando llegamos a Salta, sentimos que hemos cumplido nuestro propósito", comparte Juan, un ciclista que recorrió más de 120 kilómetros desde Metán. Los aplausos de los salteños que los reciben en su llegada son un tributo a su esfuerzo y devoción.

Los gauchos peregrinos, con sus trajes tradicionales y sus caballos, también forman parte esencial de la festividad. Su entrada a la ciudad, montados en sus caballos y flameando las banderas, es una de las imágenes más emblemáticas del Milagro. Estos hombres y mujeres, que representan la conexión entre la tradición y la fe, cabalgan durante días para cumplir con su promesa de llegar hasta los pies del Señor y la Virgen del Milagro.

Isabel, una peregrina de 40 años que ha hecho el recorrido junto a su madre de 70 durante los últimos ocho años, es un reflejo de la perseverancia que mueve a los fieles. "Cada septiembre hacemos este sacrificio para agradecer por la salud y pedir por trabajo. No importa lo difícil que sea el camino, lo hacemos con fe y esperanza", cuenta, mientras su madre asiente con una sonrisa cansada pero satisfecha.

La solidaridad del pueblo salteño es otro de los aspectos que resaltan los peregrinos. En cada tramo del recorrido, vecinos de la zona se acercan a compartir víveres, ofrecer refugio o simplemente brindar palabras de aliento. "Sin la ayuda de la gente no podríamos haberlo logrado", confiesa Andrés, un peregrino que caminó desde La Poma durante días: "Este es un viaje de fe, pero también de solidaridad. Nos sentimos acompañados en todo momento."

 

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La emoción del encuentro

El momento culminante llega cuando los peregrinos, después de días de caminata, finalmente alcanzan la Catedral de Salta. La energía en el aire es indescriptible; las lágrimas corren por los rostros de aquellos que llegaron para cumplir con su promesa, mientras las campanas de la Catedral resuenan en señal de bienvenida. Las banderas ondean, los bombos suenan, y los cánticos de fe llenan la plaza.

El Milagro es una manifestación de la fuerza de la fe, de la solidaridad y del amor que une a todo un pueblo. Un evento que, año tras año, deja una marca imborrable en el corazón de quienes participan, recordándonos que, en tiempos de incertidumbre, la fe y la esperanza pueden mover montañas.