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El Observatorio de Calidad Institucional de la Universidad Austral advierte un mensaje de desilusión ciudadana y alerta sobre el deterioro de la confianza política.

La elección legislativa de este domingo marcó un hecho histórico que preocupa a los analistas: fue la de menor participación ciudadana desde el retorno de la democracia en 1983. Apenas un 67% del padrón acudió a las urnas, lo que deja a más de 12 millones de argentinos fuera del proceso electoral.

“No estamos felices de haber tenido razón, pero sí del trabajo que hicimos”, afirmó Marcelo Bermolén, director del Observatorio de Calidad Institucional de la Universidad Austral a Punto Uno, al analizar los resultados del estudio que anticipó con precisión la baja participación. “El riesgo era tocar el piso del 65% y lamentablemente se cumplió. Fuimos casi quirúrgicos cuando nadie hablaba del tema”, señaló.

Para Bermolén, la abstención masiva no puede interpretarse como simple desinterés, sino como una señal de protesta silenciosa hacia toda la dirigencia.

“Hay dos mensajes: el de los que fueron a votar y el de los que decidieron no ir. Ambos son muy fuertes, pero el presidente solo escuchó a uno”, analizó.

El especialista fue contundente: “Nada dijo el presidente de los argentinos que no se movieron, que silenciosamente están protestando, diciendo que están hartos, cansados, desilusionados. Ese es un mensaje muy duro que la política no está entendiendo.”

Según el Observatorio, si se extrapolan los números, el ausentismo supera incluso al apoyo obtenido por el oficialismo: “Si el 40% del 67% votó al presidente, eso representa un 27% del total. Frente a un 33% que directamente no fue a votar, ganó el ausentismo.”

Bermolén advirtió que el fenómeno compromete no solo la participación democrática sino también la legitimidad política: “Nadie puede discutir la legalidad de la elección, pero sí la legitimidad de origen. Hay un partido del ausentismo que le está ganando a los candidatos tradicionales.”

El académico recordó que en varias provincias —como Salta, donde en algunos departamentos solo votó el 43% del padrón y el voto en blanco fue la tercera fuerza— en las elecciones provinciales, la desafección es alarmante.

“Hay un mensaje de la sociedad que la política desatiende. Prefieren celebrar un resultado que discutir su legitimidad.”

 

La gente está cansada de la clase política

El director del Observatorio fue tajante frente a la lectura que suelen hacer los dirigentes: “La política interpreta mal el mensaje. Cree que la gente está cansada de votar, pero lo que está es cansada de esta clase política que no da soluciones. Es una lectura errónea y peligrosa.”

Bermolén también alertó sobre un deterioro institucional profundo: falta de transparencia, ausencia de controles, designaciones cruzadas y una justicia condicionada.

“La Argentina se ha vuelto un país de irresponsables. Nadie se hace cargo de nada. Los que cometen abusos no son sancionados, sino promovidos.”

“La democracia sigue vigente, pero necesita reflexión” Pese a la crítica, el académico no pierde la fe en el sistema: “La Argentina es una sociedad muy democrática. No hay que dar eso por sentado, hay que cuidarlo. El voto es una fiesta cívica que no debemos perder.”

Y cerró con un llamado a la clase dirigente: “El presidente debe administrar con prudencia este respaldo. No es un cheque en blanco. Y la política, toda, debe reflexionar sobre su fracaso: el récord histórico de ausentismo desde 1983.”