Hace más de 50 años, las calles de Tucumán se convirtieron en escenario de una de las revueltas estudiantiles más recordadas del país: el Tucumanazo. Antonio Marocco, entonces estudiante de Derecho, vivió en primera persona la lucha contra la dictadura de Onganía. Recuerda aquel momento como un punto de inflexión que marcó su compromiso con la educación y la política.
“En las asambleas había grandes oradores, como “Coco” Miguel y Hector Marteau, se planteaban los problemas universitarios pero no solo eso; no estábamos discutiendo solo la universidad, estábamos discutiendo política, porque además estábamos en contra de la dictadura de Onganía”, comentó en el streaming de Punto Uno.
El momento más violento que se vivió fue cuando superadas las fuerzas policiales provinciales aparecieron los federales con un equipamiento muy superior, eran momentos de mucha tensión y a plena luz del día, “entraron al comedor universitario rompiendo la puerta con unas impresionantes motos, que habían llegado en aviones militares. A mí me encontraron en una casa vecina. Estuvimos presos, hasta que apareció el interventor de Tucumán, recientemente asumido, el licenciado Carlos Imbaud. Empezaba un momento bisagra en la política, la interna del partido militar gobernante que destituye a Juan Carlos Onganía, que tiene un interregno con Marcelo Levingston y termina su ciclo con Alejandro Agustin Lanusse, quien llama a elecciones que gana Héctor J. Cámpora”.
El vicegobernador recordó el clima social y académico de fines de los 60, con becas recortadas, comedor universitario limitado, exámenes restrictivos y persecución a profesores y abogados que defendían a los docentes. En ese marco, los estudiantes conformaron una coordinadora de facultades y encabezaron las protestas.
“Los estudiantes ponían una barricada en la esquina y la gente ayudaba mucho: les daba de comer, agua, te avisaba cuando venía la policía y frente a cualquier accionar de la misma, te resguardaba en su casa. Fue una experiencia muy fuerte”, relató.
Recordó a compañeros que eran los líderes de aquellos años, Guillermo Martinelli, el Negro Bertini, Antonio Guerrero, José Ernesto Sily, Santiago Manuel Godoy, José "el Macho “Luna, Julio Díaz Lozano quienes continuaron luego su camino en la política.
Con la mirada puesta en la actualidad, Marocco reflexionó: “la defensa de la universidad va más allá de los sueldos de los docentes. Espero que ganen bien, pero también hay que poner la universidad al servicio del desarrollo de Salta, la región y el país”.
El vicegobernador destacó además la relación entre el gobierno provincial y las universidades salteñas durante los últimos seis años de gestión. “Hubo mesas de diálogo, acompañamiento y participación en jornadas. Fue un antes y un después en la relación con las casas de estudio”, afirmó.
En ese sentido, puso en valor la creación de la UPATECO como una apuesta estratégica para la formación de perfiles diversos: “desde plomeros, electricistas, albañiles, soldadores, y ahora en el campo tecnológico, todos cumplen un rol y son necesarios. La universidad, está creada y debe responder a esas demandas cotidianas de los salteños”, subrayó.
Y para cerrar dijo: “Los que creemos en la fe de los pueblos, y en la esperanza encontramos un camino colectivo a recorrer pensando, como dice Gabriel Marcel, dramaturgo y filósofo francés, la esperanza es un "crédito al futuro".