Por Josefina Medrano
En diciembre del 1997 me recibía de médica en la Universidad de Buenos Aires. Universidad pública de prestigio internacional de la cual egreso mi padre también en su momento cuando era semillero de premios nobeles en una Argentina que florecía.
Siempre agradecida por la posibilidad brindada por mis padres que con sacrifico afectivo y económico pusieron en mis manos una oportunidad de formación superior en una universidad de un estado que entiende claramente que el futuro de una nación está en la formación de su gente.
Estuve 7 años haciendo mi carrera de grado que termine en tiempo y forma y con buenas calificaciones sintiéndome feliz de haber alcanzado este título y poder llamar con orgullo a mi padre colega. Pero claro está que el camino no terminaba ahí, venia el tiempo de someterse a un examen para postularse a la residencia de pediatría donde los cupos eran casi la mitad de los demandados.
El orden de mérito del examen era determinante para poder acceder sobre todo a los grandes hospitales pediátricos de Buenos Aires. Fue entonces que ingrese al hospital pediátrico más viejo del país, el “Pedro Elizalde”, más conocido como ex Casa Cuna. Hoy todavía, cuando alguien lo nombra se me llena el pecho de orgullo y alegría de haberme formado en tan reconocido nosocomio. 4 años de residencia, 1 año de jefatura, 1 año de instructora y ya llevábamos casi 12 años de formación. 30 años edad para recién salir al mercado laboral.
En el transcurso de estos días he podido leer en la noticia sobre el avance de media sanción a la Ley de Residencias de Salud en Salta, propuesta en la Cámara de Diputados. Las expresiones sobre este proyecto han sido a mi entender bastante pobres en cantidad teniendo en cuenta la importancia del tema, el número de sectores involucrados y las personas que se encuentran comprendidas en el mismo.
Está claro que los tiempos cambian y se necesitan actualizaciones sobre determinados temas, normativas o decretos vigentes que seguramente están atemporales con la realidad.
Pero parece que en este proyecto se ha relativizado o ignorado la realidad y las causas de lo que sucede con el talento humano en salud. O quien sabe, tal vez se conozcan y se mal entendieron, dando lugar a propuestas de medidas que hasta en algún punto resultan inconstitucionales. Creyendo, que así de fácil, podremos soluciona un gran problema de fondo que afecta no solo al sistema de salud local sino también todos los del mundo.
A modo de ejemplo y con datos actuales a los fines de ilustrar la situación, les comparto un análisis que realizó el Hospital Británico de Buenos Aires, que deja ver claramente los desafíos y tendencias de la formación médica en residencias y que es claramente la realidad de nuestro país, podría decirles del mundo, y que no se agota solo en los médicos.
La foto actual sobre las residencias revela que 1.386 egresados de carreras de salud, de los cuales el 48% son extranjeros, participaron en el proceso de selección para las residencias del hospital, compitiendo por 67 vacantes. De ellos, 1.295 se presentaron a rendir examen para 55 puestos en 12 especialidades básicas médicas y 7 no médicas, mientras que 91 aspiraron a 12 puestos en 14 especialidades posbásicas. Vale aclarar que cuenta con un concurso y examen propio, independiente del Examen Único.
Observaron un desinterés por especialidades críticas como clínica médica, pediatría y terapia intensiva, que son las menos remuneradas. De hecho, el Hospital de Niños Materno Infantil de Salta por estos días está llamando nuevamente a concurso para ver si termina de cubrir las vacantes a residentes. Por otro lado, observaron un incremento en el número de postulantes para residencias en especialidades como anestesiología, cardiología, cirugía general, dermatología, diagnóstico por imágenes, oftalmología, otorrinolaringología y traumatología, debido a que son especialidades más valoradas económicamente.
En estos tiempos estamos terminando con el concepto de ”médico heroico” que se satisface solo con aplausos en una pandemia luego de trabajar 36 hs por día, hasta arriesgando su vida. Vivimos en el mundo del “casi lo inmediato” y estos médicos crecieron así. Resulta inevitable la comparación con otras profesiones, donde están saliendo al mercado laboral a los 23/ 24 años y seguramente a los 30 ya están encaminados, mientras los médicos recién están calentados motores. Estas generaciones están en la búsqueda del equilibro laboral y la calidad de vida que tanto se pregona por estos días, siendo el factor económico un punto importante en la toma de decisiones.
Ahora bien, ¿será esta ley propuesta una solución real y factible para dar respuesta a la problemática? ¿Se está pensando en el todo o solo en la necesidad de querer dar una solución a un problema de manera unilateral? Pensar en incorporar penalidades al que abandone la residencia médica parece una medida absurda, descabellada y totalmente atemporal. ¿En que profesión te penalizan por dejar de trabajar como senior en una empresa?
En definitiva, la residencia es una etapa de formación y entrenamiento a “profesionales”, donde se requiere del esfuerzo en lo académico y en la práctico. Donde es necesario el “win win”, vos me formas, me pagas poco y yo soy tu fuerza laboral que mueve el sistema. Querer disponer donde van a vivir las personas para cubrir cargos en los lugares difíciles de la geografía provincial sin beneficios que marquen la diferencia o hagan la propuesta sumamente seductora, seguramente no lograra buenos resultados.
¡El problema está sobre la mesa! Es clara la crisis del talento humano médico y no es una novedad. Su progresión hará temblar los sistemas de salud sin duda alguna.
La falta de residentes en especialidades clínicas, sobretodo las que sustentan los sistemas basados en la atención primaria como el nuestro, es realmente una gran preocupación. No hay dudas de la necesidad de una reforma del sistema de formación médica, pero ojo, esto merece un análisis más profundo sin perder de vista todas las variables que lo afectan hoy en día y que han llevado a que estemos en esta situación.
Medidas pensadas por unos pocos y pensando solo en los intereses de una de las partes, lejos de ser una solución, no será más que un nuevo gran problema.