El mundo entero en pánico por la guerra entre Israel y Palestina, Ucrania y Rusia, alerta terrorista en Francia, y en todos los lugares del globo terráqueo donde existan comunidades judías, escuelas y demás. Quince argentinos muertos en Israel y otros tantos desaparecidos. Lo que ocurre en Europa y en Medio Oriente no nos es ajeno para nada.
Por Natalia Aguiar
En este contexto para el próximo domingo 22 se espera una tormenta de arena porque se elegirá el próximo presidente de los argentinos.
Lidera todas las encuestas Javier Milei con una diferencia de entre 4 y 5 puntos según las consultoras, y luego le sigue Sergio Massa y Patricia Bullrich.
La novedad en Juntos por el Cambio es que de ganar las elecciones, Patricia Bullrich, ofrece colocar a Horacio Rodríguez Larreta, como Jefe de Gabinete y a menos de siete días para “LA ELECCIÓN”, todas las estrategias están a la orden del día.
Fue una decisión tomada por la mismísima candidata y lo que define como un acto de generosidad de ambas partes, ya que esto les permite mostrarse como una pieza única, consolida la marca “Juntos por el Cambio” y ofrece una alternativa de experiencia, capacidad de gestión y territorialidad para garantizar gobernabilidad y encarar reformas de fondo. Una excelente jugada que podría cambiar el tablero electoral.
Javier Milei
Lo llamativo es que a diferencia de las PASO, ahora la mayoría de las consultoras coloca al libertario como ganador, no se arriesgan a darlo ganador en primera vuelta, y Sergio Massa como Patricia Bullrich apuestan a ir al ballotage. Sin dudas que Javier Milei es un fenómeno digno de estudio psicológico y politólogo, sin embargo lo que se percibe en las calles argentinas es la desilusión de la política tradicional, de las mismas artimañas y tácticas de siempre. Los casos de corrupción o los excesos de Insaurralde en un yate a todo lujo, el Chocolategate, o los bolsos de López arrojados al convento, generan rechazo y hartazgo en la gente. Esa política retrógrada es la que para la mayoría de los votantes representan Sergio Massa como Patricia Bullrich.
Estos dos últimos candidatos apuntan a todas las irregularidades que cometió Milei desde que salió primero en las PASO. La verdad es que el libertario se puso más déspota, se percibe ganador cien por cien, está un poco más arrogante que antes y atrevido por momentos con periodistas y otros políticos. Se puede coincidir o no con las ideas, ideologías, percepciones de Milei, lo cierto es que viene a representar a la gente hastiada de la indiferencia política. Si llegara al sillón de Rivadavia, quizás el saco le quede grande, no se sabe si lo dejarán gobernar porque no tiene respaldo político propio en ambas cámaras, y las ideas más revolucionarias podrían ser cuestionadas de inconstitucionales por lo que tanto, poder legislativo como judicial, podrían hacerle frente. Salvo que “arreglen” como suele suceder con los que arriban al poder. Allí, Juntos por el Cambio y el peronismo serán la oposición más férrea a las ideas apocalípticas y vulnerables a derechos y garantías consagradas por la Constitución Nacional.
Dicen por ahí los muchachos peronistas de la vieja guardia, que fue el mismísimo kirchnerismo el que patrocinó la mayor parte de la campaña de Javier Milei, al que veían como un “anzuelo” para poder ganarle votantes a Juntos por el Cambio. Y ahora no pueden creer que sea Milei, el simple cachorrito de león, el que les saque más de cuatro puntos y pueda ganar en primera vuelta.
Ya no hay diálogo y en la guerra política como en el amor, todo vale.
Será momento de los políticos argentinos de hacer un mea culpa de la situación, porque de repente un libertario fuera del sistema viene y patea el tablero motosierra en mano.
En medio de la crisis financiera, las posibilidades de hiperinflación y devaluación que se escucha entre los especialistas, Javier Milei contribuyó, de a fomentar la corrida cambiaria. En un primer momento afirmó que cuanto más alto el tipo de cambio, mayores posibilidades y facilidades de dolarizar. Luego echó más leña al fuego al recomendar no renovar los plazos fijos y describir a la moneda nacional como “excremento”. Este excéntrico personaje debería dejar de ser tal, más si requiere del voto de la gente. Debería tomar consciencia de que es un candidato presidencial y dejar de estimular el fuego inflacionario.
Lo cierto es que Javier Milei se está encargando de manera personal de socavar su imagen, y el desgaste le toca la puerta. Un sondeo realizado por D’Alessio – IROL - Berensztein tras el segundo debate presidencial arroja esta sensación de desgaste del libertario incluso hacia aquellos que lo votaron en agosto. Esto determinaría que las plataformas de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio son más sólidas en ese sentido, y además los candidatos resultan más predecibles, y sus propuestas se conocen. En este punto de debilidad es que se estarían basando las estrategias de campaña de estas dos fuerzas.
Massa frente a todos
Hay que reconocerle a Massa que es el único que da la cara del kichnerismo en plena crisis, porque Cristina está desaparecida en acción, mientras intenta burlar la justicia y Alberto Fernández, como si presidiera otro país. Totalmente ausente. Quizás esperando por minutos poder abandonar el barco. Massa ha intentado mejorar sus posibilidades con miras la 22 de octubre próximo, impulsó medidas para evitar la devaluación abrupta, con las que pretende lograr competitividad frente al resto de los candidatos, pero lo cierto es que la dura realidad no lo ayuda. En su doble rol de titular de Economía y de candidato presidencial estimuló el consumo en plena crisis y logró reducir impuestos, como el de ganancias para los trabajadores. Como se lo lea, el contexto que enfrenta el oficialismo es terrible. En las PASO, el peronismo logró el peor récord de su historia. La teoría de la oferta y demanda demostraría que tirar de la soga hasta el ahogo económico de los argentinos, sólo vaticina perder las elecciones. La estrategia de Massa fue a todo o nada, pero la inflación le ganó. Su destino político podría estar condicionado no sólo en estos comicios, sino a futuro también.
Entre los politólogos no se entiende el plan de Milei. ¿Para qué fomentar la corrida bancaria? ¿Qué gana? Quizás no le interese tanto ganar estas elecciones porque es consciente de que quien asuma deberá hacer malabares con fuego. Quizás si le explote en las manos a otro candidato la situación económica, lo busquen como técnico en finanzas, una especie de salvador.
Otra opinión sobre las reacciones del libertario, analizan que quizás pretenda que todo explote por lo aires lo antes posible, ya que esta inestabilidad financiera y cambiaria lo llevará como un cohete a la presidencia. Claro que no tendrá apoyo en el Congreso, pero pondría en marcha sus estrategias económicas. Esta verborragia irracional de Milei de apostar a “todo o nada”, puede estar generando incertidumbre en una franja del electorado que quizás a último momento se incline por la certeza, la seguridad o bien prefiera “Malo y conocido, que bueno por conocer”.
En las PASO, el voto pudo haber sido de enojo, ira, hartazgo, rechazo a la inoperancia, frustración, descreimiento, desilusión y un claro llamado de atención a los políticos tradicionales. Hoy lo que se percibe es que los votantes, se vuelcan hacia un voto más pensado en un contexto de inestabilidad cambiaria, inflación ascendiente, y pobreza extrema. Quizás el votante ahora analice sus temores, sus posibilidades hacia el futuro, la sensación de vulnerabilidad, el desasosiego, la ansiedad ante la ausencia de certezas. Los empleados públicos, los judiciales, los profesionales, los escribanos, los bancarios y todo aquel que tenga cierta estabilidad podría volcarse al oficialismo. Quizás prefieran más de lo mismo y la insensata sensación de seguridad, al abrupto cambio que implica Milei y su motosierra.
Por otro lado, para este segmento de votantes la experiencia en la labor política es importante y allí sacan ventaja Bullrich, Massa y Juan Schiaretti. Por otro lado, se percibe del oficialismo cierta serenidad si ganara Bullrich, inclusos aquellos férreos devotos kirchneristas. Lo que podría ser definitivo en una segunda vuelta de Bullrich con Milei.
Lo cierto es que el peronismo está más unido que nunca por lo que habrá que ver qué sucede de acuerdo a los arreglos que efectúen con gobernadores, intendentes y funcionarios, además de sindicalistas y gremios. Se juegan el todo por el todo, la dignidad y el honor “peroncho”.
En este contexto, cualquiera de los tres candidatos con mayores chances Massa, Milei y Bullrich, podrían ganar las elecciones del próximo domingo 22 de octubre. La gente en general no está decidida en un ciento por ciento, y es factible que decida su voto en el cuarto oscuro. Los más jóvenes se inclinan por Milei al igual que gran parte de la clase obrera y bajo la línea de pobreza, la gente acomodada y con ingresos fijos o profesiones liberales prefieren lo seguro. Tal es la situación de crisis e incertidumbre política, que los argentinos eligen entre el abismo o un barranco sin fin. Otros se aferrarán a lo malo, pero ya conocido.
Todo puede suceder.