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09 12 aguiar

Desde el atentado a Cristina Fernández, la política argentina se vio alterada, fue un antes y un después sin dudarlo. Pero las mezquindades políticas hicieron que cada cual quisiera sacar tajada del acontecimiento que pudo haber sido el más trágico de nuestra historia.

Por Natalia Aguiar

Por fortuna este improvisado tirador no pudo ejecutar el arma pero la intención la tuvo y ahora la justicia investiga si se trató de un delirante y su novia o si hubo, en cambio, alguna organización conspirativa que lo llevó a gatillar, que le pagó, que lo utilizó.

La cuestión es que ahora el kirchnerismo empezó a construir a “Santa Cristina” y especulan con todo tipo de posibilidades y escenarios electorales. La idea es instalar electoralmente a la coalición gobernante, pero hasta el momento no se logró. Por eso el clamor a esta “Santa Cristina”.

El kirchnerismo apuesta al fuego sagrado que generó la posibilidad de que se terminara con la vida de Cristina, aunque a la gente de a pie, le preocupa la situación económica y la seguridad. No se puede vivir en la Argentina de hoy. No hay posibilidades ni para jóvenes ni adultos, y menos para los mayores.
La gente está preocupada en sobrevivir, mientras el oficialismo delira con la reelección y la oposición hace agua.
“Metí la pata”

Esas fueron las palabras del arzobispo de Mercedes, Monseñor Scheinig, tras pedir disculpas por la confusión que se gestó en la convocatoria a la misa por Cristina celebrada en Luján. El cura admitió errores en la convocatoria, que surgió por iniciativa del intendente deesa ciudad y reunió la adhesión del kirchnerismo; ante un sugestivo silencio en el Episcopado. Aquí no se salva nadie. La oposición fue invitada a la misa, pero no acudieron. Eso sí, avisaron.

Junto a Alberto Fernández, estuvo Eduardo Duhalde. Su presencia colaboró a fortalecer el escenario trazado por el arzobispo Scheinig en su mensaje, en el que hizo referencia a aquella crisis y llamó a “romper el círculo letal del fatalismo”. Insistió, además, en que “la oración por la paz y la fraternidad es urgente”.

“Si nos encerramos vamos al choque, al enfrentamiento, a la disolución. Si nos abrimos [al diálogo], podemos encontrarnos, escucharnos, dialogar, trabajar por el bien común, fortalecer la democracia y reconstruir con esperanza la patria herida”, dijo el arzobispo, al citar pasajes de la encíclica Fratelli Tutti de Francisco. Lo acompañaron el vicario episcopal para las Villas de Emergencia, el obispo Gustavo Carrara, y varios sacerdotes que integran el equipo de curas villeros, como también dignatarios de otras confesiones religiosas.

Schenig tiene 63 años, y se formó en la diósesis de San Isidro, pero además trabajó junto al cardenal Jorge Bergoglio en la pastoral urbana del área metropolitana. Francisco lo nombró en la arquidiócesis de Mercedes-Luján, primero como obispo auxiliar, en 2017, y dos años después como arzobispo. En el Episcopado integra la Comisión de Pastoral Social.
“La paz social está frágil y amenazada”, afirmó el arzobispo de Luján al presidir la misa por el ataque a “Santa Cristina”. Casi con sentimiento de culpa, el arzobispo pidió que no se malinterpretara el mensaje que daba la Iglesia con la celebración de la misa. “Aquí vienen millones de peregrinos de todas las realidades sociales, de todos los partidos políticos y movimientos sociales. La Virgen de Luján es la garante de la unidad del pueblo argentino. Nadie debería quedarse afuera de la Casa de María en Luján”, señaló. Es que sin querer queriendo, se metió en camisa de once varas.

También en la Basílica de Luján se encontraron en diciembre de 2019 Mauricio Macri y Alberto Fernández, en una misa que se brindó antes del traspaso de poder.

Quizás tras esta torpeza podrían recapacitar y organizar una reunión de paz, o misa para Argentina. País que necesita paz, tranquilidad, políticos que representen a sus ciudadanos con lealtad y dignidad.

 

Nueva forma de gobierno

En Argentina la figura del presidente desapareció por completo. Alberto Fernández sólo aparece para las fotos, entregas florales y misas de paz. Se esfumó como cabeza del ejecutivo y parece haber delegado en Sergio Massa, la función de administrar la política argentina.

Massa logró conseguir dólares para las reservas del Banco Central, pero al llegar las nuevas facturas de luz y gas, la gente no estará para nada contenta. Mucho menos ante un 5 y hasta 6 por ciento de inflación mensual. Imposible vivir. El malhumor generalizado hará estragos.

Todos los esfuerzos están puestos en salvar a Cristina del cuestionamiento judicial, de las balas perdidas y de su propia ceguera. Es que nunca advirtió que casi la matan, o que un hecho de esas incumbencias podía llegar a suceder, ya que las pasiones, odios y amores, las generan desde su costal.

Estamos ante un fenómeno fetichista. Se está gestando una figura mística alrededor de Cristina, como si se tratara de una diosa griega, pagana, pero diosa al fin. Pronto venderán en los kioskos de Argentina la figura de Cristina en tasas, remeras, cortinas y cuadros, como se está haciendo en Inglaterra con la figura de la reina Isabel II tras su deceso.
“Santa Cristina” es el mensaje que el oficialismo pretende inculcar en el inconsciente colectivo para lograr impunidad judicial, y volcarse de lleno a una nueva carrera electoral.

¡Que peligro por Dios! Será el culto a un ser viviente, contemporáneo y predispuesta a ganar elecciones otra vez. Harán altares a lo largo y ancho del país para venerarla con velas, flores y figuras fetichistas a “Santa Cristina”. Se le adjudicarán milagros, y la gente querrá tocarla para ser salvada. No faltará algún obsecuente de su política que incluso le pida al mismísimo Papa Francisco que la declare Santa. Viva, pero Santa al fin.
El oficialismo busca dividir a sus oponentes, los gobernadores peronistas están comunicados y en guardia. El kirchnerismo amenaza a la justicia y amedrenta a jueces y fiscales que se atrevan a “tocar” a Cristina.
Ese amor a la líder, la cabeza del poder oficialista, se transforma en un odio peligroso. Como todos los extremos, que son malos.
Ya está instalada la figura trascendental de Ella. “Santa Cristina”, Dios nos libre y nos guarde.