Gobierno de Salta
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02 06 hessAntes de ayer comenzamos una enumeración de las barbaridades que vienen haciendo y diciendo los altos mandos del oficialismo, con el presidente a la cabeza y su muñeco pepito, Manuel Adorni, en rondas de prensa. Hoy continuamos con ese recuento, tan insólito como alarmante.

Por Franco Hessling

Decíamos que la innumerable cantidad de irrupciones públicas desopilantes de LLA logran sobrecoger incluso a la población argentina, acostumbrada a los poderes centralizados, los caudillismos, las acciones inesperadas y los actos públicos de políticos nada decorosos.

Decíamos también que son tantas esas vociferaciones y arbitrariedades que no caben en una sola dupla de columnas. Por eso, hemos optado por mencionar sólo aquellos actos de LLA en torno a la cuestión parlamentaria.

Esa cuestión, mencionábamos, estriba en dos grandes instrumentos, el mega DNU y el proyecto de ley que originalmente tenía más de 600 artículos. En cuanto al primero, hemos explicado que no se cumplió el requisito constitucional de conformar una bicameral para darle dictamen y que la negacionista vicepresidenta, Victoria Villarroel, se encargó de rechazar el legítimo pedido de los senadores de que se trate en plenario.

Villarroel suele tener una actitud provocadora y altanera, aunque desde que Patricia Bullrich y Luis Petri le coparon las áreas de gobierno que le habían sido prometidas en la campaña, viene volando bastante bajo. Con su fama de reivindicadora de los golpes de Estado, esa actitud ha hecho que algunos columnistas rioplatenses se atrevan a conjeturar un eventual asalto del poder palaciego, en el que tramen alianzas de conspiración la vicepresidenta y el expresidente, Mauricio Macri.

Vayamos ahora al plato fuerte. Desde que se inauguró el período extraordinario de sesiones para la Asamblea Legislativa, sweet kitten chairman se ha dedicado a dar muestras de su falta de tacto, de su carestía de elocuencia, de su ineptitud política y de su notoria tendencia al autoritarismo. Milei no admite disidencias y desde el día uno de este debate ha venido diciendo que no estaba dispuesto a negociar nada.

De hecho, acompañó esas afirmaciones con decires de lo más ofensivos, como que los diputados eran unos coimeros, que estaban acostumbrados a recibir esa clase de “sobres” y que por eso dilataban la aprobación de su proyecto de ley, un ostensible delirio jurídico que pretendía refundar la Constitución Nacional. Felizmente, aunque al cierre de edición de esta columna el proyecto no tiene ni media sanción, ya ha sido reducido enormemente.

Las intervenciones públicas de Milei al respecto fueron agraviantes contra los legisladores y, además, representaron una dificultad más para sus propios funcionarios encargados de encabezar las negociaciones, es decir, Martín Menem –presidente de la Cámara de Diputados-, Guillermo Francos -Ministro del Interior- y Rodolfo Barra -Procurador del Tesoro-. Detalle genealógico no menor: el primero es sobrino del ex presidente neoliberal, Carlos Saúl, el segundo fue funcionario de aquel gobierno y el tercero formó parte de la Corte Suprema de la servilleta, esbirros de dicho presidente.

No conforme con eso, Milei continuó sus intervenciones públicas acusando con vocinglerías a los legisladores por no querer aprobar su proyecto a sobre cerrado. Con la actitud caprichosa de un déspota sin preparación para gobernar, como ciertos reyes a los que el linaje los apresura a tomar el poder en edades púberes, sweet kitten chairman y su mejor amigo, el otro púber político, Manuel Adorni, continuaron con las extorsiones a cielo abierto, como si de extractivismo político se tratara.

Así, el punto cúlmine de estas actitudes autoritarias, brabuconas y extorsivas llegó con la negociación con los gobernadores, la mayoría de los cuales no estaban nada reacios a acompañar el proyecto si se iban cediendo modificaciones. Milei y los suyos, por supuesto su muñeco pepito que hace de vocero y su ahora superministro Nicolás Caputo, repitieron sin reparos la amenaza de que si no se aprueba el proyecto de ley se disminuirían las partidas a las provincias.

En el medio, dato aparte pero también ostensible de esta forma de actuar del presidente, le dijo asesino, sin pruebas, a otro presidente, el colombiano Petro. Lo asombroso no es que afirme algo que no es cierto, ni que lo afirme sin pruebas, puesto que esas dos características son típicas de los libertarios, desde las primeras semanas de la campaña. Lo curioso es que el cipayismo de la casta política ante Milei ha hecho que nadie, hasta ahora, condene con denuncias formales estos exabruptos y extorsiones.