Josefina Medrano
¡Bienvenida primavera! Esta estación del año tan amena donde todo empieza a verdear, aparecen los colores de las flores y hasta impresiona que con los días más calentitos el buen humor florece en las personas. La primavera tiene descripto su espíritu vibrante en un apartado de las 4 Estaciones de Vivaldi.
Con la llegada de estos días cálidos y las actividades al aire libre, los insectos se convierten en protagonistas inesperados de nuestra vida cotidiana. Mosquitos, abejas, avispas, hormigas y pulgas aparecen con mayor frecuencia y con ellos las consultas por picaduras se vuelven frecuentes en el consultorio pediátrico.
Los padres preocupados asisten en busca de consejos, tanto para tratar las lesiones producidas por los insectos, como para prevenir las mismas. Si bien la mayoría son leves algunas pueden transformarse en lesiones más complejas y las menos en una emergencia real.
Es por esto importante decir que vale la pena conocer la diferencia entre una reacción normal o una reacción alérgica. Las picaduras comunes generan una roncha con enrojecimiento, picazón o dolor local leve. Suelen durar horas o un par de días. En cambio, la reacción alérgica puede ser mucho más intensa: hinchazón extensa, aparición de ronchas en todo el cuerpo, dificultad para respirar o mareos. En los casos más graves, hablamos de una anafilaxia, una urgencia médica que requiere atención inmediata.
Habrán escuchado por ahí decir “a mí me persiguen los mosquitos, ¿será que tengo sangre dulce?” Lo cierto es que desde el punto de vista científico hay determinados factores que nos predisponen a estar más propenso a sufrir picaduras, transformándonos en un verdadero imán humano. Está demostrado que dos factores que producimos naturalmente actúan como señales irresistibles: el ácido láctico del sudor y el dióxido de carbono que exhalamos al respirar. Es por eso que quienes hacen actividad física al aire libre o transpiran más suelen convertirse en blanco fácil de las picaduras. También, y sin tanta base científica, se dice por ahí que determinados perfumes o desodorantes actuarían de igual manera.
Pareciera que lo importante en esta época es poder reconocer quienes son los que nos pican y los factores protectores frente a esta tentación que representamos para estos insectos principalmente los mosquitos, que aprovechan las bondades del clima y el aumento de las personas al aire libre para hacer su aparición con más fuerzas, impulsados por su característica de necesitar calor y agua para reproducirse.
De manera sencilla les comparto características para diferenciar quien podría ser el culpable de este malestar. Los mosquitos: dejan ronchas pruriginosas, más frecuentes al atardecer y en zonas húmedas. Las abejas y avispas: causan dolor agudo e hinchazón. Las abejas dejan el aguijón clavado. Las hormigas: provocan múltiples lesiones, con ardor o incluso pequeñas ampollas. Y las pulgas: suelen picar en línea o racimo, con picazón intensa.
Dentro de los factores protectores, claro está que los repelentes son lo más eficaz contra la picadura. Solo habrá que bien seleccionarlos. En adultos: se recomiendan DEET (hasta 30%), icaridina o IR353. En bebés menores de 2 meses, no deben usar repelentes químicos. La protección debe ser solo física: mosquiteros, ropa liviana de manga larga y ambientes libres de agua estancada. Bebés de 2 meses a 2 años: se recomienda únicamente icaridina hasta 20%, aplicada una sola vez al día. No usar DEET en este grupo etario. En niños mayores de 2 año, se pueden usar DEET hasta 10% o icaridina hasta 20%, siempre evitando boca, ojos y manos, debiendo aplicarse sobre piel expuesta y nunca debajo de la ropa, evitando ojos, boca y heridas. En niños, lo ideal es que lo coloque un adulto con la mano, no directamente con el spray. Si bien existen en el mercado velas y pulseras a base de citronela, no resultarían ser tan eficaz por la dispersión que sufren con el aire.
La ropa también protege: mangas largas, pantalones claros y telas livianas pero cerradas, reducen el riesgo de picaduras. En áreas rurales o selváticas, es clave usar calzado cerrado. Y en el hogar, mosquiteros y espacios libres de agua estancada son aliados imprescindibles, sobre todo en zonas endémicas como la nuestra, donde el Aedes Aegypti es parte de nuestras vidas.
Es tiempo de primavera y no serán ellos, “los insectos”, los que nos impedirán disfrutar de los días al aire libre. Solo será necesario protegernos lo suficiente y si de alguna manera nos alcanzan, conocer en qué momento debemos concurrir a la consulta médica para recibir el consejo oportuno sobre que hacer.