Josefina Medrano
Amanece en San Lorenzo y desde mi ventana contemplo el cerro Elefante que dibuja su silueta contra un cielo que lentamente se vuelve azul. Ese azul de nuestro invierno diáfano que nos anuncia que será un lindo día. Hoy en Salta tenemos el privilegio de respirar ese aire puro que pareciera ser lo común, sin embargo, el aire está cada vez más contaminado en el todo mundo, transformándose en una amenaza real para la salud de las personas.
El 7 de septiembre se celebra el Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul, que como todos los días internacionales “de”, lo que busca es invitar a tomar conciencia sobre un problema que afecta a todos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la contaminación del aire es hoy uno de los principales riesgos ambientales para la salud humana, al mismo nivel que el tabaquismo o la mala alimentación. Cada año, siete millones de personas mueren prematuramente en el mundo por enfermedades asociadas a la polución, y millones más padecen una vida con calidad reducida que afecta de manera desigual a distintas poblaciones.
Cuando hablamos de aire contaminado pensamos muchas veces en el polvo visible o en el humo, como es común ver en esta época del año en nuestros pagos. Pero los enemigos más peligrosos y que enferman en realidad son invisibles.
La OMS señala con claridad estos contaminantes principales y advierte que concentraciones más bajas de contaminantes, que antes se creían seguras, ya dañan nuestra salud. Para que los tengan en mente, estos son algunos de ellos y los efectos más relevantes que producen.
Las Partículas en suspensión (PM₂,₅ y PM₁₀): son microscópicas y se generan principalmente por la quema de combustibles fósiles en transporte, energía, industria y agricultura. Las PM₁₀ ingresan en los pulmones, y las aún más pequeñas, PM₂,₅, atraviesan los alvéolos y llegan al torrente sanguíneo. Sus efectos: infartos, accidentes cerebrovasculares, enfermedades respiratorias crónicas, cáncer de pulmón y, en los últimos años, hasta vínculo con deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas.
El Ozono (O₃): se forma cuando distintos contaminantes reaccionan con la luz solar. A nivel del suelo, lejos de protegernos, es un gas irritante que causa asma, bronquitis y reduce la función pulmonar.
El Dióxido de nitrógeno (NO₂): producto de los motores de combustión y procesos industriales. Está estrechamente asociado con enfermedades respiratorias, sobre todo en niños, y agrava el asma.
El Dióxido de azufre (SO₂): generado por la quema de carbón y petróleo. Irrita las vías respiratorias y, combinado con otros contaminantes, potencia la formación de partículas finas.
El Monóxido de carbono (CO): gas inodoro e invisible, que en niveles elevados desplaza el oxígeno en la sangre y puede ser letal. Siendo la intoxicación por este en esta época del año una causa bastante frecuente de consulta en guardia.
Se sabe a ciencia cierta que la contaminación no afecta a todos por igual. Los países de ingresos bajos y medios, como muchos de Latinoamérica, son los que cargan con el mayor peso de morbilidad. La OMS estima que el 80 % de las muertes relacionadas con la exposición a las partículas PM₂,₅ podrían evitarse si se alcanzaran los niveles recomendados en sus nuevas directrices, señaladas por organizaciones que trabajan de le tema. Es decir, millones de vidas podrían salvarse con acciones de impacto sobre el tema.
Así mismo, la OMS plantea con claridad que respirar aire limpio es un derecho humano fundamental. Un tema relevante de salud pública y de equidad. Y que cada vez que permitimos que la contaminación avance, estamos hipotecando el futuro, especialmente de quienes menos pueden defenderse.
Otro aspecto clave es la relación entre calidad del aire y cambio climático siendo dos caras de una misma moneda. Trabajar en reducir emisiones de contaminantes atmosféricos es crucial ya que también disminuyen los gases de efecto invernadero, y viceversa. Actuar sobre ellos tendría beneficios casi inmediatos tanto para la salud como para el clima.
En nuestra provincia aún respiramos aire más limpio que en muchas grandes urbes del mundo. El cielo azul sobre los cerros es parte de nuestra identidad y de nuestro bienestar. Cielo azul que seguramente nos acompañará en las festividades venideras del Señor y la Virgen del Milagro y que nos dará un marco de recogimiento y renovadas esperanzas. ¡Es un privilegio que debemos cuidar! Pero ese privilegio exige compromiso. No podemos esperar a perder lo que tenemos para recién valorar su importancia.
Muchas veces escucho por ahí decir y descreer la importancia del cuidado del medio ambiente, desligándonos de alguna manera de la responsabilidad del problema ambiental. El Día Internacional del Aire Limpio es una oportunidad para reflexionar y, sobre todo, para invitarlos a comenzar a actuar.