marocco 2502 colAntonio Marocco

La patria libre volvió a cumplir años. Vengo de la querida vecina provincia de Tucumán, donde —como desde tiempos inmemorables— se volvió a vivir la emocionante liturgia de una de las fechas más simbólicas del calendario nacional.

No pudimos contar con la presencia del presidente Javier Milei. Consta que mucha gente esperaba ver a su presidente en el Jardín de la República. Las condiciones meteorológicas, según informaron desde Casa Rosada, impidieron el vuelo que lo traería al norte profundo del país. Otra vez será.

De todos modos fue una fiesta popular, a tono con la tradición de un pueblo que lleva el nacionalismo en sus más íntimas fibras. Nuestra Nación es mucho más que nuestra Selección Nacional. En las ventanas y en los balcones colgaban la banderas celestes y blancas. Las familias se juntaron a comer algún plato tradicional. Las redes sociales se llenaron de imágenes, videos y textos que evocaban el orgullo patrio: el orgullo de un país que abrió de manera temprana su camino hacia la libertad, la independencia y el rechazo a toda forma de dominación extranjera.

Siempre que el calendario nos pone ante una efeméride significativa, es valioso mirarla en el contexto de la actualidad, releerla y reinterpretarla. Aprender más y tomar notas sobre los valores, los principios y las intenciones que subyacieron a la epopeya. Lo que ocurrió aquel 9 de Julio de 1816 en la Casa Histórica de Tucumán fue quizás uno de los hitos más importantes pero no el único.

Para que se pueda declarar la independencia de las Provincias Unidas fue necesario la confluencia de condiciones que la hicieran posible y sostenible. Eso incluyó la voluntad libertaria de los hombres de la patria y el consenso entre ellos. Un consenso que guardaba recelos y diferencias enormes en un territorio extenso y heterogéneo. Pero había intereses superiores que trascendían a los intereses particulares de las provincias. Empezaba el proceso de la organización y la unidad nacional.

¿Qué significa en el 2025 la independencia? ¿209 años después podemos afirmar que se trata de un proceso acabado y concluido?

¿Acaso no sigue vigente en nuestro pueblo aquel sueño que guió a los hombres de Mayo? ¿Podemos decir que hemos roto definitivamente las cadenas del colonialismo? ¿Que somos una nación justa y libre?

Sin dudas, a la luz de la historia, nuestro pueblo ha conquistado muchos derechos en el camino, pero justamente eso es lo que invita a seguir caminando. Nunca llegó el fin de la historia.

Hoy nuestro país debe repensar la independencia, pensar qué significa en términos modernos, saber que es un proceso y una lucha que todavía continúa. La independencia formal de nuestra nación no siempre se corresponde con la independencia real. Vivimos en un mundo en el que aparentemente la fuerza volvió a imponerse sobre la razón: daría la impresión que para algunos compatriotas tienen más peso las imposiciones del Fondo Monetario Internacional que el acta de la Declaración de la Independencia.

No seremos realmente independientes en la medida en que no desarrollemos nuestro territorio. La independencia hoy exige que seamos capaces de producir y vivir con lo nuestro, que realmente podamos decir que los argentinos vivimos en un país libre, justo y soberano.

Los invito a no bajar los brazos; la historia nos empuja y el futuro nos convoca.

 

Columna emitida por FM Aries.