Por Martín Plaza
La tristeza, la sensación de orfandad, debemos entenderla en el marco del sentimiento de resignación cristiana. En ese saber que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, y que ese plan es bueno.
En la Pascua, Jesús ha resucitado, y entonces la vida ha vencido a la muerte. Sin embargo el Padre Jorge ha muerto.
Nunca un Papa nos fue más cercano. Cuando hablaba, nos hablaba a cada uno de nosotros. Nos miraba, y nos comprendía.
El mundo perdió un líder, un hombre bueno, un justo.
Había quienes cuestionaban algunas de sus posturas, ideas o gestos. Su concepción de iglesia nos permite entender que esas personas son con quienes debemos dialogar y esforzarnos en comprender.
Honró el nombre de Francisco. Algo tan difícil, porque había que estar a la altura de todo lo que simbolizaba el nombre del pobre de Asís.
Su liderazgo religioso, moral, social, político se construyó desde el ejemplo, desde la humildad, desde la comprensión, desde la bondad. Ese liderazgo va más allá de países, religiones e ideologías. Desde distintos ámbitos lo siguen, lo escuchan, lo toman como modelo.
Con Francisco el mundo fue un poco mejor. Porque a partir de sus enseñanza, todos tomamos mayor conciencia de los desafíos de esa época, y dentro de nuestra debilidad, decidimos comprometernos en algunas causas.
En la causa de “no invisibilizar la pobreza”, de promover “la cultura del encuentro”, de “cuidar la casa común”, de promover el fin de guerras y evitar el inicio de otras, de combatir la pedofilia y los abusos con hechos concretos. Por mencionar solo algunas.
Creo que nunca hubo un Papa que estuviera más cerca de los necesitados, que somos todos.
De los pobres, de los emigrantes, de los marginados, de los necesitados. En fin, de todos aquellos a los que Jesús se acerco. Recorrió el mundo entero, porque iba donde la gente lo necesitaba.
Todo el tiempo escuchamos anécdotas sobre su simpleza, su generosidad, su buen humor, su cercanía.
Ya moribundo, y quizás sabiendo su destino, decidió contra todo consejo, estar cerca de la gente que quería verlo, y allí nos bendijo a todos, antes de abrazarse con el Padre eterno.
Ha muerto el padre Jorge, ha nacido un símbolo de paz, el Papa Francisco.