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Por Natalia Aguiar

Unos días de tensión entre los libertarios y tres derrotas en el Congreso de la Nación, demuestran la vulnerabilidad del Gobierno que intentará recuperar centralidad en medio de una interna cada vez más áspera e indisimulable.

Si bien Javier Milei confirmó que vetará el aumento a los jubilados que votó el Senado, la Casa Rosada afrontará el desafío de contener y omitir la posible insistencia de la oposición con la fórmula de movilidad previsional. ¿Quién dijo que sería fácil?

Los libertarios quedaron vulnerables y debilitados en sus sucesivas cruzadas en el parlamento. Primero perdió la titularidad de la Bicameral de Inteligencia; luego, Diputados rechazó el DNU que amplió el presupuesto para la SIDE; y finalmente, el revés que significó la sanción del aumento a los jubilados. Y como si fuera poco, una interna cada vez más dura y en la que nadie se esmera por disimular, parece anunciar nuevos capítulos de una telenovela, con la inminente expulsión de la diputada de La Libertad Avanza, Lourdes Arrieta, en medio de durísimos cruces con miembros del propio espacio y entre acusaciones de “trabajar para el kirchnerismo”. Y como si no faltaran condimentos, se exponen ya sin mesura, las diferencias cada vez más profundas entre Milei y la vicepresidenta, Victoria Villarruel.

“Degenerados fiscales” fue la frase que usó el Presidente para calificar a los integrantes del bloque del PRO que votaron la fórmula jubilatoria, y los acusó de querer romper el equilibrio fiscal. Un impulso arriesgado si se considera que el oficialismo debe construir una mayoría parlamentaria, mientras afloran debilidades y falta de capacidad en sus referentes.

Ahora el Gobierno impulsa el veto presidencial y Milei se obsesiona con sostener el déficit cero. Por otro lado, los bloques opositores saben que necesitan lograr los dos tercios en cada cámara para sostener la voluntad legislativa. Si no lo consiguen, quedará firme el veto de Javier Milei.

Los libertarios creen que les resultará complejo a los diferentes sectores de la oposición mantener los números conseguidos en ambas cámaras del Congreso para evitar el veto presidencial. Esperan contar con el apoyo de los bloques del PRO, un sector del radicalismo, fuerzas provinciales con vínculos con los gobernadores y algunos referentes de Unión por la Patria, vinculados al gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, para frenar cualquier intento de insistencia en el proyecto que -afirma Milei- complica el déficit cero.

Guillermo Francos, está al mando del operativo “salvataje” quien el próximo 4 de septiembre dará su informe en Diputados.

La letra constitucional es clara: En caso de que el presidente vete la ley, el proyecto vuelve al Poder Legislativo, que puede aceptarlo o insistir en su sanción. Si ambas cámaras cuentan con dos tercios de los votos para imponer su criterio inicial, la ley se promulga, aunque el presidente no esté de acuerdo. Si no lo consiguen, se mantiene el veto y el proyecto no puede volver a tratarse en las sesiones de ese año.

 

Cortocircuito

La semana pasada, quizás saturado, Santiago Caputo, el hombre “cerebro” de Milei, decidió tomarse unos días de vacaciones en la Patagonia. Tras su ausencia, llegaron las derrotas legislativas, las internas destructivas de modo infantil, sin tácticas políticas.

Uno de los objetivos parece haber sido sacar del seno de poder a Santiago Caputo. El asesor presidencial, junto a Karina Milei y el presidente componen un nexo inquebrantable. Aunque Caputo acumula cada vez más y más enemigos. Ya los colecciona.

Su principal opositor es Mauricio Macri, que en sus charlas con Milei en Olivos ya lo expone sobre la mesa sin titubear. Macri sostiene que Caputo es el encargado de poner piedras en el camino para lograr un acuerdo entre Pro y LLA. Dentro del Gobierno, Caputo también recolecta enemigos, uno de ellos es la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello y la vicepresidenta, Victoria Villarruel. Otros funcionarios también lo señalan con malos ojos. “Es el monje negro de Milei”, sostienen los propios libertarios.

“Está bien que yo me lleve la marca de la política”, le dijo Caputo a sus cercanos. Es consciente de que su accionar entre sombras, molesta a muchos. Se enorgullece de ser el “Monje Negro”.

La semana pasada, mientras Milei y Macri cenaban en Olivos, Karina Milei y Santiago Caputo intercambiaron complicidades en sus conversaciones telefónicas, ya que ambos miran a Macri con profunda desconfianza. “Karina lo banca a Caputo, por ahora, aunque ya llegaron a sus oídos algunos negocios del asesor presidencial que la Secretaria General de Presidencia no tenía en el radar”, explicó un cercano colaborador de “El Jefe”.

Sandra Pettovello, es otra funcionaria que detesta a Caputo porque siente que pretende inmiscuirse en sus funciones e impulsó operaciones de inteligencia en su contra. Lo reconoce como “peligroso”.

Milei, ahora enamoradísimo de Amalia “Yuyito” González, pasa por alto las escenas infantiles de sus funcionarios pero confía ciegamente en Caputo y lo defiende. “Junto a mi hermana, Santiago es el triángulo de hierro. Mientras que ellos sigan mostrando un desempeño extraordinario, no hay chances de que se los cuestione”, dijo Milei en una entrevista en Radio Rivadavia. “Les molesta que Caputo tiene un coeficiente intelectual varias veces por encima de la media. Él juega la mancha con los aviones respecto a los precámbricos que andan dando vuelta por la política”, retrucó.

Para Milei, Santiago Caputo, es un gran estratega, aunque esta semana tuvo un traspiés más en la designación de la estratégica presidencia de la Comisión Bicameral de Control de los Organismos de Seguridad e Inteligencia, que es la que tiene que auditar a la SIDE. Él había trabajado para garantizar que el senador peronista Edgardo Kueider se quedara con el cargo, y hasta lo había hablado con Cristian Ritondo, pero éste viajó a Estados Unidos -quizás como estrategia- y lo dejó sin apoyo. Con el vicerrector de la UBA, el radical Emiliano Yacobitti, también había cerrado un acuerdo para que se sumaran apoyos de la UCR, Martín Lousteau y Mariela Coletta. Además, había hablado con la presidenta del senado, Victoria Villarruel, para nombrar a Kueider. Sin embargo, ella pulseaba por el macrista Martín Goerling. Caputo veía en éste un peligro de otorgarle poder a la Vicepresidente y a Macri.

 

La Bicameral, DNU y cálculo previsional

Pero la cuestión no le salió como lo pensaba y con apoyo kirchnerista, Lousteau se quedó con la presidencia de la comisión, por la que tanto peleaba.

“Macri cree que Santiago arregló la bicameral con Yacobitti y con el kirchnerismo y que ahora va a negociar con ellos el pliego de Ariel Lijo”, deslizó un asesor del ex presidente. La cuestión está que arde.

El Pro bajó la orden a sus diputados para que voltearan el DNU que le asignó $100.000 de fondos reservados a la SIDE. “Esos fondos reservados son un arma secreta para el Gobierno”, dijo un experimentado en servicios.

Pero no se terminó ahí. El jueves pasado, los senadores de Pro votaron a favor de la ley que cambia el cálculo previsional del Gobierno y brinda una recomposición de un 8,1% para los jubilados. Y para Milei fue una daga por la espalda. Milei detesta todo aquello que rompa el equilibrio fiscal y ponga en peligro la baja de la inflación, su razón de vida.

Las tres derrotas seguidas del oficialismo en el Congreso le demostraron a Milei su vulnerabilidad política ¿Qué pasaría si esto se repite? También hay que decirlo, el Gobierno no trabajó con esmero como lo hizo con la Ley Bases.

Además sale a la luz la falta de capacidad de muchos representantes de LLA como el caso de la diputada Lourdes Arrieta, que denunció a titular de Diputados, Martín Menem, y esta semana protagonizó un escándalo en una reunión de bloque. Fue la principal cara del espacio durante la campaña en su provincia.

Estas revelaciones inapropiadas de los representantes libertarios, que ya nadie defiende en el Gobierno, hacen que Milei mantenga la idea de una alianza con el Pro. Es consciente de que no tienen cuadros políticos dignos. Esto lo obliga a consensuar con Macri, aunque no le guste la idea. No tenemos ni un cuadro político digno”, dijeron muy cerca del ministro coordinador.

Los encargados del armado libertario son Karina Milei y Eduardo “Lule” Menem. Y si bien ya cuentan con la estructura legal para tener un partido nacional, ahora se concentran en armar una base de dirigentes sólidos en sus capacidades. Se sustentan en delegaciones de Anses, PAMI y Vialidad Nacional. Karina aspira a una línea de referentes violetas, puros y respetables.

Milei, si está decidido a acordar con Macri, deberá convencer a su tríada de confianza, Karina y Santiago Caputo. Pero el presidente no se mide y describió a la oposición como “una manga de mentirosos demagogos”. Es que no soporta que lo contradigan, es bien totalitario, si de eso se trata. Contrataca y aseguró que “quebrar 100 años de decadencia no es una tarea fácil” y que sabía que la “casta” iba a tratar de hacerle “la vida imposible” para evitar los cambios.

Lo cierto es que las internas libertarias, ponen en el tapete la falta de experiencia y que los representantes electos llegaron por suerte del destino, sin propósitos serios, ni capacidad para el rol que ocupan. Muchos menos para honrar un cuadro político a nivel nacional.

Se terminaron los pajaritos en la cabeza. Llegó la hora de que Milei deje de ser el “jamoncito” del sándwich como dijo Villarruel y se ponga al hombro el aspecto político de su Gobierno.

La fragilidad de su gobernabilidad lo apremia.