columna maroccoEn la columna siguiente a las PASO, cuando analizábamos el primer lugar obtenido por Javier Milei, observábamos que su buena performance podía explicarse en base a tres condiciones que se mencionan en el Manual de Conducción Política.

Por Antonio Marocco

Liderazgo, organización y proyecto de futuro. Primero, el economista había logrado para las PASO consolidar un liderazgo fuerte y legítimo en una base electoral movilizada. En segundo lugar, consiguió construir una organización política que militó a destajo su proyecto en todos los campos, y que además le fiscalizó con tenacidad los votos desde Ushuaia a La Quiaca. Tercero: en la construcción del terreno preelectoral, mientras el resto de las fuerzas no resolvía sus internas, Milei fue el candidato que mayor capacidad tuvo de llegar a los sectores populares con una explicación concreta sobre la crisis y una propuesta de futuro diferente.

Desde luego no estamos hablando de los contenidos de sus discursos, ni del perfil de su liderazgo, ni de las consecuencias de sus propuestas. Ese debate ya está en la calle, en la conversación de cada argentino, y tendrá su momento culmen el próximo 19 de noviembre en las urnas del balotaje.

Una lectura para aproximarnos a entender que lo que se llama “el fenómeno Milei”, no es otra cosa que el producto de un proceso bien planificado y trabajado. No es poca cosa que haya estado semana a semana en el centro del debate público, sometiéndose a las críticas de sus adversarios y ofreciéndoles a los propios infinito material para militar y viralizar.

Quienes lo subestimaron se equivocaron. Milei fue el candidato más votado en toda la Argentina y se convirtió en uno de los políticos outsiders más emblemáticos del mundo. Ahora bien, lo que pasó después lo podríamos explicar con una metáfora futbolera.

Después de las PASO. a Milei parece haberle ocurrido eso que cada tanto les ocurre a ciertos defensores con poca proyección de ataque. Algún domingo hacen un gol y no saben cómo festejar. O como le pasa al equipo que hace tiempo cuando va ganando y después se lo dan vuelta.

Es difícil mantener el rendimiento alto del equipo con compañeros que no se conocen, que juegan diferentes alineaciones, que confunden las tácticas y los momentos, que no comparten el mismo amor a la camiseta, que van a chocar en todas sin medir. Ni hablar de los goles en contra.

La cuestión es que el partido se dio vuelta en el segundo tiempo. Ahora se vienen los penales que van a definir la final más importante de los últimos cuarenta años de democracia. Y con eso termina la metáfora futbolera, ante el temor de que se vulgarice demasiado la columna frente a la crítica del oyente o el lector exigente.

La victoria de Milei terminó de clarificar lo que se estaba poniendo en juego en la República Argentina.

Pasadas las PASO, el peronismo tuvo más reflejos que Juntos por el Cambio para procesar el nuevo escenario.

Sergio Massa, a fuerza de iniciativa política, capacidad de gestión y voluntad infranqueable, recorrió cada rincón del país convocando a los sectores del trabajo, de la producción y de la industria, a los hombres y mujeres de la educación, de la salud; a la clase media, a las pymes, a los jóvenes y a los jubilados.

El candidato de Unión por la Patria buscó tender puentes mientras otros se revoleaban muertos e insultos. Esto quedó claro en los debates con más de 40 puntos de rating. Massa tuvo la capacidad de poner el diagnóstico de la crisis que atraviesa nuestro país sobre la mesa, distinguir responsabilidades, explicarle a la sociedad la cuestión de la sequía, de la guerra, de la deuda con el FMI. En paralelo, también exhibió el camino de estabilización de la macroeconomía y ejecutó las medidas que las mayorías venían reclamando y mereciendo hace tiempo: recuperación del crédito, programa de acceso a lotes para vivienda, devolución del IVA a la canasta básica, aumento del poder adquisitivo del salario de los trabajadores frente a la inflación, incremento del presupuesto en salud y educación pública, mejoras en las tarifas de los servicios, incentivos fiscales para estimular la producción y el empleo. Y la lista sigue.

De todas formas, lo más valioso -amén de haber legitimado su liderazgo y de haber consolidado la organización- es que Sergio Massa logró construir algo sumamente indispensable para interpelar y movilizar. Y no estoy hablando de los anticuerpos democráticos frente al populismo autoritario. Es otra cosa. Lo que moviliza a las mayorías es el futuro, la discusión sobre lo que queremos que pase: la elección del camino que vamos a compartir y del destino que esperamos encontrar al llegar.

En la convocatoria del peronismo la sociedad argentina ha vuelto a encontrar un camino superador que hasta hace poco no percibía.

Si el peronismo ha logrado ponerse de nuevo en la consideración de las mayorías es porque ha sido capaz de proponer un futuro mejor, y también porque logró recuperar, a partir de la conducta y los hechos, la confianza. Sería imperdonable traicionarla, fallarle a las expectativas, relajarse. Mucho menos caer en el manoseo más espurio de la política más rancia: la de aquellos que hasta ayer se humillaban públicamente y hoy se abrazan, pensando que los votos de la gente les pertenece, y que los pueden restar, sumar y dirigir a su antojo.

No hay que distraerse en esa agenda de la degradación. Lo que se juega la Argentina es cómo será el futuro.

Frente a la explotación del mercado, desarrollo productivo con más y mejor empleo.

Frente a la reivindicación de la Dictadura, nunca más.

Frente a la motosierra del ajuste, un Estado más eficiente y presente.

Frente a los discursos de odio, consensos de unidad nacional.

Frente a la entrega del territorio, reafirmación de la soberanía argentina.

Frente a la dolarización, fortalecimiento de la moneda nacional.

Frente a la subestimación del cambio climático, políticas medioambientales activas y transición energética.

Frente al vaciamiento del CONICET, más inversión en ciencia y tecnología para competir con el mundo.

Frente al insulto a las iglesias, más respeto, diálogo y trabajo conjunto.

Frente al sálvese quien pueda, una Argentina con más progreso, humanista y solidaria.

 

Columna emitida por FM Aries el 26 de octubre de 2023.