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Terminaba el año 2019 y los salteños asistíamos a un hecho histórico: por primera vez en más de 400 años y por abrumadora mayoría en las urnas, una MUJER tomaba las riendas de la Ciudad de Salta.

Por Federico Casas

Inmediatamente comenzó la ejecución del Plan de Gobierno para cumplir desafíos y alcanzar objetivos. Sin embargo, a los pocos meses el mundo sucumbía ante el flagelo sanitario del COVID, impactando negativamente en las economías de los estados, sean del orden nacional, provincial o municipal.

Hubo que adaptarse y atender las urgencias que dicha coyuntura exigía: las cuestiones sanitarias y alimentarias se jerarquizaron en todas las agendas públicas del mundo. El municipio de Salta no fue la excepción y llegó a contar con 250 puntos de provisión de alimentos e insumos a la población más vulnerable y más afectada por la restricción de actividades.

En ese contexto, recién a fines del año 2020 y principios del 2021, la gestión municipal comenzó a desandar los primeros pasos de una profunda transformación.

La conectividad es una demanda histórica de los vecinos, por eso las primeras obras estuvieron dirigidas a la reparación y refacción de puentes existentes que requerían intervenciones para devolver su capacidad estructural y facilitar la vinculación entre las zonas periféricas con el área centro de la Ciudad.

De hecho, la obra más emblemática de esta gestión es el nuevo puente sobre el río Arenales, que servirá de conexión a los barrios de zona sur, sudoeste y localidades del Gran Salta con el corazón de nuestra ciudad. Desde la primera década de este nuevo siglo que no se ejecuta una obra de similar magnitud en Salta.

La obra pública se focalizó también la recuperación y reconstrucción de calzadas, con un ambicioso plan de bacheo de hormigón que se intensificó progresivamente superando los 120.000 m² en sólo dos años de gestión y con un trabajo sustentado en la calidad de su ejecución. A sabiendas que las filtraciones de la infraestructura sanitaria es la principal causante del deterioro de las calzadas, se fortaleció la coordinación con el órgano provincial responsable de estos servicios, mediante nuevos procesos y protocolos que, si bien requieren de tiempo para consolidarse, sentaron las bases para que las inversiones tengan mayor durabilidad, propiciando al mismo tiempo mejoras en servicios esenciales como el agua potable o los desagües cloacales.

Desde sus orígenes, el desarrollo urbano de la ciudad fue anárquico en muchos sentidos, con barrios creados en extremos geográficos y con importantes vacíos intermedios que fueron poblándose en muchos casos de manera irregular, estimulados por el déficit habitacional y por la especulación inmobiliaria. Muchas de estas urbanizaciones no pudieron acceder a la regularización de sus lotes ni a servicios esenciales.

Durante muchos años estos barrios, conformados en su mayoría por familias de bajos recursos, no contaron con una política específica para su progreso. Por primera vez y por gestión de la intendenta Bettina Romero, se consiguieron fondos para la construcción de redes agua y cloaca, plazas, iluminación, pavimento y conexiones domiciliarias de servicios esenciales, en más de 20 barrios populares de la ciudad que aguardaban la ayuda de distintos organismos, pero que por su situación “irregular”, la burocracia no les permitía mínimas inversiones. Hoy LA HORA DE LOS BARRIOS se manifiesta en estas obras de inclusión urbana ejecutadas por la Municipalidad.

La pandemia sanitaria tuvo un alto impacto en el desempleo. El caos y la anarquía se apoderaron de lugares representativos como el parque San Martin o las peatonales, con superpoblación de vendedores ambulantes ofreciendo productos de dudosa procedencia, sin ningún tipo de control y con un alarmante incremento de la inseguridad para los salteños que circulaban por estos sectores.

La firme decisión de recuperar el ordenamiento a la ciudad, fue una intervención integral que involucró tanto a las Cámaras de comerciantes afectados por la competencia desleal de personas apostadas en las puertas de sus locales vendiendo productos sin la carga impositiva, como a los vendedores ambulantes, con quienes se dialogó de manera permanente para encontrar puntos de confluencia que permitan resolver el conflicto. Todo esto acompañado de una exhaustiva depuración del personal a cargo del control de estas actividades.

Al cabo de 2 años de trabajo, el parque San Martín ha recuperado su fisonomía de pulmón de la ciudad y se puede circular libremente por las peatonales. Además, varios grupos de ambulantes se reconvirtieron en pequeños comerciantes, reubicándose en céntricas galerías con sanitarios, energía eléctrica, gas y otros servicios públicos, trabajando con dignidad y no desparramados en el suelo sin ningún tipo de asistencia por parte del Estado.

Sin dudas que éste es el rumbo, es el coraje de priorizar decisiones que incluyan a todos los salteños, es la recuperación del espacio público, es el progreso que nuestra sociedad tanto anhela. El CAMINO DE LA TRANSFORMACION HA COMENZADO.