En un encuentro cargado de expectativa internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió ayer viernes en Alaska a su par ruso, Vladimir Putin, en la antesala de una reunión que podría marcar un giro en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Ambos líderes mantuvieron el encuentro en la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, en la ciudad de Anchorage, en lo que constituye su primer cara a cara desde la Cumbre del G20 en Japón en 2019 y el primero desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania.
La llegada incluyó alfombra roja, un apretón de manos ante la prensa y fotos sobre una plataforma con la inscripción “Alaska 2025”. Luego, subieron a la limusina presidencial blindada conocida como “la bestia”, en la que habrían viajado solos durante algunos minutos antes de dirigirse al sitio del cónclave.
Originalmente prevista como una charla uno a uno, la reunión adoptará finalmente un esquema tres contra tres, con la participación de asesores y funcionarios de ambas delegaciones.
En declaraciones previas al encuentro, Trump adelantó que no abordará acuerdos económicos hasta que se detenga la guerra. “He notado que está trayendo a muchos empresarios de Rusia, y eso es bueno. Me gusta porque quieren hacer negocios, pero no los harán hasta que resolvamos la guerra”, señaló.
El mandatario estadounidense dijo que insistirá a Putin sobre la necesidad de frenar las muertes, advirtiendo que prolongar el conflicto “en realidad le perjudica”. Por su parte, el líder ruso elogió los esfuerzos “enérgicos” de Washington y dejó abierta la posibilidad de alcanzar un acuerdo nuclear si prospera la vía diplomática.
El mensaje
El mandatario republicano expresó un mensaje en su cuenta Truth Social, en la previa a la reunión esta mañana: “¡¡¡Mucho en juego!!!”, se limitó a subrayar a horas de verse cara a cara con Putin.
Por su parte, la ciudad de Anchorage, Alaska, se encontraba con un gran movimiento de gente con gran expectativa. La puerta de la Base Conjunta Elmendorf-Richardson se encuentra observada por lentes de cámara mientras reporteros internacionales pruebas equipos y ensayan.
Para Anchorage, una ciudad más familiarizada con barcos de pesca y cruceros, la cumbre transformó las esquinas comunes en puntos de referencia para la prensa internacional. Algunos lugareños señalan que el movimiento que suscita la cumbre se refleja en los comercios y calles.
Entre ellos, se pueden mencionar charlas en cafés analizando posibles resultados a la par de hoteles y restaurantes llenos, junto al aumento de precios de los coches de alquiler.