Por Dario Illanes

El Colegio de Magistrados de Salta enfatizó -ante el silencio del Consejo de la Magistratura- la necesidad de “la publicidad de los actos de los órganos estatales”, como también “la motivación de sus decisiones”. Y alentó a que el “conflicto se convierta en oportunidad de revisión y mejora de normas y prácticas…”.

Jueces y juezas deciden acerca de vidas, bienes y libertades de cada integrante de una sociedad democrática. La Justicia es el último lugar adonde recurrir. Si se quiebra la credibilidad y legitimidad de y en sus integrantes, todo tiembla. Estamos perdidos.

La Justicia se representa como una mujer que lleva los ojos vendados, levantando con el brazo izquierdo una balanza, y blandiendo una espada en la diestra. Los ojos vendados aluden a que la Justicia no mira quien es quien, sino los hechos, y por tanto es igual para todos los hombres. La balanza representa el juicio que determinará colocando en cada platillo argumentos y pruebas. La espada expresa que la ley castigará a los culpables y reparará a las víctimas.

En estos momentos, la legitimidad en la selección de los jueces está en juego. A partir de los concursos para cubrir cargos de magistrados en dos salas del Tribunal de Impugnación.

La semana pasada, el juez (penal) de Garantías 2, Ignacio Colombo, pidió explicaciones al Consejo de la Magistratura por las calificaciones a sus exámenes para acceder al Tribunal de Impugnación. Colombo -en un escrito de más de 20 hojas- ejerció su derecho de solicitar los criterios de corrección y la “revisión objetiva” de sus pruebas escritas.

En lugar de un correcto procedimiento académico, la situación naufragó en un cruce de notas, comunicados externos, publicaciones. En vez de aclarar, todo se oscureció. Alimentando las sospechas de favoritismos.

El escándalo salpica a quienes deben impartir justicia. Incluso a la misma Corte de Justicia. La presidenta del Consejo de la Magistratura es la ministra del máximo tribunal de Salta, Sandra Bonari.

 

“Honrosa tarea”

“La cuestión medular es si la jueza de la Corte de Justicia y presidenta del Consejo de la Magistratura, Sandra Bonari, conocía o no a uno de los postulantes en los concursos (David Miy). Si es así, debería renunciar al Consejo de la Magistratura y a la Corte”, aseguró ayer en FM Aries el ex fiscal de Corte, Alejandro Saravia. Asimismo elogió las actitudes y conductas del juez Colombo y la jueza de Tribunal Paola Marocco, quien renunció a su postulación. Poniendo como norma la legitimidad para ser juez.

Debido a la inédita y turbia situación, entre el viernes 19 de noviembre y el martes 23, cuatro juezas y concursantes (con buenas calificaciones provisorias) renunciaron a sus postulaciones. Los alejamientos de Paola Marocco, María Livia Carabajal, Norma Beatríz Vera y Mónica Alejandra Mukdsi -y las razones expuestas- aparentemente hirieron de gravedad el proceso de selección judicial. De hecho, está suspendido.

“Principios éticos y alto compromiso con el valor Justicia”, destacó Carabajal. “Atentatorio a la independencia de los jueces”, “procedimiento viciado”, ausencia de “legitimación para ejercer la honrosa tarea de impartir justicia”, algunos de los conceptos de Marocco.

 

Conflicto y oportunidad

En el Vaticano se bromea que el Papa siempre está bien de salud, hasta que se muere, e incluso un poquito después. Los comunicados de Roma tienen un estilo acuñado en más de dos mil años. Siempre diplomáticos; muchas veces en críptico lenguaje.

Salvando las distancias, así, leyendo entrelíneas, hay que entender el comunicado del Colegio de Magistrados de Salta. El 24 de noviembre, el Consejo de la Magistratura recibió la nota firmada por el presidente de la institución, Eduardo Barrionuevo, juez de la Sala III del Tribunal de Impugnación.

Dirigido a la presidenta Sandra Bonari, el texto dice: “Desde este Colegio afirmamos que el Consejo de la Magistratura es una institución de la República y de la Democracia que debemos fortalecer”. E inmediatamente sostiene “… resaltamos la valía de todas y todos los concursantes, más allá del resultado de un examen…”.

Sin exabruptos, el Colegio de Magistrados señala las aparentes debilidades institucionales y la supuesta discrecionalidad del Consejo de la Magistratura: “la publicidad de los órganos estatales y la motivación de sus decisiones son fundamentos del sistema republicano”. El secretismo es una de las críticas al órgano seleccionador judicial.

Contemporizando, Barrionuevo destacó: “Desde este Colegio bregamos para que todo conflicto se convierta en oportunidad de revisión y mejora de normas y prácticas…”. Recordando la propuesta de reglamentación del Consejo de la Magistratura, enviada por los magistrados en junio de 2019.

 

Ejemplaridad

“Lo que verdaderamente agravia a nuestro sistema de valores (aquel que existe en la realidad y no en la imaginación de los medios) no es la conducta individual de nadie sino la falta de ejemplaridad de las instituciones”, aseguró Luis Caro Figueroa, en relación a las sospechas. (https://bit.ly/3nRC9EP).

 

Transparencia

“No quiero poner en duda las habilidades y conocimiento del postulante; lo que genera sospechas es la falta de transparencia sobre cómo y quién define el tema de examen”, aseguró la convencional constituyente y ex senadora nacional Sonia Escudero, refiriéndose al mejor puntaje en el examen escrito otorgado a David Miy. Este es secretario del juez del Tribunal de Impugnación Luciano Martini Bonari, hijo de la jueza de Corte y presidenta del Consejo de la Magistratura.