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Monseñor Mario Cargnello presidió la renovación del tradicional Pacto de Fidelidad al Señor y la Virgen del Milagro. Ante miles de fieles, en el monumento 20 de Febrero, el arzobispo renovó el compromiso del pueblo salteño.

Desde temprano, miles de fieles colmaron las calles de la ciudad, participando de la multitudinaria procesión con pañuelos en alto, cantos y oraciones. “El Concilio Vaticano II ilumina nuestra reflexión y este pacto que hoy renovamos en este tiempo de gracia. Queremos asumir las esperanzas de todos: de los salteños, de los argentinos y de toda la humanidad que habita esta casa común”, comenzó diciendo Cargnello, delante de las imágenes sagradas del Señor del Milagro, la Virgen del Milagro y la Virgen de las Lágrimas.

En ese sentido alentó a redescubrir el sentido profundo de la esperanza. “¿Podemos hablar de esperanza en el hoy de nuestra historia? ¿En quién confiar cuando el mundo está marcado por guerras, frustraciones y vínculos rotos?”, cuestionó.

Y paso siguiente respondió: “Hoy, más que nunca, debemos afirmar nuestra esperanza. Es nuestra tarea como cristianos. Muchos hermanos, con su vida y su palabra, nos muestran que es posible caminar con esperanza y vivir intensamente cada día”.

Apelando a las enseñanza históricas—citando a León XIII y al actual pontífice— recordó que “la esperanza cristiana no es ingenua, sino realista. Nace de la fe en Cristo muerto y resucitado, el único que era, que es y que viene”.

Monseñor, luego, recalcó: “hacemos pie en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”, afirmó. Y detalló:“Porque creemos en el Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, miramos la creación con respeto y gratitud.”

“Porque confiamos en el Hijo, Jesucristo, sabemos que no estamos llamados a sobrevivir, sino a vivir plenamente, sirviendo a la humanidad como él lo hizo”, acotó.

Asimismo resaltó: “el Espíritu Santo es armonía, comunión y paz, estamos llamados a aceptar al otro, a caminar con el hermano, a superar las diferencias en la unidad del amor”.

El Pacto de Fidelidad no fue solo una proclamación espiritual, sino también un llamado a la acción . “Es hora de sembrar un nuevo tiempo, desde cada uno, desde nuestras familias”, sostuvo.

Y denunció las realidades que hieren el tejido social: “No temamos acompañar a los niños, apostemos a la educación, eduquemos en la paz, prevengamos la esclavitud del alcohol y la droga”.

El mensaje se dirigió especialmente a los jóvenes, protagonistas del Año de la Esperanza. Cargnello recordó a los santos recientemente canonizados por el Papa —jóvenes que vivieron con autenticidad.

"No se acostumbren a la violencia ni al atropello. Luchen por sus valores y por la dignidad de las personas. Solo la esperanza en Dios nos dará fuerzas para continuar", dijo.

También exhortó a las familias y a los dirigentes sociales y políticos: “Basta de insultos. Nuestro pueblo necesita ver que nuestros líderes se respetan. Sólo una humanidad consciente del valor de la persona puede reorientar la historia”.

 “La esperanza cristiana es una alianza de esperanza y solidaridad. Nos compromete a sostenernos mutuamente en un camino común hacia la unidad y la paz”, expresó. Y agregó: “Celebrar el pacto con Dios es decirle: ‘Cuenta con nosotros, Señor’. Cuenta con nosotros para sembrar un mundo de fraternidad”.

El arzobispo no eludió el contexto crítico internacional: “La hora es difícil. Estamos al borde del abismo, con conflictos que amenazan la paz mundial. Pero no se apaga la esperanza. La última palabra la tiene el Señor de la vida”.

“Que seamos peregrinos de esperanza y mantengamos viva la llama del Espíritu Santo que da fuerza a nuestras vidas”, agregó.

En un clima de emoción, se renovó el Pacto de Fidelidad, como lo hicieron los salteños desde 1692: “Dulce Jesús, serás siempre nuestro, y nosotros seremos siempre tuyos”.

 

El gobernador Gustavo Sáenz participó de la multitudinaria jornada

“Hay gente de todo el país, hay extranjeros también. La verdad que esta es una gran manifestación de fe y, sobre todo, el tema de los peregrinos es algo que llama mucho la atención y que nos emociona muchísimo todos los años”, expresó.

Consultado por el afecto que recibió de los presentes —en un contexto de creciente distancia entre la ciudadanía y la política—, el mandatario provincial respondió con firmeza:“porque yo no soy de la política, yo soy uno más de ellos, parte de ellos”.

Durante la jornada, Sáenz mantuvo un gesto cercano con los fieles, saludando a numerosos peregrinos y reconociendo públicamente su esfuerzo. En ese marco, se lo vio recibir en las escalinatas del Lanzo Vispal a Rosario Sánchez y Claudio Sánchez, peregrinos llegados desde Tucumán, en una muestra de agradecimiento y respeto por quienes recorren largas distancias para cumplir sus promesas de fe.

La presencia del ministro del Interior generó expectativa sobre posibles compromisos políticos o anuncios, pero Sáenz evitó pronunciarse al respecto. “sería imprudente hablar de política en un momento como hoy”, señaló.

Y agregó: “creo que vamos a hablar de esto seguramente mañana, pero me parece que hoy lo que hay que pedirle al Señor y a la Virgen del Milagro es que del pueblo de Salta y de la Argentina no aparten su amor, y que los de Buenos Aires cumplan con los salteños”.