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La Poma Vieja es un testigo mudo de la fragilidad de la vida y la resistencia del espíritu humano frente a la devastación natural. Ubicada en el noroeste de la provincia de Salta, este pequeño pueblo fue prácticamente destruido por un terremoto el 24 de diciembre de 1930. En cuestión de segundos, lo que había sido un lugar próspero y lleno de vida se convirtió en un amasijo de ruinas, con 36 vidas perdidas y 120 personas heridas.

Antes del desastre, La Poma Vieja era conocida por sus pintorescas casas de adobe y su comunidad unida. Sus habitantes, dedicados principalmente a la agricultura y la ganadería, vivían una vida tranquila y llena de tradiciones. Sin embargo, la nochebuena de 1930 cambió todo. La furia de la naturaleza se manifestó con una violencia tal que pocas estructuras quedaron en pie. Las casas de adobe, aunque bellas y tradicionales, no pudieron resistir la intensidad del sismo, y colapsaron una tras otra.

La magnitud de los daños fue tal que reconstruir el pueblo en su ubicación original no era una opción viable. Así, con el tiempo, se decidió levantar un nuevo asentamiento, La Poma Nueva, a un kilómetro al sur de la antigua ubicación. Este nuevo pueblo, blanqueado a la cal, se erigió como símbolo de renacimiento y esperanza para los sobrevivientes y sus descendientes. La Poma Nueva, con sus calles ordenadas y sus casas robustas, refleja el espíritu resiliente de sus habitantes que, a pesar del dolor y la pérdida, encontraron la fuerza para empezar de nuevo.

En contraste, La Poma Vieja quedó congelada en el tiempo, sus ruinas cerradas para siempre. Las calles vacías y las casas de adobe en ruinas crean un ambiente sombrío y melancólico. Este pueblo abandonado ha sido comparado a un museo a cielo abierto, una cápsula del tiempo que permite a los visitantes imaginar cómo era la vida antes del desastre. Caminar por sus calles vacías y observar las tallas antiguas es una experiencia conmovedora, que recuerda la fragilidad de la vida y la fuerza de la naturaleza.

El fenómeno de La Poma Vieja y La Poma Nueva no solo es un capítulo en la historia de Salta, sino también una lección universal sobre la adaptación y la resiliencia. Las imágenes de las ruinas de La Poma Vieja, contrastadas con las estructuras sólidas de La Poma Nueva, cuentan una historia de pérdida y recuperación. Los habitantes de La Poma Nueva han mantenido vivas las tradiciones y costumbres de sus antepasados, honrando la memoria de aquellos que perecieron en el terremoto y asegurando que el legado de La Poma Vieja no se pierda.

La Poma Vieja, con su entorno natural impresionante y sus ruinas melancólicas, ha atraído a historiadores, arqueólogos y turistas interesados en entender el impacto de los desastres naturales en las comunidades humanas. Las investigaciones arqueológicas han revelado detalles fascinantes sobre la vida en el antiguo pueblo, desde las técnicas de construcción de las casas de adobe hasta los hábitos cotidianos de sus habitantes. Además, estos estudios han proporcionado información valiosa sobre cómo las comunidades pueden adaptarse y reconstruirse después de catástrofes similares.

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El turismo en se ha beneficiado de esta historia rica y trágica. Muchos visitantes llegan atraídos por la curiosidad y el deseo de aprender sobre la historia del terremoto y su impacto en la comunidad. Recorrer las calles de La Poma Nueva, blanqueadas a la cal y llenas de vida, y luego visitar las ruinas de La Poma Vieja, crea un contraste profundo que deja una impresión duradera en los visitantes. Esta dualidad entre lo nuevo y lo antiguo, lo vivo y lo muerto, añade una capa adicional de profundidad a la experiencia turística.

Las historias orales de los descendientes de los sobrevivientes del terremoto también juegan un papel crucial en mantener viva la memoria del antiguo pueblo. Estas narraciones, transmitidas de generación en generación, capturan no solo los hechos del desastre, sino también las emociones y experiencias personales de quienes vivieron esos momentos de terror y desesperación. Escuchar estas historias en primera persona, relatadas por los nietos y bisnietos de los antiguos habitantes, proporciona una conexión emocional que va más allá de los simples datos históricos.

 

La Poma Vieja y La Poma Nueva son un ejemplo vívido de cómo los pueblos pueden enfrentar la adversidad y encontrar la fuerza para reconstruirse. Este fenómeno urbano, con sus contrastes marcados y su rica historia, ofrece lecciones valiosas sobre la importancia de la memoria, la tradición y la resiliencia. Para aquellos que visitan la región, el pueblo no es solo un destino turístico, sino un lugar de reflexión y aprendizaje.

 

En última instancia, este lugar nos recuerda la naturaleza impredecible y a menudo devastadora del mundo en el que vivimos. Sin embargo, también nos muestra la capacidad humana para superar los desafíos y encontrar esperanza en medio de la destrucción. Las ruinas de La Poma Vieja, en su silencio melancólico, cuentan una historia de tragedia y renacimiento que sigue resonando en la comunidad de La Poma Nueva y más allá.

 

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