La situación social en la coyuntura que atraviesa el país estuvo presente durante la festividad del Señor y la Virgen del Milagro que concluyó ayer. Fue notorio en las homilías de los obispos, de Salta y otras partes del país, durante las tres misas del Triduo.
El momento de la Renovación del Pacto de Fe no fue la excepción y el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, tuvo expresiones como: “En esta hora de la patria constituye un compromiso especial de los cristianos apostar a transformar el clima de enfrentamientos que duelen y traban la marcha hacia un futuro mejor”.
Con la presencia del gobernador Gustavo Sáenz, el vicegobernador Antonio Marcocco y el intendente de la ciudad, Emiliano Estrada, entre otras autoridades, se desarrolló ayer la procesión y renovación del Pacto de Fidelidad al pie del monumento 20 de Febrero, actividades con las que concluyen las convocantes fiestas patronales de la provincia de Salta.
En el escenario montado para recibir a la procesión que avanzó por avenida Sarmiento, el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, pronunció el discurso donde invitó a la renovación del pacto de fidelidad. El mismo estuvo centrado en las relaciones sociales en la actualidad. “Jesús es libre frente a cualquier presión social. También es libre frente al poder político. No entra en cálculos políticos ni en compromisos”, inició diciendo Cargnello.
“Para nosotros, cristianos, las justas relaciones, sean entre patrones y empleados, entre gobernantes y ciudadanos, entre ricos y pobres, supone querer el bien del otro como corresponde a la dignidad de personas humanas deseosas de justicia y fraternidad”, expresó el obispo y agregó que “en esta hora de la patria constituye un compromiso especial de los cristianos apostar a transformar el clima de enfrentamientos que duelen y traban la marcha hacia un futuro mejor”.
“Apuntar a cultivar relaciones sanas, respetuosas, que permitan un diálogo constructivo, mirando el presente y el futuro sin ideologías reductivas, sin negar las propias equivocaciones y responsabilidades, con capacidad de autocrítica, con respecto al lugar que la providencia ha asignado a los otros, con magnanimidad para reconocer los aciertos del opositor, con paciencia, con capacidad de mirar al largo plazo. Los argentinos tenemos derecho a un futuro mejor”, consideró Cargnello y llamó a que “los dirigentes debemos recordar que la autoridad con la que se nos invistió no es propiedad nuestra, es solo un mandato que Dios nos concede por un tiempo y del que debemos rendir cuentas al mismo Dios y a nuestros hermanos”.
“La hora es difícil, y grava sobre todo en los más pobres. No los sobrecarguemos con nuestras inmadureces y peleas, creamos que es posible cultivar la amistad social también en el ámbito de la política, de la economía, de la cultura, de los vínculos interreligiosos. Es necesario focalizar los esfuerzos para luchar, no contra nuestros hermanos, sino contra aquello que los destruye: la violencia, el flagelo de las drogas, la inequidad social con su secuela de la pobreza creciente, la cultura de la muerte, la pérdida de la calidad educativa. Crece la violencia verbal en nuestras relaciones y asistimos también a situaciones de violencia física que exigen detener esta escalada”, consideró el religioso.
“Luchar contra la inequidad social es también tarea de cada ciudadano. Al estado le corresponde crear y sostener las condiciones para que las personas y las instituciones desarrollen toda su capacidad para realizarse con los demás, pero también a cada ciudadano se le pide aportar lo suyo. Si no crecemos todos juntos un poco, aún a costa de sacrificios de aquellos que tenemos algo más, nunca seremos una nación digna. Las estadísticas nos hablan de la pérdida de la calidad educativa, revertir la tendencia es urgente y es tarea de todos aportar lo que nos corresponde. Cuantas más posibilidades tecnológicas tenga un alumno, más necesita el acompañamiento cualificado y humanizador de su docente”.
“Revertir la cultura de la muerte es también urgente. Se evalúa el daño producido por leyes aprobadas que pueden hacer legal ciertas acciones, pero nunca llegarán a hacerlas legítimas. La ley del aborto, el intento de hacer legal la eutanasia y otras, cuánto daño producen”.
“No todo está perdido queridos hermanos. Ustedes nos lo dicen estando aquí. Hay muchos que luchan por un mundo mejor, dando lo mejor de su vida por los demás”.
“En ese camino de comunión con Cristo y los hermanos, en esta hora de la patria y de la humanidad, volvamos a celebrar el Pacto de Fidelidad”, cerró el arzobispo de Salta, Mario Cargnello.