En una jornada histórica, el pueblo de Salta se reencontró, tras dos años de pandemia con las Imágenes del Señor y la Virgen del Milagro. Con fe intacta y renovada devoción, los fieles volvieron a decir al Señor que “Tú eres nuestro y nosotros somos Tuyos” este año bajo el lema: "Milagro, camino de esperanza, testimonio y fraternidad". “El enfrentamiento que se vive en Argentina fractura el tejido de la Nación, necesitamos un nuevo pacto social”, manifestó el arzobispo Cargnello en su homilía.
Más de 680 mil fieles participaron de la Procesión de las Sagradas Imágenes del Señor y la Virgen del Milagro. Tras dos años en los que la pandemia obligó a aplicar restricciones sanitarias, el pueblo salteño volvió a encontrarse muy de cerca con el amor de su protector y de la Virgen Inmaculada en la invocación religiosa de Virgen del Milagro.
En su homilía, Monseñor Mario Antonio Cargnello condenó con dureza el enfrentamiento que divide a la sociedad.
“Las heridas del Señor son los pobres, los que perdieron la esperanza. También las heridas de nuestra Patria”, advirtió.
“La guerra nacida de la invasión a Ucrania pone en riesgo al mundo entero. En Argentina se profundizaron enfrentamientos despiadados a raíz de que una sola persona o un sector se arroga la representación del bien común de los argentinos. Es preferible que el poder esté equilibrado por otros poderes y organizaciones donde la soberana sea la ley y no la voluntad individual de los hombres” sentenció.
“La política no puede ser la prolongación de la guerra, sino la superación de la misma, dejando de lado soberbias absurdas. Solo es posible la democracia en la verdad; de lo contrario, sin principios, se convierte en totalitarismo”, reclamó.
Y, en este sentido agregó que “la instalación de la mentira para alcanzar el poder o conservarlo, debilita el tejido social. Nuestra Patria necesita que sus líderes ayuden a servir a la verdad. El enfrentamiento fractura el tejido de la Nación, necesitamos un nuevo pacto de amistad social”, invitó.
Los Mártires del Zenta, recientemente beatificados, fueron citados con frecuencia en la homilía. En su ejemplo, el Arzobispo instó a “ser testigos de una auténtica y verdadera humanidad. En ellos, somos peregrinos e invitados a dejarnos rearmar por el Espíritu de Dios. Como los beatos mártires del Zenta, no temamos mirar al hermano necesitado”, recomendó.
Más adelante, Monseñor abogó por María, estrella de la esperanza, para que nos guíe en estos tiempos difíciles y sea garante del amor y fidelidad.
Luego pronunció la renovación del Pacto de Fidelidad con las palabras: «Señor, nosotros somos tuyos y tú eres nuestro», oración que da esencia y representa el fundamento de fe. También exhortó la protección a María como madre y abogada nuestra.
Tras cantar el Himno Nacional interpretado por la banda militar del Ejército, “Coronel Bonifacio Ruiz de los Llanos”, comenzó el recorrido de los Santos Patronos a su Santuario.
Allí fueron recibidas por los repiques de las campanas de la Catedral y con la lluvia de pétalos, mientras los pañuelos de los fieles despidieron las Sagradas Imágenes.
“Que resuene nuestro compromiso con el Señor y la bienaventurada Virgen María. Argentina tiene derecho a ser un país mejor. Ustedes son la muestra de que es posible construir un país”, invitó.