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08 12 aguiar2Por Natalia Aguiar

De repente, todo el arco político argentino, sumido en la sorpresa por el caso de violencia que involucra al ex presidente de la Nación, Alberto Fernández, y que lo llevó incluso a renunciar a la presidencia del partido Justicialista. Este hecho unió sorpresivamente al oficialismo que lidera Javier Milei con el ala dura opositora bajo el mando de Cristina Fernández. Algo nunca pensado.

Alberto, el elegido de Cristina Kirchner para manejar las riendas de este bendito país, les dio al peronismo muchos dolores de cabeza, y según cuentan algunos históricos, el peronismo buscaba despegarse del ex presidente. Ya estaba marginado del PJ, de hecho se bajó de la candidatura para las últimas elecciones presidenciales. No lo querían como referente de ese espacio y mucho menos ahora con miras a las legislativas 2025.

Alberto se convirtió en un dolor de cabeza para Cristina Kirchner. Ahora, la denuncia de Fabiola Yáñez, por violencia de género contra Fernández, reabre viejas heridas que siguen a sangre viva sin cicatrizar.

Pareciera que todo este desenlace se origina en la fiesta de cumpleaños de la ex primera dama en la quinta de Olivos en plena pandemia, en 2020, cuyo impacto social fue tan determinante que- según el oficialismo- le costó una derrota electoral al Frente de Todos -ahora Unión por la Patria- en los comicios de 2021. Es que las imágenes se conocieron a pocas semanas de las PASO, mientras había personas enfermas que necesitaban cruzar fronteras interprovinciales, o despedirse de familiares con enfermedades terminales, no pudieron hacerlo.

El shock político actual lo protagonizan las imágenes de Fabiola Yáñez golpeada en la cara y en el cuerpo, sumado a chats y una entrevista que el sábado pasado otorgó la ex primera dama a Infobae, en la que da detalles de los malos tratos y violencia recibida por parte del ex mandatario.

Claro que la señora deberá demostrar con pruebas ante la justicia y Fernández gozará de los beneficios de inocencia de la ley hasta que se demuestre lo contrario.

El quiebre y daño político que esto significa para el peronismo es inconmesurable. Porque hasta ahora sostenían el discurso del fracaso económico de la gestión de Milei, pero esto plantea otro escenario: deberán lidiar con mayor fastidio, hartazgo, enojo y desilusión de los votantes que no salen de su asombro.

Las primeras reacciones fueron de asombro, más luego rechazo. Aunque parece ser que Yáñez pidió ayuda a varios funcionarios y todos hicieron la vista gorda. “No era el momento de hacer nada”. “No era prudente”. “Esperá un poquito”.

Cristina Kirchner, estaba en México desde donde mandó a sus más fieles, Mayra Mendoza y Anabel Fernández Sagasti a expresar que Alberto Fernández había tenido malos tratos y actitudes violentas con ella porque no reconocía un liderazgo femenino. Lo propio hizo Eduardo “Wado” De Pedro que dijo ser testigo de varias acciones y actitudes violentas para con Cristina.

 

¿Angel o demonio?

Le soltaron la mano más rápido que nunca y le saltaron a la yugular a Alberto Angel Fernández.

Si bien es cierto que había cortocircuitos constantes entre Cristina y Alberto, al punto de que ella no le contestaba el teléfono y dejaron de hablarse durante meses, ahora esto de los destratos del ex mandatario para con Cristina quedan vetustos ya que fue ella quien lo eligió para asumir el cargo de Presidente de la Nación. Como si Cristina no fuera violenta. ¿Verdad? Ahora todos asombrados y ninguna mea culpa.

Sergio Massa, también lo dejó solo a Alberto e impulsó un comunicado de las mujeres del Frente Renovador, entre las que suscribe su esposa, Malena Galmarini, quien repudió la violencia de género y se solidarizó con Yañez. Massa aún no hizo un pronunciamiento de índole personal.

Massa, ex ministro de Economía de Alberto Fernández, se presentaba como un mediador, un nexo entre el albertismo y el cristinismo, y de hecho, le sacó protagonismo a Alberto, asumiendo incluso la candidatura presidencial.

Massa está indignado porque organizó un encuentro partidario en Sierra de la Ventana, donde los referentes podrían escuchar su análisis sobre la gestión de Javier Milei, pero el impacto del Albertogate, hizo que debiera suspender el evento. El mismo nivel de enojo mantiene Axel Kicillof, quien pretendía, esta semana, mostrar su alianza con el riojano Ricardo Quintela e impulsarlo hacia la presidencia del PJ nacional.

De hecho, las imágenes del acto de presentación de la nueva Constitución de La Rioja, a la que Kicillof consideró similar a la carta magna peronista de 1949, quedaron opacadas por la noticia que tomó rigor internacional y el impacto de las fotos de Yañez golpeada. Axel Kicillof asumió estar en “en shock” por las revelaciones de la expareja presidencial, mientras que Andrés Larroque, buscó bajar el tono del daño y dijo: “Por los errores de las personas no puede pagar el precio la doctrina peronista”.

El bloque de diputados de Unión por la Patria con Mónica Macha a la cabeza, emitieron un comunicado de repudio a Fernández en nombre de la bancada, algo que no habían logrado hacer en los casos de Fernando Espinoza y José Alperovich. Ahora, con las pruebas a la vista, la cuestión cambia. La agenda de género pasa a la primera plana de la cuestión política.

Para el arco político peronista, nacional, provincial y en el PJ porteño, las imágenes de Yáñez golpeada, fueron devastadoras. Algunos de sus ex compañeros lo acompañaron como Julio Vitobello y Alberto Iribarne, cuando tuvo una descompensación emocional en la torre de Puerto Madero donde vive. También se comunicó con él el periodista Baby Echecopar y su amigo eterno, Pepe Albistur. La mayoría le soltó la mano pero los fieles siguen a su lado.

La justicia federal allanó el departamento del ex mandatario durante el fin de semana y él solicitó que la causa pase a la jurisdicción de San Isidro, provincia de Buenos Aires.

El peronismo tiene varios casos de violencia de género. Que no se hagan los sorprendidos ahora. Un caso relevante fue el del ex presidente Carlos Menem cuando echó de la Quinta de Olivos a la primea dama, Zulema Yoma, aquel 12 de junio de 1990. Un escándalo descomunal.

Yoma había sacudido el avispero con fuertes declaraciones que ponían en jaque al Ejecutivo. "Hay muchos delincuentes en este Gobierno”, fue la frase de la ex primera dama. También anticipaba que el gobierno "se va al diablo en agosto". Las palabras retumbaron fuerte en Olivos y en Casa Rosada. "La presidencia no es un bien ganancial", dijo en su momento Menem para justificar su decisión de prohibirle la entrada a Yoma a la residencia de Olivos. Menem sentía que Zulema -con cuatro familiares y varios asesores rondando la Rosada- quería condicionarlo políticamente. Nada justifica el maltrato y la violencia que tiene diferentes formas, como la física, la moral, la psicológica, la económica. Y desde ya hombres y mujeres protagonizan violencia de género.

El otro caso fue el de Adolfo Rodríguez Saá, ex gobernador de la provincia de San Luis que en Octubre 1993 fue protagonista de un escándalo sexual. Aquella "noche de San Luis" pasó a la historia. Y No C, el nombre del motel del escándalo, se ha vuelto desde entonces una pregunta indecorosa: un gobernador es secuestrado, llevado a un hotel alojamiento, desnudado, conminado a realizar acrobáticas figuras deudoras de las estatuillas eróticas incaicas, humillado por una mujer, una mujer llamada Esther “La Turca” Sesín de 43 por entonces. La Turca como la llamaban, perteneció al entorno más privado del gobernador. Un cuerpo de elite. De la nada se convirtió en miembro del directorio de la Caja Social, con un salario altísimo, autos y relojes costosos. La pobre pasó de la pasión a la cárcel con una liviana condena. Su figura siliconada remite a cuestiones vergonzantes: pornografía, adulterio, actos contranatura.

"Me quieren destruir", dijo El Adolfo después de ser liberado por el supuesto secuestro, en vez de asumir las responsabilidades de un hombre y funcionario público.

Fue la madrugada del 1 de enero de 2012 cuando el entonces gobernador de Río Negro Carlos Soria fue asesinado por su esposa Susana Freydoz, luego de haber tenido todo un día de largas dicusiones, gritos e insultos mientras preparaban el festejo de Año Nuevo en su chacra de General Roca. La mujer en su defensa adujo malos tratos, violencia y otros enceres. La Justicia la condenó.

Celos, alcohol y poder. La esposa, Susana Freydoz. La mujer nunca pudo manejar supuestas infidelidades de su marido que nunca pudo comprobar.

 

¿El poder lo cambia todo?

Otro caso es el del intendente de Matanza, Fernando Espinoza, condenado por abuso sexual contra una ex empleada. La modelo se desempeñó informalmente durante unas dos semanas como secretaria privada en ese municipio, en mayo de 2021 bajo el falso nombre de María Miccuci. La confirmación se conoció una semana después de la condena al ex senador K de Tucumán y ex gobernador de la provincia, José Alperovich, por abuso sexual de su sobrina segunda a 16 años de prisión.

Así, destaquemos que el actual presidente Javier Milei no cuenta con comportamientos de hombría hacia las mujeres, y a su ex pareja Fátima Flores, la dejó de un día para el otro. Sin ton, ni son. El rol de primera dama lo ejerce su hermana, Karina Milei.

Milei aparece como el aliado sorpresa del kirchnerismo en este escándalo por violencia de género, pero cuidado. No todo es color de rosas. Parece que el poder seduce y cega.

Así es la cuestión. Una Argentina golpeada por la realidad política que convierte a los argentinos en botines de guerra ante una dirigencia inestable, corrupta, violenta y que no está a la altura de las circunstancias morales ni estratégicas.