Gobierno de Salta
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Por Aldo Duzdevich (*)
En una calurosa tarde del tórrido verano madrileño de 1971, un hombre se sienta a conversar con el anciano general, al que 18 años antes, quiso hacer volar por los aires con 50 kg de trotyl.

Cuando conocí esta historia y supe que ese hombre vivía y gozaba de lucidez, sentí la apremiante curiosidad de preguntarle, como se le dice a alguien: “mire yo intente matarlo, pero fracase...y aquí estoy...de visita por su casa...” .

Mariano Narciso Castex es un personaje multifacetico: médico, sacerdote jesuita, funcionario, docente universitario, escritor, militante político y en su temprana juventud, comando civil antiperonista. Y el hecho en el que estuvo involucrado, fue la planificación de un atentado contra el entonces Presidente Perón, descubierto y desbaratado en octubre de 1953, que se conoció como “la conspiración de los bebés”, porque la edad de sus participantes que no superaba los 19 años.

Se conoce muy poco, sobre los comandos civiles que actuaron contra el gobierno de Perón en 1955. Hay quienes que, en una simplificación histórica, los ponen como el antecedente de las patotas represoras del proceso. Pero, aunque suene a herejía, en verdad creo, tienen muchas más similitudes con la guerrilla setentista que con esas patotas del proceso. Un ex comando civil, Florencio Jose Arnaudo, escribió: “El año en que quemaron las iglesias”, un relato de tono épico, que confieso me llenó de dudas. Entendí porque algunos que en los 70 fueron lideres revolucionarios, en el 55 eran convencidos militantes antiperonistas; pero eso será motivo de otra nota. Volvamos a Castex y su grupo de conspiradores.

Me interesaba entender la lógica, las motivaciones que llevaron a esos jóvenes a tomar el camino de una acción tan violenta. Lo escuché desde cierta empatía, de quienes pasaron por lógicas similares, aunque en épocas y bandos diferentes.

Castex comenzó relatando su infancia de niño de alta sociedad porteña, en una casa donde se cruzaban ministros, embajadores, magistrados y todo tipo de personalidades. En 1939 estalló la segunda guerra y eso marcó su niñez: “Yo viví la segunda guerra entre los 7 y los 13 años; fanatizados transportábamos al colegio el conflicto europeo. Nosotros nos alineábamos con “los buenos” y los otros con “los malos. Los hasta ayer amigos, jugábamos en grupos aislados; los “aliados” con sus institutrices francesas e inglesas por un lado. y los “nazis” con sus niñeras arias, rubias y espigadas por otro”. “En 1945 cuando llega el peronismo, veíamos en Perón la reencarnación del nazi-fascismo”. “Casi era una continuidad natural, del conflicto europeo”. “Y si pertenecíamos al bando vencedor, no podíamos permitir que “los malos” tomen el control de nuestro país”. “En la universidad comencé a participar de algunos grupos antiperonistas con la idea de voltear al gobierno”. “Después de la huelga universitaria del 51, ya en un grupo mas chico empezamos a prepararnos para la acción”. “Nuestro modelo eran los maquis de la resistencia francesa”. “Recibimos la orden de poner una bomba en Avenida Forest frente a una escuela, allí fuimos Emilio Posse, Garcia Miramon y yo”. “Yo ya estaba convencido que teníamos que matar a Perón” “Nos entrenaron en el manejo de armas en el campo de Diego Muniz Barreto con dos guardamarinas”. “El formato del atentado lo tomamos de la ejecución del jerarca nazi Heydrich en Praga, emboscado mientras se trasladaba en su auto”. “Perón pasaba todos los días, a la misma hora por Libertador hacia la Rosada, y en el cruce con la calle Libertad, lo íbamos a atacar con un jeep cargado de explosivos”. “Desde el departamento del Dr Olivieri que vivía cerca, yo cronometraba los tiempos para dar el golpe”. “Seis meses estuvimos planificando”. “Íbamos a comprar un jeep y los explosivos nos los iba a proveer la marina”. “Nosotros caemos el 16 de octubre, porque la policía estaba en aviso de un atentado que iba a realizar en el acto el 17 un aviador naval, un tal Baroja, que planeaba cruzar desde Uruguay al ras del agua y tirar una bomba al palco”.

Hasta allí es el recuerdo de Castex. Según el expediente judicial, el 15 de octubre 1953, Diego Muniz Barreto y Mariano Narciso Castex se reunieron en Florida y Corrientes con un supuesto contacto militar que les ofrecía proporcionarle armas. A él le contaron que tenían un grupo de cincuenta hombres entrenados, cuyo fin era matar a Perón y combatir si se desataba una guerra civil. Contaban con fusiles Máuser, ametralladoras y bombas de humo, pero necesitaban municiones y trotyl. El plan era hacer volar a Perón, con un auto cargado de explosivos detonado a control remoto. También volarían puentes de acceso a la Capital.

El “contacto” era integrante de la división Control de Estado, de la Policía Federal, quien rápidamente informó a sus superiores. El día 16 de octubre son detenidos Emilio Allende Posse (20 años) e Isidoro Martínez Castro (18 años). Posse portaba un portafolio con un revólver Colt 32, proyectiles de distintos calibres y el libro Técnica de una traición, de Silvano Santander. El 17 son detenidos Mariano N. Castex, Hernán E. Blackley, Gastón García Miramon, Raúl A. Jorsiomo y Lorenzo Blanco. En poder de Blackley la policía secuestra dos carabinas 32 y un rifle Halcón de uso militar. Barreto logra eludir a la policía escapando por una puerta disimulada en la boisserie de su lujoso departamento. Se refugia en la Embajada de Uruguay y luego cruza a Montevideo.

El 21 fueron puestos a disposición del juzgado del doctor Miguel Rivas Argüello, y la causa se caratuló: “Actividades con el fin de atentar contra la vida del Señor Presidente de la Nación”. En noviembre del mismo año, el Congreso sancionó la ley de amnistía Nº 14.296 y el 31 de diciembre salieron todos en libertad. Mariano Castex se trasladó a terminar sus estudios de medicina en Montevideo. En 1955 ingreso al seminario jesuita de Córdoba y se convirtió en sacerdote.

Al poco tiempo desencantado de la “revolucion libertadora”, Castex, fue modificando su visión, y se acercó al pensamiento peronista.

En julio de 1971, volviendo de un viaje a Roma, su amigo Anzorreguy le consiguió una entrevista con el General Perón . Este es su relato:

Yo, ya antes, me había carteado con él, pero claro no lo conocía...y me presenté. Le digo, no se si Vd. se acuerda General, pero yo participé en la conspiración de los bebés. Perón palmeándome la espalda, respondió: “Como no me voy acordar mijo! Si allí anduvo Jorsiomo, el hijo de un gran amigo mio! Cosa de muchachos… Pase mijo, siéntese!”

Por supuesto, Castex salió de ese encuentro totalmente seducido, por la atrapante personalidad de Perón. Unos meses despúes, otro de los conspiradores Diego Muniz Barreto, en compañía del líder juvenil Rodolfo Galimberti, repetirá la misma escena del encuentro, pero esa, es otra historia.

 

(*) Autor de "Salvados por Francisco" y "La Lealtad. Los montoneros que se quedaron con Perón".