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En la revista Avanzada Socialista del Partido Socialista de los Trabajadores de 1974/76 pueden leerse duras criticas al accionar de los grupos guerrilleros.

Por Aldo Duzdevich (*)

Durante el período constitucional de 1973 a 1976 el accionar de la guerrilla perdió legitimidad y consenso popular. Recordemos que el Ejército Revolucionario del Pueblo ERP no depuso las armas con el inicio del gobierno de Cámpora (en mayo de 1973,) y siguió realizando ataques y atentados contra policías, miembros de las fuerzas armadas, empresarios y sindicalistas.

La organización Montoneros durante 1973/74 también siguió actuando militarmente pero sin firmar sus acciones, como en el caso del asesinato de José Ignacio Rucci y otros. En septiembre de 1974 anunció su pase a la clandestinidad y durante 1975 realizó gran cantidad de acciones ya con su firma.

No solo los militares y empresarios se manifestaban contra la guerrilla. También lo hicieron los partidos políticos, las organizaciones sindicales y los partidos de izquierda PC, PCR, FIP, PST.

 

PST y ERP-PRT nacidos del mismo tronco

Recordemos que el origen del PST es el PRT, dirigido por Nahuel Moreno, que en 1968 se separó del PRT de Mario Roberto Santucho, quien en 1970 fundó el ERP, Ejercito Revolucionario del Pueblo. Es decir ERP-PST son “astillas del mismo palo”. Y como suele pasar en esas divisiones, las desavenencias mutuas se conservan y profundizan. Añadido a que fue una práctica común del ERP infiltrar al PST para robarle militantes. Situación que además expuso muchas veces al PST como blanco de la represión.

El PST básicamente tenía trabajo político en las fábricas, impulsando conflictos desde las comisiones internas. En 1975, tanto el ERP como Montoneros, se volcaron a intervenir en los conflictos gremiales con acciones armadas. Es decir, si en una fábrica había un conflicto, la guerrilla podía secuestrar a un gerente, ponerle una bomba o directamente matarlo. Montoneros llamó a este tipo de acciones “paritaria montonera”. En su revista Evita Montonera Nº 12 de febrero-marzo del 76, relata las acciones realizadas contra directivos de las empresas Bendix, Dazeo, Mercedes Benz, Bunge y Born, Propulsora Siderúrgica, entre otras.

Lógicamente los trabajadores y los activistas fabriles quedaban involucrados en un hecho de violencia que no le era propio y que no pidieron. Pero, además quedaban como blanco de la represión y/o represalias que tomase la patronal. En esos casos el PST salía rápidamente a repudiar en forma enérgica la intromisión guerrillera en el conflicto. Su concepción política era que la lucha de los trabajadores no podía ser reemplazada por la acción violenta de un grupo externo.

El 15 de marzo, Montoneros puso una poderosa bomba en el estacionamiento del edificio Libertador, sede del Comando del Ejército, que dejo 28 heridos entre civiles y militares y un camionero muerto que circulaba por Avenida Madero.

En el Nº 182 del 20/03/76 de la revista Avanzada Socialista, con el titulo “Guerrilla, del aislamiento a la desesperación”, se puede leer una durisima critica a Montoneros y el ERP .

La siguiente es la reproducción textual de la nota sin recortes, ni agregados.

 

“Guerrilla, del aislamiento a la desesperación”

“A las 7:45 de la mañana del lunes 15 una bomba de gran poder estalló en la playa de estacionamiento del Comando General del Ejército. Sus efectos fueron devastadores, una persona murió y más de 25 quedaron heridas. Entre las víctimas se cuentan algunos oficiales de alta graduación, pero también suboficiales, conscriptos, empleados civiles del Comando, y personas que transitaban a esa hora por Avenida Madero. Fue fue justamente entre estos últimos qué se produjo la única muerte y el mayor número de heridos. Se trataba de gente que estaba trabajando o que se dirigía a su trabajo”.

“Cómo lo hemos hecho reiteradamente, repudiamos este tipo de crímenes y lamentamos las víctimas que producen. Con mayor razón cuando entre ellas hay trabajadores y conscriptos”.

“En en los últimos días, la guerrilla agrego una serie de asesinatos de policías a su trágico récord. Y también ante estos hechos debemos señalar nuestro repudio más enérgico”.

“Estas acciones guerrilleras además de su absoluta inutilidad, desde el punto de vista de la revolución, que sus autores dicen querer, se han convertido en un argumento valiosísimo para imponer la legislación más represiva, para perseguir a la vanguardia obrera, y para la actividad criminal de las bandas de ultraderecha”.

“Sin embargo esto que decimos no es nuevo. Desde hace años, el PST ha denunciado el carácter de las acciones guerrilleras. Pero creemos que los hechos de este último período demuestran que las organizaciones armadas están en un proceso de degeneración política muy grave”.

“Por una parte, anotamos el creciente desprecio por las masas, su actividad y sus dirigentes. Anotemos el intento de hacer, a punta de ametralladora, una asamblea en Squibb, para imponer a los trabajadores una dirección fuera de la fábrica (lo que alentó a los fascistas a asesinar a un delegado del personal). Recordemos el ataque contra obreros presos por parte de los guerrilleros en la cárcel de Córdoba, denunciado por José Páez. Siempre los grupos guerrilleros se consideraron, con soberbia, los elegidos a quienes las masas tienen el deber de seguir y apoyar. Pero, en la medida en qué se van aislando cada vez más, ese disparate se convierte en un enloquecido desprecio por los trabajadores y el pueblo que “no entienden” a sus presuntos salvadores”.

“Este fenómeno repercute sobre el carácter de las acciones guerrilleras, que se vuelven más y más indiscriminadas. Las bombas, que arrojan perdigones sobre trabajadores que tienen la desgracia de pasar cerca, son un signo elocuente de lo que decimos. El asesinato de agentes de policía (tres o cuatro en una noche) sin motivo ni razón, es otra muestra. Semejante salvajismo no puede producir más que rechazo y repugnancia entre los trabajadores. Pero, a los integrantes de estas organizaciones ya nada les importa de la opinión de las masas”.

“No es casual qué, algunos de los últimos asesinatos, sean adjudicados simultáneamente a las Triple A y a la guerrilla (la muerte del policía que custodiaba al diputado anti-lopezrreguista Porto, y las de los que cuidaban el domicilio de una diputada calabroista de la provincia de Buenos Aires). Que pueda producirse esta confusión muestra a las claras hasta donde las organizaciones guerrilleras se alejan cada vez más de la política que dicen representar. Nadie puede explicar la utilidad desde el punto de vista de la clase obrera y el pueblo de estos crímenes. Por eso ni siquiera se puede distinguir si son obra de la guerrilla o de las bandas fascistas”.

 

A modo de conclusión

Esta nota de la revista Avanzada Socialista es del 20 de marzo de 1976. Apenas cuatro días antes del golpe. Es el último numero, porque la Junta Militar declaró ilegal al PST junto a otros partidos de izquierda. Es posible que existan otros documentos posteriores al golpe que desconozco. Por lo tanto no se que opinión mantuvo el PST sobre los grupos guerrilleros posterior al 24 de marzo. Pero nada hace inferir que haya variado mucho su visión.

Me pareció importante reproducirla, porque expresan una opinión muy contundente, sin medias tintas, con la que se puede estar de acuerdo o no, pero este documento es un claro testimonio de época.

Como digo siempre, intento aportar otras visiones que rompen con algunos paradigmas sobre nuestro pasado reciente. La historia no es binaria, buenos o malos, blanco o negro. La historia, como la actualidad, -que un día sera historia- se mueve en una infinita escala de grises que es necesario intentar captar para poder comprenderla.

 

(*) Autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón.