En mi nota anterior “Un bosque en Jerusalén llamado Presidente Perón”, repasé las muy buenas relaciones del primer gobierno peronista con el estado de Israel . Mencione en la nota, la inauguración de un bosque en Jerusalén en febrero de 1955 en homenaje a Perón.
Por Aldo Duzdevich (*)
Para esa fecha habían pasado diez años del fin de la guerra y el suicidio de Hitler en la Cancillería de Berlín. Y, si para ese entonces la Argentina hubiera sido el “paraíso de refugio nazi” que nos cuentan algunos novelistas locales, sería ilógico semejante reconocimiento de Israel.
¿Kurt Bruno Kirchner sería tío de Néstor?
Se ha creado una mitología del refugio de los nazis en nuestro país, que es atrayente y vendedora de libros y publicaciones. Incluso en Bariloche -donde existió y existe una gran comunidad alemana que apañó algunos nazis- se conserva en la montaña una mansión que supuestamente habitó el mismísimo Hitler.
Según el novelista Ariel Basti, durante los dos primeros mandatos de Perón (1946-1955), Adolf Hitler vivió en la estancia San Ramón, a unos 15 kilómetros de Bariloche, bajo el seudónimo de Kurt Bruno Kirchner. Bueno, desconozco de donde saco Basti semejante dato. Pero sospecho que hay doble intención. Habiendo tantos apellidos de origen alemán, que el fantasma de Hitler justo venga a elegir Kirchner, suena raro.
De todos modos para la industria del turismo barilochense, no le viene nada mal, tener al Nahuelito (el mítico monstruo del Nahuel Huapi) y alguna casona misteriosa, donde podamos decir que allí regaba las plantas Eva Braun. Una conocida agencia de turismo, por la “módica” suma de tres mil quinientos dólares, vende a extranjeros un tour por las “casas” de Hitler, que supongo incluye un refrigerio campestre, servido por jóvenes rubias vestidas con uniforme alemán. Un poco de misterio y fantasía venden turismo y hay que explotarlo. De allí a que los lugareños nos las creamos, es otra cosa.
Científicos y criminales repartidos por el mundo
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial se desató una feroz disputa entre EEUU, la Union Soviética y otras naciones, por ver quien lograba llevarse la mayor cantidad de científicos y personal militar calificado del bando derrotado. Cierta mitología interesada instaló que los alemanes que fueron a EEUU, Rusia, Francia o Inglaterra eran científicos puros y que los que vinieron a Sud América eran todos criminales de guerra.
El escritor ingles Philippe Sands, quien publicó recientemente su libro Ruta de Escape se sinceró en un reportaje de Infobae: “Sabíamos que los estadounidenses y los británicos reclutaban a científicos. Pero no sabíamos que reclutaban a asesinos de masas. Karl Haas: un asesino de masas, el colega de Priebke, ¡trabajaba para los estadounidenses! Fue el espía principal de los estadounidenses en Roma durante cuatro años. Creo que la Ratline (ruta de las ratas) fue una construcción americana: fue un sistema de reclutamiento. Sabían todo sobre ella y la usaron para reclutar anticomunistas”.
Operación Paperclip
El 16 de julio de 1945, el Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos emitió un memorando ultrasecreto titulado "Explotación de especialistas alemanes en ciencia y tecnología en los Estados Unidos". Este memorando detallaba un programa ultrasecreto para "la obtención, utilización y control de especialistas". En otras palabras, se trataba de un plan encaminado a reclutar científicos alemanes y llevarlos a los Estados Unidos.
El presidente Truman autorizó la “Operación Paperclip”. Miles de alemanes con sus familias, fueron llevados secretamente a Estados Unidos. El caso mas famoso es el de Wernher Von Braun, miembro de las SS, inventor de las bombas V2, que cobraron miles de vidas en Londres, Von Braun se transformó en el padre de la carrera espacial de EEUU. Hoy se lo puede ver en fotos con todos los presidentes y tiene estatuas en distintos sitios de EEUU.
Algunos de estos científicos fueron Georg Rickhey y Arthur Rudolph, ambos ingenieros en la producción de las bombas V1 y V2. Rudolph fue descrito como un "nazi ardiente" y criminal de guerra. Sin embargo, estas acusaciones fueron silenciadas en su archivo oficial, y Rudolph llegó a trabajar para la NASA.
En vista de los conflictos que amenazaban Occidente, Dulles, jefe de la CIA desde 1952, necesitaba disponer de un agente especialista en los trasfondos soviéticos. Para ello contó con los servicios de Reinhard Gehlen. Durante la Segunda Guerra Mundial, Gehlen fue jefe de la contrainteligencia alemana en el frente ruso y junto con otros excamaradas alemanes creó la Organización Gehlen, uno de los ejes de las operaciones secretas de la OTAN.
Los soviéticos tuvieron su "Operacion Osoaviakhim", con la cual lograron hacerse con cerca de 2.000 científicos y técnicos militares alemanes. Gran Bretaña realizó la Operación Backfire, una iniciativa británica para obtener técnicos de aeronáutica alemana.
Argentina también recibió técnicos y científicos
En este contexto, Argentina también vio la oportunidad de convocar a técnicos y científicos del bando derrotado que podían ser útiles al desarrollo nacional. Por ejemplo, el Brigadier Mayor San Martin, Director del Instituto Aerotécnico, en 1946 realizó un viaje a Europa y contrató allí unos 750 obreros especialistas, y dos equipos de diseñadores alemanes liderados por Kurt Tank y Reimar Horten respectivamente, quienes crearon el Pulqui, uno de los primeros aviones a reacción del mundo. Se calcula que varios centenares de alemanes entre técnicos, pilotos de aviación y científicos llegaron a nuestro país en esos años. Por supuesto, entre ellos hubo “colados” algunos criminales nazis, en un momento en el que todavía no estaba muy claro, ni la identidad, ni la responsabilidad de cada personaje.
La cuenta que no da
Hay una cuenta que ofrece la triste experiencia argentina. En nuestro país hay aproximadamente mil represores sometidos a procesos judiciales. Sobre 30 mil desaparecidos da una relación de un represor cada treinta. Aplicando en mismo criterio para 6 millones de judíos asesinados, podríamos calcular 200 mil alemanes implicados directamente en el genocidio. Ahora bien, EEUU y Rusia en Nuremberg, juzgaron y condenaron a la horca a solo diez jerarcas alemanes. Los restantes ¿quien los protegió?, ¿a donde fueron a parar? ¿Se vinieron todos a Argentina, Bolivia y Chile? En nuestro país fueron capturados Heichmann, Priebke y alguno más. La realidad todavía prolijamente ocultada, es que la mayoría fueron mano de obra desocupada, que captaron para sus fines non santos las potencias vencedoras de la guerra.
El estudio de los especialistas
Hace unos meses mi amigo Alejandro Peyrou me hizo llegar una nota de su autoria con informacion muy seria y detallada. Reproduzco algunos parrafos de esa nota :
"En 1994 el entonces Canciller Guido di Tella, creó en la Cancillería un importante grupo de trabajo, en el que participaron historiadores de tendencias diferentes, con la supervisión de expertos internacionales de prestigio indiscutible (Lord Dahrendorf, Ronald Newton, Heinz Schneppen), su coordinador académico fue sugerido seguramente por la colectividad judía argentina o parte de la misma. El objeto del trabajo fue determinar de forma exhaustiva la realidad de dichas acusaciones contra Perón de dar refugio a criminales de guerra".
"Esta comisión prolongó su mandato bastante depués del final de la gestión de Di Tella, en varios gobiernos. Las conclusiones finales del trabajo fueron compiladas y publicadas en el 2009. Los compiladores fueron Ignacio Klich y Cristian Buchrucker (“Argentina y la Europa del Nazismo; sus secuelas”, Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2009).
"Respecto a las denuncias citadas, el grupo de trabajo evaluó que de un universo total de 45.000 criminales de guerra identificados en Alemania, migraron a la Argentina un total de 22. El resto, permaneció en Alemania, emigro a USA o fue capturado por los soviéticos. El mas conocido de los cuales fue Eichmann. No se identificaron otros nazis relevantes (quizás Piebke). Un par de criminales que durante años se supuso que había llegado a Buenos Aires fueron Martin Bormann y Josef Menguele. El cadáver de Martin Bormann, fue posteriormente encontrado en Alemania donde habría muerto en 1945. Menguele, fue identificado como criminal de guerra en Alemania en 1956, o sea luego de la caída de Perón. El año anterior había obtenido un pasaporte de la Republica Federal de Alemania, viviendo en Paraguay".
"Algunos de los criminales de guerra identificados por Alemania fueron detenidos por la URSS y otros por USA, donde prestaron colaboración técnica o politica, algunos en ambas potencias sucesivamente. El caso más paradigmático fue el de un médico, acusado de ser no solo el supervisor técnico de Menguele sino también de otros médicos que efectuaron experimentos en distintos campos de concentración. En este caso colaboró con la URSS luego de su primera detención, y con la Fuerza Aérea de USA posteriormente (I.Klich y M.Rapaport. “Discriminación y racismos en A.L., GEL, 1997)".
"Respecto a criminales de guerra nacionales de los países ocupados por los nazis se identificó que cerca de 30 funcionarios croatas encabezados por Ante Pavelic se radicaron en el país. Algunos de ellos fueron ustachis simpatizantes del nazismo y no necesariamente criminales de guerra".
"En años posteriores ingresaron mas croatas con simpatías por el fascismo. De la misma manera que ingresaron muchas personas de distintos países europeos huyendo de las consecuencias de la guerra, empresarios, técnicos etc. Muchos quizás simpatizantes del eje, pocos criminales de guerra".
"Hasta aquí este intento de reseña bibliográfica de la publicación coordinada por Klich y Buchrucker. El libro incluye la elogiosa opinión de Lord Dahrendorf en las Conclusiones Finales (“no hay signos de que las autoridades argentinas hayan alentado masivamente a criminales nazis o fascistas”), del historiador americano Ronald Newton experto en peronismo. El prólogo es de Joseph Page que incluye un curioso párrafo: a fines de la guerra circularon informes que indicaban que miembros de la conducción nazi (incluyendo a Hitler) estaban fugándose a Argentina con oro y otros bienes en submarinos. Estas acusaciones tenían origen en una operación de inteligencia británica para descorazonar a los alemanes que aún combatían. La falta de comunicación habría hecho que curiosamente la inteligencia de USA y de la URSS creyeron en ella."
Concluyendo
Es cierto que hubo una política del peronismo de atraer cierta cantidad de alemanes calificados. Y es cierto que entre ellos, se mezclaron algunos personajes siniestros. Pero eso estuvo muy lejos de buscar convertir nuestro país en un refugio de criminales de guerra. Y las potencias de ese momento, todavía no han explicado que pasó con los miles de genocidas que aún faltan encontrar.
(*) Autor de "Salvados por Francisco" y "La Lealtad. Los montoneros que se quedaron con Perón".