Gobierno de Salta
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Por Aldo Duzdevich (*)

En la noche del sábado 19 de enero, 120 guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo al mando de Gorriaran Merlo, intentan tomar la Guarnición Militar de Azul. La operación comenzó matando al soldado conscripto de su puesto de guardia.

El intento de toma fracasó, pero en las acciones mataron al coronel Gay, su mujer Hilda Caseaux y al conscripto Daniel Gonzalez. Tres oficiales resultaron heridos y el coronel Jorge Ibarzabal fue secuestrado, y meses después asesinado. Del lado del ERP, dos guerrilleros fueron heridos, Carrara y Altera. Otros dos, Antelo y Roldán, fueron denunciados como desaparecidos. La magnitud de la acción guerrillera, el saldo en muertos y heridos, y en especial la muerte de la mujer del coronel Gay, produjeron una enorme conmoción nacional. Hubo una reacción de condena de todos los sectores políticos nacionales contra la acción guerrillera.

 

La posición del ERP frente al gobierno popular

El Ejercito Revolucionario dek Pueblo (ERP) de origen troskista nació como brazo armado del PRT Partido Revolucionario de los Trabajadores en 1970, durante la dictadura militar iniciada en 1966. De 1970 a 1973, los principales grupos guerrilleros, FAL, FAP, FAR, Montoneros y ERP eran aliados en el combate a la dictadura. Incluso en algunas oportunidades realizaban operativos juntos.

Pero, a fines de 1972 Lanusse acepta dar elecciones libres. Aquí comienzan las diferencias políticas entre la guerrilla peronista y la guerrilla de izquierda. FAR y Montoneros participan de la campaña electoral de Cámpora y muchos de sus cuadros de superficie asumen cargos electivos. Pero el ERP no acepta el sistema democrático y llama a votar en blanco.

El presidente electo Héctor Cámpora hace público un pedido de tregua a la guerrilla, “para permitir el inicio de un proceso de Liberación Nacional”. El 1 de abril de 1973 el PRT-ERP en un extenso comunicado le responde a Cámpora y manifiesta su decisión de continuar la lucha armada durante el gobierno constitucional que se iniciará el 25 de Mayo: El gobierno que el Dr. Cámpora presidirá, representa la voluntad popular”. Y que “respetuosos de esa voluntad”, el ERP no atacará a ningún representante del gobierno. Pero si a “las empresas y fuerzas armadas”. Aclaran que suspenden los ataques a la policía, “mientras ella permanezca neutral”. Esta definición era un despropósito, ya que era imposible pretender que la policía no interviniera cuando se estaban atacando a empresarios o militares.

“Si Ud. Presidente Cámpora quiere verdaderamente la liberación, debería sumarse valientemente a la lucha popular: en el terreno militar armar el brazo del pueblo, favorecer el desarrollo del ejército popular revolucionario que está naciendo a partir de la guerrilla y alejarse de los López Aufranc, los Carcagno y Cía”. Luego realizan una advertencia-amenaza: “Todo aquel que manifestándose parte del campo popular intente detener o desviar la lucha obrera y popular en sus distintas manifestaciones armadas y no armadas con el pretexto de la tregua y otras argumentaciones, debe ser considerado un agente del enemigo, traidor a la lucha popular, negociador de la sangre derramada”.

Esta postura del PRT-ERP (con quienes FAR y Montoneros tenían importantes lazos), generaba contradicciones insalvables. Esteban Righi, un hombre cercano a la JP, como Ministro del Interior, iba a manejar la Policía Federal. Y los gobernadores aliados a la JP, sus policías provinciales. Aquí el ERP estaba apuntando claramente contra cualquier cambio de actitud que pudiera tener la “Tendencia Revolucionaria Peronista”.

Finalizaban pidiendo la libertad inmediata de los combatientes y la derogación de toda legislación represiva. Los combatientes del ERP serán liberados por el Gobierno y el mismo día 25 de mayo se reintegraran a la lucha armada. Se derogará la legislación represiva, pero volverá a la discusión cuando en enero del ‘74 ellos ataquen la guarnición de Azul, y Perón mande la reforma del Código Penal.

La actitud de PRT-ERP pecaba de un sectarismo y soberbia propios de la izquierda más esquemática. Comenzaban confundiendo voluntad popular de 12 millones de votos, con la de los 300 militantes que componían el PRT-ERP. Exigían que el nuevo gobierno dejara en libertad sus presos para que pudieran retomar las armas y que se derogase toda legislación que los persiguiera. Y finalmente le pedían a Cámpora que se sumara y favoreciera “el desarrollo del ejército popular revolucionario”.

En verdad, el ERP jugaba a que los militares no entregaran el gobierno, o que el mismo durase lo menos posible. En esa demencial teoría de “cuanto peor, mejor” o “acelerar las contradicciones”, al ERP le molestaba la “formalidad democrática” y prefería la dictadura abierta para “luchar cara a cara con el enemigo”. Finalmente la historia les daría la oportunidad de enfrentarse “cara a cara” y tardíamente lamentar su error al irreparable costo de 30 mil jóvenes vidas.

 

Combatiendo al gobierno popular

Según el órgano de prensa oficial del ERP, “Estrella Roja”, de julio a diciembre de 1973, el ERP realizo 185 acciones, en promedio una por día. La mayoría son actos de propaganda armada, tomas de fábricas y escuelas, robo y reparto de víveres, pero también bombas, desarmes de policías, ametrallamientos de empresas, y secuestros. En distintos enfrentamientos dan muerte a cinco policías.

El 5 de agosto ejecutan en Tucumán al Inspector Mayor Hugo Tamagnini. El 12 de septiembre en Córdoba ejecutan a el Inspector Carlos H . Juncos. El 6 de Septiembre el ERP intenta copar el Comando de Sanidad, con gran despliegue, muere el teniente coronel Duarte Hardoy y son detenidos 14 guerrilleros. El 7 de noviembre secuestran en La Plata al coronel Florencio Crespo.

Un apartado especial merecen los secuestros que realiza el PRT-ERP para financiarse. El 6 de julio John Thompson de Firestone, que paga 3 millones de dólares de rescate. El 28 de agosto Kurd Schmid de Swissair cobran 3,8 millones de dólares y el 6 de diciembre secuestran a Victor Samuelson de Esso, por el cual obtienen 14 millones de dólares. A fines de 1973 el ERP tenia 21 millones de dólares, una buena cantidad de combatientes y se prepara para dar un golpe importante. La toma del Regimiento de Azul.

El PRT-ERP, además, se beneficiaba de una legislación laxa para juzgarlos, pues todas las leyes represivas habían sido derogadas el 25 de mayo y obviamente se oponían a cualquier modificación del status legal. Un ejemplo de lo dicho sale de la mencionada “Crónica” de la Revista Estrella Roja: “El 7 de Julio es detenido en Tucumán, el combatiente del ERP Macelo I. Pistán, que llevaba dos banderas del ERP y una pistola 11,25. El día 15 Pistán fue excarcelado por el juez federal Eduardo Vallejo”.

Tardíamente, Enrique Gorriarán Merlo (el jefe operativo de la toma de Azul) en sus Memorias dirá “la conclusión general fue que no deberíamos haber actuado en forma armada durante el período constitucional (de 1973)”.

 

Fidel agradece a Perón la ruptura del bloqueo comercial a la Revolución Cubana

El 27 de Febrero, mientras en nuestro país los “defensores del socialismo cubano” asaltaban cuarteles y mataban empresarios, el ministro de Economía de Perón, José Ber Gelbard, se reunía en La Habana durante tres horas con Fidel Castro. En ese encuentro, se firmó un convenio de cooperación económica que incluía un préstamo de 200 millones de dólares para compras de nuestra industria. Básicamente maquinaria agrícola y automóviles.

Argentina se convertía en el primer país latinoamericano en romper el bloqueo a Cuba. Decisión que ni siquiera había tomado el gobierno socialista de Salvador Allende.

Antes de regresar a la Argentina, el ministro de Economía de Perón pronunció un discurso ante el presidente cubano, Osvaldo Dorticos. Dijo Gelbard: No podemos concebir una Latinoamérica sin esta cálida isla, que es parte de su geografía, de su historia, de sus luchas…” “Es la era de la Latinoamérica unida” “Hace pocos días el general Perón sostuvo que el bloqueo de Cuba fue un trágico error”.

El Presidente Cubano agradeció el “gesto de soberanía e independencia del gobierno de Argentina” al haber decidido romper el bloqueo comercial contra Cuba. Luego brindó por “la salud del pueblo argentino, de sus dirigentes y del general Juan Perón”.

En conferencia de prensa en el aeropuerto, al despedir a la delegación Argentina, Fidel Castro dijo ante los periodistas: “esta primera entrega de maquinarias argentinas constituye un fuerte quiebre del bloqueo contra Cuba. Es a la vez la expresión de una política inteligente, un camino correcto para desarrollar sus relaciones económicas y políticas con los países de este hemisferio, significa una posibilidad de obtener mercados y un rechazo a la política de bloqueo”.

Años después, Nicolás Casullo recordará una charla en mayo del 74 con funcionarios cubanos en La Habana, donde había viajado como funcionario de cultura, acompañado de Carlos Oves. Recuerda Casullo: “dialogamos con dos funcionarios de Relaciones Exteriores que estaban muy informados de la realidad argentina. Era visible su preocupación por el enfrentamiento nuestro (de Montoneros) con el gobierno de Perón. Entre otras cosas que dijeron recuerdo: “la posición nuestra es que no se pierda de vista lo estratégico del proceso argentino (…) La caída de Allende en Chile fue desastrosa desde todo punto de vista.(…) En Bolivia lo mismo, en Uruguay las fuerzas populares retroceden. (…) Hay que apoyar el proceso democrático popular. No hay que caer en errores como los compañeros del ERP que empezaron a operar en plena democracia, ya desde el principio”. En la misma época escucharan expresiones similares de Fidel Castro y del líder panameño Omar Torrijos, los dirigentes de la JP, Juan Carlos Dante Gullo, Pablo Ventura y otros, en su gira de por Panamá, Cuba y Perú.

 

Agudizar las contradicciones dentro del peronismo

Según explicara tiempo después el jefe del ERP Mario Roberto Santucho, la toma del cuartel de Azul tenía tres objetivos: 1) humillar al Ejército, 2) robar armamento y, 3) provocar a Perón para acelerar sus contradicciones con la JP-Montoneros.

En sus memorias el jefe montonero Roberto Perdía, reconoce con cierta amargura las presiones que recibían para acelerar su ruptura con Perón: “Nuestro espacio político estaba presionado por dos fenómenos concluyentes. Uno era la presión del PRT-ERP, con sus críticas político-ideológicas y la continuidad de su accionar militar, todo lo cual impactaba fuertemente en los sectores más juveniles. Otro, el de los grupos peronistas más duros: el Peronismo de Base; la revista Militancia, cuyos referentes eran Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Duhalde; fracciones de las FAP, personificadas en Envar El Kadri, histórica referencia del peronismo revolucionario”.

 

El ERP no quiere reforma del Código Penal, Montoneros tampoco

El 25 de mayo de 1973, al asumir el gobierno constitucional, se modificó toda la legislación penal en relación a guerrilla y terrorismo. Se pensaba que instaurado el gobierno popular no iba a ser necesario sancionar hechos de violencia de ese tipo. Pero el ERP en forma pública y las otras organizaciones como FAR y Montoneros, venían con una dinámica del uso de las armas que se resistían a dejar.

Firmenich el 6 septiembre de 1973, a la salida de una extensa reunión con Perón declaró: Periodista: ¿Esto quiere decir que ustedes abandonan las armas? Firmenich:De ninguna manera: el poder político brota de la boca de un fusil. Si hemos llegado hasta aquí ha sido en gran medida porque tuvimos fusiles y los usamos; si abandonáramos las armas retrocederíamos en las posiciones políticas. En la guerra hay momentos de enfrentamiento, como los que hemos pasado y momentos de tregua en los que cada fuerza se prepara para el próximo enfrentamiento.” Diecinueve días después de esa declaración, Montoneros asesinó al Secretario General de la CGT Jose Ignacio Rucci, sin asumirlo públicamente.

Esos mismos días de septiembre en su campaña electoral a presidente, Perón no se cansaba de llamar a la paz y la unidad nacional: “No es concebible ni puede aceptarse como natural la existencia de fuerzas organizadas para imponer designios... por medios violentos, mientras el resto de la ciudadanía desarmada debe asistir indefensa al atropello y al delito. Las manifestaciones tumultuosas, como los reclamos violentos, no suelen ser el mejor camino. El Estado se ve precisado a recurrir a un rigor que nosotros preferiríamos sustituir por la persuasión, que siempre resulta más efectiva cuando media la comprensión y la buena voluntad (...) Es preciso también que la juventud se persuada de que la lucha activa ha terminado y que comienza otra lucha no menos importante por la Reconstrucción y la Liberación de la Patria, en la que hay que llegar a la unidad nacional cohesionada con una solidaridad de todos los argentinos que sea garantía de una paz indispensable para la Reconstrucción”.

Mientras el ERP se concentraba en atacar cuarteles y secuestrar empresarios. Montoneros apuntaba las armas a la lucha interna dentro del peronismo. En simultáneo habían empezado a actuar grupos terroristas de derecha que ponían bombas y asesinaban militantes de izquierda.

A fines de diciembre el gobierno envió un proyecto de reforma del Código Penal, cuyo tratamiento fue boicoteado por los diputados adherentes a Montoneros y parte de la oposición.

El ERP dirigió una carta a los diputados nacionales con motivo del tratamiento de la reforma del Código Penal: “El ERP previene a los señores Legisladores que se atrevan a votar esta bárbara y feroz ley, que cometerán un gran crimen contra el pueblo, que los colocaran dentro de las filas de los enemigos del pueblo y, que por lo tanto, se los considerara REOS DE LA JUSTICIA POPULAR”.

Por su parte, El Descamisado (revista de Montoneros) ocupaba toda su tapa con la siguiente frase: “Si los diputados votan las leyes represivas votarán: Leña para el Pueblo”. Dentro un comunicado de Montoneros, que se oponía al tratamiento de la ley. El comunicado se complementaba con una “carta de lectores” en El Descamisado, que advertía a los diputados: “Si votan a favor, recuerden que Vds. también ya habrán comenzado a tener las manos tintas en sangre de patriotas. Y cuando se hable de sus hijos se dirá “es hijo o nieto, de fulano, que puso su voto para que nos repriman” y veinte generaciones de sus descendientes no alcanzarán para borrar el estigma de la infamia”.

 

La reacción de Perón ante los sangrientos hechos de Azul

El presidente Perón, como jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, vestido con su uniforme de General, dirigió un enérgico mensaje al país esa misma noche. Calificó de “bochornoso hecho” lo ocurrido y caracterizó a los guerrilleros del ERP como “una partida de asaltantes terroristas”. Continuó diciendo que “hasta ahora el Gobierno nacional respetuoso de la ley y la Constitución, ha venido observando una conducta retenida frente a estos desbordes guerrilleros” pero que “todo tiene su límite”. Luego hizo mención a la “aparente desaprensión de las autoridades de la Pcia. de Buenos Aires” y recalcó que “a partir de hoy tomará todas la medidas de lucha pertinentes”. Instó a las fuerzas políticas y a los trabajadores “a defender a la República” y recordó que sin paz y unión resulta imposible “llevar adelante la Reconstrucción y Liberación Nacional”. Finalizó su discurso diciendo: “Ha pasado la hora de gritar Perón, ha llegado la de defenderlo”.

El padre Carlos Mugica, consultado por la prensa declaró en medio de los acontecimientos: “Este episodio sirvió para clarificar las aguas. Para distinguir entre la revolución auténtica protagonizada por el pueblo, y la aventura pretendidamente revolucionaria, elitista (…) El socialismo dogmático peca de cientificismo. Es aristocratizante: desconfía del pueblo, de la capacidad popular. Lo menosprecia”. Ante la pregunta si estas opiniones no lo alejaban mas de la Tendencia Revolucionaria, Carlos responde: “No es cierto que los curas del Tercer Mundo se alejen de la Tendencia. La formula correcta es que la Tendencia se ha alejado del Pueblo y del General Perón”.

Montoneros hizo un largo comunicado con una tibia condena a los provocadores de ultraderecha y ultraizquierda. Y El Descamisado del 29 de enero dijo en su editorial: “Y al ERP, al ERP, agarremos a los que participaron en Azul y metámoslos en una cancha ante 100.000 compañeros, y que expliquen. Que expliquen cual era el sentido de este hecho. Cuando las masas a su vez le expliquen a su modo, que eso, no es lo que necesitamos en este momento, que ahora se trata de apuntalar este gobierno popular, puede ser que se clarifiquen un poco y sino, los que no entienden, ya son un problema policial”.

Su insólita propuesta era “hacerles entender” y recién después aplicarles la ley. Imaginemos que podría pensar Perón de este planteo.

Tres días después Perón recibió a los diputados adherentes a Montoneros, los escuchó con paciencia oriental y en una larga charla les explicó que ataques guerrilleros como el de Azul no se debían aceptar en un gobierno popular y por eso se necesitaba modificaciones al Código Penal, para controlar a la violencia dentro del marco de las leyes.

A la salida, Firmenich dió la orden de renunciar a las bancas. Ocho diputados acataron y otros seis no. Entre el golpe de Azul, y la actitud frente al proyecto de ley, Perón le quito el apoyo al gobernador Oscar Bidegain, quien renunció. Montoneros perdió su principal espacio de gobierno y aceleraba así su confrontación con Perón.

De los tres objetivos que Santucho se había puesto de la toma de Azul, el ERP solo obtenía el tercero, forzar las contradicciones entre Montoneros y Perón.

(*) Autor de "Salvados por Francisco" y "La Lealtad. Los montoneros que se quedaron con Perón".