Natalia Aguiar
La Democracia es un bien invalorable para los seres humanos ya que su razón de ser es dignificar al ser humano, mejorar su calidad de vida, optimizar lo institucional y respetar garantías constitucionales como la vida, el derecho al trabajo, la familia, la libertad, la educación, la asociación, la diversidad, la defensa de las minorías y grupos vulnerables. Sin embargo, en Argentina muchas veces por cuestiones políticas, se alteran estos ítems y las consecuencias son nefastas.
En nuestro país acaba de suceder algo que parecía imposible de cumplirse. La condena a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner por la causa Vialidad en la que se le alegan delitos de gravedad, sobre todo habiendo sido presidente y vice de los argentinos.
Parece que habrá otras condenas posteriores que se sumarán a ésta por causas de corrupción similares, vinculadas a la obra pública, al abuso de poder, enriquecimiento ilícito, lavado de activos, etc.
No es una cuestión para alegrarse, todo lo contrario, es para entristecerse. Saber que una ex presidente es condenada por causas de corrupción, habla mal de nuestro país, de las instituciones, de lo que somos. No nos define como argentinos, pero enloda, entristece.
Esperar al próximo miércoles cuando Cristina Fernández de Kirchner se entregue a la Justicia es realmente triste. Si es cierto su responsabilidad penal, es más triste aún.
Pero la Justicia deja mucho que desear. La Corte Suprema, máximo tribunal legal del país, falló estratégicamente en el momento político para quizás, influir políticamente.
Claro que esto no significa que la Justicia no tenga razón, sino que utiliza los tiempos de manera laxa para ser o no funcional al poder de turno. Hay muchísimas pruebas en contra de Cristina Kirchner tal como lo afirma el fiscal de la causa, Diego Luciani. La Corte Suprema dejó firme la condena a Cristina Fernández en la causa Vialidad y la ex presidente terminó presa con una inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. De esta manera, la causa judicial, quedó cerrada.
Cristina no se lo esperaba
Se lo adelantaron operadores judiciales, muy confiables. Lo cierto es que el Máximo Tribunal, no suele expedirse tan rápido en las causas de cierta sensibilidad política. Recibieron el expediente en marzo y ya en junio salió la resolución. De hecho, tienen desde hace dos años una causa contra Jorge Macri por lavado y no se pronunciaron aún. Hay centenares de causas en el Alto Tribunal que llevan años y años sin ser resueltas y muchos otras, que por su tenor político sí se resolvieron, incluso extemporáneamente.
El 5 de noviembre de 2013, la Corte declaró que Gerardo Zamora estaba inhabilitado para ser candidato a Gobernador para un nuevo período en su provincia, Santiago del Estero. Allí se aggiorna Zamora, y su esposa Claudia Ledesma Abdala logra ser Gobernadora ante la imposibilidad de hacerlo él. En ese entonces, el Máximo Tribunal dispuso el levantamiento de la suspensión de la convocatoria a elecciones de Gobernador y Vicegobernador de la provincia de Santiago del Estero para el período que comenzaba el 10 de diciembre de 2013. Ella fue gobernadora entre 2013 y 2017.
En 2015, Juan Manuel Urtubey, Gobernador de Salta, logró amplia mayoría en su re re re elección, fuera de los parámetros constitucionales y la Corte, que tenía en sus manos la causa de inconstitucionalidad por esta reelección que no la permitía la Carta Magna Provincial, resolvió después de las elecciones de manera extemporánea, cuando Urtubey ya había asumido su tercer mandato. Fue electo en 2007, 2011 y 2015. Esta última, fuera de los parámetros constitucionales. Pero hasta la Corte hizo caso omiso. Estos son algunos casos pero hay varios ejemplos en los que la Corte toma una postura política muy marcada y se inclina para un lado de la balanza.
Cristina nunca dudó en que la condenarían. La cuestión giraba en torno al contenido del fallo y la oportunidad de su emisión. Lo importante no eran los años de condena, sino el momento del pronunciamiento. El cuándo.
A la ex mandataria le preocupaba cómo fundamentarían los jueces que ella fuera culpable y no Alberto Fernández o Julio De Vido. Como así también cómo se expresaría Carlos Rosenkrantz, a quien respeta desde lo intelectual, aunque no opinen igual.
Pero algo cambió y ella se enteró. Razón por la que el 2 de junio, blanqueó en C5N lo que venía diciendo en privado, que sería candidata en la tercera sección electoral. Previo a ello, hubo un cambio drástico en la conducción del canal bendecido por Cristina. Cristóbal López pasó a la dirección, y Fabián De Sousa fue trasladado por considerarlo muy kicillofista. Limpió el camino para su regreso a los medios. Días después, Máximo Kirchner se expresó en esa señal.
¿Cuál fue la razón por la que se aceleró el pronunciamiento de la Corte Suprema que condenó a Cristina Kirchner antes de que pudiera ser candidata? ¿Fue una estrategia de los magistrados? ¿Hubo acuerdos incumplidos que detonaron esta situación? ¿Por qué hubo tantos zigzagueos si siempre los tres jueces estuvieron convencidos de que ratificarían la condena? ¿Influyó el resultado trunco de la ley de Ficha Limpia? ¿La Corte quiere marcar la agenda? ¿La Corte quiere demostrar el poder que tiene incluso para con Milei?
Tres ministros de Corte con pensamientos disímiles
Ricardo Lorenzetti, quien desde un primer momento debió excusarse por haber sido designado por Néstor Kirchner y fue recusado por Cristina, fue el que más insistió en sacar resolución cuanto antes. Hace unos meses mandó una petición o carta interna a sus colegas para instarlos a resolver todos los casos políticamente sensibles que estaban pendientes. Esta situación fue leída puertas adentro del Tribunal como una previa, una preparación del terreno para el caso de Cristina.
De hecho, fue Lorenzetti quien pidió a los camaristas, segunda instancia, que apresuraran la resolución y llegara así cuanto antes a la Corte. Un gran jugador. Lorenzetti pretendía un pronunciamiento antes del cierre de listas porque si no era un pronunciamiento ineficaz, una declaración abstracta. Ni iba a ir a prisión, ni iba a quedar inhabilitada. Pero cuando Cristina anunció su candidatura, Lorenzetti habría apresurado su jugada contra reloj.
Las astucias de Lorenzetti llamaban la atención de sus pares, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. En la Corte vincularon esas maniobras con su interés en el ingreso de Ariel Lijo a la Corte. Se cree en los tribunales que cuando se cayó el pliego del polémico juez por la falta de apoyo kirchnerista, Lorenzetti le terminó de soltar la mano a Cristina. Y además esta jugada se la debía al Gobierno de Milei, ya que el presidente le soltó la mano a Lorenzetti una vez que cayó el pliego de Lijo, porque el cortesano le había garantizado los votos. Pero todo salió mal. Lorenzetti debía retractarse ante el poder de turno. Y lo hizo.
Para Rosenkrantz el tribunal podía resolver incluso después del cierre de listas del 19 de julio en la provincia de Buenos Aires, ya que no actuaba como una fecha límite, porque los fueros parlamentarios en realidad empiezan a regir una vez que los candidatos son electos. Pretendía resolver en agosto o septiembre antes de la elección, aunque eso también hubiese generado una fuerte polémica porque hubiese dejado correr la candidatura de Cristina.
Habría sido Rosatti el que decidió adelantar la resolución final, en su rol de presidente del tribunal, aunque las razones son un misterio. En la Justicia creen que la expectativa mediática y la postulación de Cristina, adelantaron las agujas del reloj.
De esta forma la Corte dió su postura y mandó a Cristina a la cárcel. Fue una demostración de poder contundente, no sólo para Cristina, sino para todo el arco político y sobre todo para Milei. Fue una especie de advertencia para todos y todas. !Cuidado! dijo la Corte. Que cuando quieren, los jueces se arremangan y juegan el partido de ajedrez.
El miércoles próximo Cristina se presentará ante la Justicia para ya quedar privada de su libertad. Es una situación muy triste por dónde se analice. Estamos ante una ex presidente condenada por delitos contra el Estado y abuso de poder. Estamos ante una Corte operadora, oportunista, injusta. Todo lo que no debe ser.