Por Antonio Marocco
Estamos viviendo un momento muy complejo en la provincia. Los temporales han afectado bastas extensiones en las regiones oeste y norte de nuestro territorio.
Comunidades originarias y criollas asentadas desde hace tiempo, tanto en parajes de la Quebrada del Toro como en la zona de influencia del Río Pilcomayo, están siendo asistidas por profesionales de salud, seguridad y desarrollo social del Gobierno.
Se montaron de manera preventiva hospitales de campaña, espacios de resguardo y centros logísticos de abastecimiento para acompañar en el minuto a minuto a las familias afectadas. Están los helicópteros y los vehículos todo terreno para llegar a los lugares más inaccesibles.
Todavía la situación genera preocupación y el gobernador Gustavo Sáenz ha ordenado desde el primer momento que los principales funcionarios de la gestión se instalen personalmente en la zona afectada para controlar todos los operativos.
Es valioso destacar que se está trabajando no solo desde la Provincia, también están colaborando Gendarmería, Fuerzas Armadas y decenas de instituciones de la sociedad civil, sin cuyo apoyo e iniciativa todo sería mucho más lento y difícil. Miles de salteños se sumaron a las campañas de donaciones y envío de ayuda a las comunidades afectadas.
Así debe ser, la solidaridad del pueblo y todos los resortes del Estado trabajando juntos frente a la emergencia.
La noticia que causó un poco de alivio fue la bajante del caudal en el Río Pilcomayo, mientras que en la Quebrada del Toro ya se lograron despejar las principales conexiones viales. Una vez que pase el temporal, empezará la reconstrucción —con mejores previsiones— de todo aquello que el agua se llevó.
Desde luego que no es la primera vez ni será la última. La crecida y el desborde del Pilcomayo es una posibilidad que se presenta durante cada año en temporada estival. Lo mismo con los aludes en nuestras zonas de cerros y montañas. Ahora, es importante reconocer e identificar que el cambio climático aceleró y magnificó estos fenómenos, causando daños e inconvenientes de mayor duración y dimensión. Por tal motivo, los científicos que estudian el cambio climático remarcan que es imperante pensar en una reconstrucción que no solo recupere lo que se perdió, sino que además prevea la defensa y la protección frente a este tipo de situaciones que muy probablemente se repitan en el futuro.
Estamos atravesando varios frentes de conflicto. Desde las desavenencias que producen las fuerzas de la naturaleza hasta las dificultades económicas que genera la crisis nacional en la mayoría de los bolsillos de los trabajadores argentinos. Es importante no bajar la guardia. Y eso implica mantener la calma, cuidarnos entre todos y evitar la escalada de violencia. Que no tengamos que lamentar jubilados golpeados en las calles ni periodistas debatiéndose por la vida. Se valora que la marcha del miércoles pasado tuvo un desarrollo mucho más pacífico que la de la semana anterior, cuando la vehemencia desmedida —tanto de algunos barrabravas como de algunos policías e infiltrados— impidió la manifestación popular, caldeó los ánimos y puso en vilo a medio país. No se puede hacer la paz a martillazos ni que crezca la economía a pedradas.
Por la democracia todo, por la violencia nada.
Columna emitida por FM Aries