02 02 aguiar2Por Natalia Aguiar

La hermana del presidente Javier Milei cooptó el poder de manera central y verticalista y no tiene miramientos a la hora de tomar decisiones duras, como correr a gente que fundó la Libertad Avanza.

Ejerce y decide sobre temas importantes de presidencia que no son técnicamente económicos y ya empieza a tener fricciones con Santiago Caputo, el asesor estrella y parte del triángulo de poder, por el armado electoral y los nombres en danza.

A Karina, no le interesa el vínculo con Mauricio Macri, ni siente que le debe pleitesía o respuestas, lo ignora. A diferencia de su hermano que siente respeto y agradecimiento para con el expresidente.

Karina es más fría y calculadora, ejecuta con miras a consolidar el poder de la Libertad Avanza. Su poder de influencia es incalculable y se hace lo que ella decide y dice. Su capacidad de influencia es increíble y se encarga de los trabajos que nadie quiere hacer, ni siquiera el propio Presidente. Controla sectores claves y sensibles del Gobierno como lo es la SIDE a través de Sergio Neiffert y Diego Kravetz, decide sobre el ARCA a través de Andrés Vázquez, Maneja Salud con Mario Lugones. Hizo cambios en la UIF (Unidad de Información Financiera) donde designó a Paul Starc, decide en el Ministerio de Justicia por su amigo Sebastián Amerio y es la principal promotora de las designaciones de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla en la Corte. Fue la encargada de abrirle la puerta a Rodolfo Barra de la Procuración del Tesoro, es decir jefe de los abogados del Estado y nombró allí a Santiago Castro Videla. Sorprende las decisiones que toma, y la fortaleza de su lapicera, porque en varias oportunidades, ni siquiera consulta al Presidente. Ella ejerce las veces de Presidente de la Nación.

Este super poder incalculable le está trayendo problemas con personas claves para la Libertad Avanza, pero sobre todo y en los últimos tiempos, con Santiago Caputo, ya que ella no lo deja tomar decisiones en el área electoral.

Tal es el poder que detenta que hasta le puso límites al Ministro de Economía, Luis Caputo, que intentó avalar a su amigo el intendente marplatense, Guillermo Montenegro, para las listas nacionales y la respuesta rotunda fue un no. “El armado es de Karina, cuidado no te metas allí, porque la que decide y nombra es ella”, le aconsejaron al mismísimo ministro. “La dueña de la Libertad Avanza es ella”. Fin del asunto. Esa área está reservada para Karina, es de ella, desde allí concentra más y más poder. Sus secuaces son Lule Menem, Martín Menem y Sebastián Pareja.

El fin de semana pasado, Karina Milei estuvo al frente de un día de afiliación a la Libertad Avanza en la ciudad de Buenos Aires, donde personalmente ella busca enfrentar a Jorge Macri, actual Jefe de Gobierno porteño. El objetivo principal del sábado, era competir con la marcha contra Milei por señalar a las minorías, discriminarlas e intentar eliminar la figura del “femicidio” del Código Penal. Pero el operativo de afiliaciones a las cinco de la tarde para competir con la marcha del Orgullo Antifascista, fue un fracaso. Pocas personas en comparación a la que acudió a la marcha. "Hubo muy poca gente, algunos hablaron de 200 o 300 personas", detallaba un referente de la Libertad Avanza. Karina hizo un gran despliegue, e incluso contó con la presencia de Santiago Oria, el cineasta del equipo de difusión que se limitó a los planos cortos para que no se advirtiera la falta de público.

Karina está decidida a diseñar sus propios candidatos, no quiere saber nada de nada con el PRO, y mucho menos después del desdoblamiento electoral. Ella impone su criterio, pese a cualquier fricción. Bueno, nadie se atreve a hacerle frente a Karina “El Jefe” Milei. Sería un sincericidio enfrentarla como le ocurrió a Ramiro Marra, expulsado de la Libertad Avanza, y a Eduardo Serellini, dos amigos de su hermano, que duraron muy poco: la decisión de Karina fue inquebrantable.

Muestra de un poder omnímodo. De hecho, la semana pasada fue protagonizada por una serie de decisiones explosivas. Demostró que ostenta un poder omnímodo dentro del Gobierno. El martes hizo rodar la cabeza de Eduardo Serenellini. El miércoles expulsó a Ramiro Marra, otro rebelde con el que estaba enojada desde el inicio de la administración. Ese mismo día, rompió junto a Patricia Bullrich el bloque PRO en la Legislatura porteña, con el pase de tres representantes a LLA. El jueves decidió custodiar el ingreso de Santiago Caputo a la Casa Rosada, para protegerlo de los periodistas acreditados allí por sus medios. Además, por decisión de Karina el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, era separado de su oficina en la Casa Rosada, ya que para ella fue el que filtró temas que se trataron en reuniones de ministros. No le perdona el vínculo que mantuvo con Nicolás Posse.

En la movida, también cayó el viceministro de Interior, Lisandro Catalán. Rolandi y Catalán son los hombres del costado de Guillermo Francos y estaban destinados a ser cuasi ministros cuando se resolvió fusionar la Jefatura de Gabinete e Interior. Ambos funcionarios fueron eliminados del grupo de WhatsApp de ministros y de las reuniones de Gabinete. Cuidado con pensar distinto.

Otro que está en la cuerda floja es José Luis Espert, quien pretende ser candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires. Al parecer, ya le bajaron el pulgar. Las espadas claves del Gobierno son Santiago Caputo y Patricia Bullrich, pero ya tienen fricciones con Karina también. Ellos saben que “El Jefe” es inquebrantable cuando toma una decisión. No es para nada diplomática y no le interesa lo que piense el resto. Cree en la construcción de su poder verticalista y se resiste a perder una mínima gota de él. Disfruta de esa consolidación de poder.

 

No tomar vuelo propio o defender ideas propias

Ante la marcha que se organizaba para el sábado en contra de los dichos homofóbicos de Milei en Davos, Karina dio la orden de que no se aplicara el protocolo antipiquetes para evitar desbordes y darles más fundamentos a la oposición. Decisiones de personas que pretende no sólo consolidar ese super poder, sino que disfrutan del ejercicio del mismo. Incluso asumió las tareas administrativas que molestan sobremanera al Presidente, que pretenden sólo concentrarse en lo económico. ¿Es una nueva gesta de poder? ¿Una nueva forma de poder bipolar? ¿Un binomio de poder? Karina es implacable, fría, calculadora, rígida. La que realmente ejerce el poder real. “Hablen con mi hermana”, es una frase que Milei tiene a flor de piel.

De hecho, todos en el Gabinete saben que el Presidente cedió la diaria decisión en temas de gestión administrativa y electoral. Todo lo que aburre y molesta al Presidente. ¿Quién toma las verdaderas decisiones? ¿Karina es la Presidenta en las sombras? ¿Karina hace el trabajo oscuro? ¿Karina lo protege a Milei? ¿Ese tipo de poder es una nueva forma de poder no prevista en la Constitución Nacional? ¿Es un bi-autoritarismo?

Además, es una forma de poder que se ejerce sin discusión, sin debate, sin consensos. Sólo a golpe de puño, el puño de Karina Milei. El que se atreve a pensar distinto, vuela por los aires.

Desde ya que no es un ejercicio sano del poder, sino por el contrario, un poder enfermizo y costoso para la sociedad. Un poder cegado por el poder.

¿Podrá Javier Milei limitar a su hermana? Ya existen diferencias respecto la forma de acordar o involucrar a Mauricio Macri en el armado electoral. Karina se niega en un ciento por ciento. El Presidente preferiría tenerlo de aliado y no enfrentarlo en las elecciones legislativas. Por su parte Mauricio Macri, la semana pasada en reunión del PRO, dijo que le dará un mes al Gobierno pare sellar un acuerdo, sino se lanzarán a la carrera electoral con su candidatura personal. A Karina, no le sacude el amperímetro. Ni le interesa la estrategia del PRO. Para ella el amarillo no va más ni en el país, ni en ciudad de Buenos Aires. Teje y teje poder para ella, la otra Presidenta.

Cuando Karina Milei toma una decisión, los funcionarios tiemblan. Ejerce el terror reverencial. Y cuando toma la palabra para dar un veredicto, el triángulo de poder se diluye como agua entre los dedos y se hace lo que ella decide.

Punto final. A todas luces. Karina, la otra Presidenta.