Por Natalia Aguiar
El gobierno de Javier Milei tirará la casa por la ventana para festejar el año de su gestión, pero también quisiera nombrar a los jueces de la Corte Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, además de bajar la inflación a cualquier costo como trofeo de guerra.
El Instituto Patria sería sede de reuniones para lograr el mentado acuerdo con Cristina que hasta ahora no pudo lograr, pero es su objetivo. Razón por la que ocho de sus diputados no dieron quórum para tratar la ley de “Ficha Limpia” ya que empantanaría el vínculo con los kirchneristas. Ahora un desierto abismal separa al PRO de La Libertad Avanza.
Javier Milei plantó la semilla desde el momento en que postuló a la Corte a Manuel García-Mansilla y al juez federal Ariel Lijo. El objetivo era que Lijo cosechara los votos en el Senado para sí y para el otro postulante, un catedrático de perfil conservador. Lijo supo moverse en las arenas movedizas de la política y tiene amigos en cada sector. En el peronismo y en el radicalismo. En Boca y en River. Aunque su mala reputación resaltada por organizaciones no gubernamentales le hace difícil recuperar credibilidad. Pero es algo que a él nunca le importó y al Gobierno parece que tampoco.
Ni Javier Milei ni el estratega Santiago Caputo lanzaron la operatoria “Cristina presa”, porque la necesitan. Esto enfada mucho a Mauricio Macri que si bien lanzó la campaña en contra de la corruptela kirchnerista, nunca se atrevió a ir en serio –pese a pruebas en su contra en varias causas judiciales- contra Cristina. Milei propone a Cristina salvarse de los males judiciales y la posibilidad única de poblar el Poder Judicial, con nombramientos de jueces afines. Luego de anunciar los pliegos de Lijo y García Mansilla, Milei lanzó una especie de juego de truco con operadores, senadores, gobernadores, intermediarios del Instituto Patria y de la ex presidenta para lograr llegar a buen puerto. Los interlocutores del presidente son Santiago Caputo y el secretario de Justicia, Sebastián Amerio.
Todavía no hubo acuerdo, pese a los esfuerzos de ambas partes. Ese meneo se desplegó sutil y sin hacer olas durante meses. Pero al cierre de la actividad parlamentaria, en el Congreso explotó un huracán tras fallar la sesión que trataría el proyecto del PRO “Ficha Limpia”. Para Macri y su gente fue traición y allí se posaron los ojos de todo el arco político sobre este acuerdo entre Milei y Cristina. Hubo un cruce de comunicados entre PRO y La Libertad Avanza en los que se dijeron de todo y ahora la relación está en un paréntesis de extrema tensión.
El oficialismo se había comprometido a tratar Ficha Limpia pero luego no lo hicieron. Esbozaban por lo bajo que la cuestión podría judicializar a la política en este contexto pero… ya estaba judicializada. “¿Queremos o no un país sin corrupción?”, expresó Macri de inmediato. Estaba indignado. Sus socios de la Libertad Avanza lo traicionaron, lo dejaron sin agua en la piscina, lo desafiaron sin aviso previo, se le rieron en la cara.
En la Casa Rosada venían susurrando que la iniciativa de “ficha limpia” -que impide candidatearse a quienes tienen condena confirmada en segunda instancia- era “mala”. Consideraban que iba a judicializar a la política. Aún así, se habían comprometido con sus socios a aportar sus votos y no lo hicieron.
Milei, que no tiene diplomacia para nada, reaccionó a las críticas y en seguida salió a prometer a la diputada Silvia Lospennato (PRO) que el Gobierno redactaría una versión mejorada con la ayuda de Alejandro Fargosi, un exconsejero de la Magistratura. Los tuiteros libertarios cambiaron de opinión de manera inmediata como si el proyecto hubiera sido propio.
No se sabe a ciencia cierta cuál es la postura del Gobierno con el tema, pero ayer Patricia Bullrich afirmó que se impulsará esa propuesta. Lospennato dijo que “a riesgo” de sentirse “burlada” va a creer en la palabra del Presidente. Pero dejó una advertencia: “Nuestro votante no va a tolerar ningún acuerdo con el kirchnerismo”.
¿Quiebre con Macri?
El Gobierno está en un laberinto sin salida. Jugó todas las fichas a conseguir los votos para designar a Lijo y García Mansilla pero no tomó recaudos en los costos que asumió. Quedó en muy malos términos con Mauricio Macri y ahora el foco se desvió a este “acuerdo” con Cristina en el Instituto Patria. Cristina debe ser considerada si o si porque el Senado tiene 72 miembros y con 25 legisladores alcanza para bloquear los dos tercios de los presentes necesarios para designar a un juez de la Corte. Unión por la Patria suma 33 senadores.
Cuando en un momento del año parecía que el acuerdo se sellaba, Cristina pidió cambiar el pliego de García-Mansilla para colocar a una mujer fiel a su sector pero el Gobierno contestó con un no rotundo y además retrucó: “Lijo es el de ustedes”. Eso dio paso a la propuesta de Cristina de ampliar la Corte a siete o nueve miembros. El Gobierno estaría dispuesto si aparecen los votos para Lijo y García-Mansilla. Valga aclarar que Lijo no es más que de Lijo y juega su propio juego, un día es de Boca y otro de River sin sonrojarse. Va y viene en sus convicciones de acuerdo a los billetes involucrados. Cristina lo sabe. Fue desde el kirchnerismo que surgió el apodo “Va-Lijo”. Y así le quedó.
No hubo acuerdo y parece que la cuestión está complicada. Desde el oficialismo niegan la existencia de este famoso pacto pero… la falta de quórum libertaria responde la pregunta. En Balcarse 50 advierten que se buscó acuerdos con todas las fuerza, incluso gobernadores, radicales, y se contabilizaron los votos en una computadora pero no llegaban. Allí surge la idea de nombrar a los jueces de la Corte por decreto y en comisión por un año. Una aberración política. Un desconocimiento de la ley o su oportuno uso para desobedecer la norma. Cristina ya dio su respuesta, a través de José Mayans, que los 33 senadores peronistas votarán en contra de los pliegos que envió el Poder Ejecutivo si esos candidatos son nombrados por decreto.
Ahora Milei apuesta a convocar a sesiones extraordinarias para tratar el proyecto de reforma política y eliminar las PASO. Desde el kirchnerismo advierten las suspenderían pero no eliminarían. Tras la reunión de gabinete del último jueves, el oficialismo ratificó que llamará a sesiones extraordinarias y que, además de la eliminación de las PASO, incluiría la privatización de Aerolíneas Argentinas y juicio en ausencia (iniciativa que se frustró en la misma sesión de “ficha limpia”). Sin embargo, el Presupuesto 2025, no estará. Otro frente con los gobernadores a los que se les prometió negociar paritarias pero al caerse la sesión en Diputados en la que se rechazaría el DNU de canje de deuda, se puso fin a las falsas promesas. Los gobernadores están que trinan.
Milei termina su primer año enfrentado con Macri y buscando votos de Cristina. Aunque lo acompañan las encuestas y los logros económicos que se festejan fuera del país, los argentinos no tienen nada que festejar.
En el Gobierno están decididos a nombrar a los jueces de Corte por decreto y retirar los pliegos del senado para que no salgan rechazados, pero eso sería una jugada muy dura que el arco político no resistirá y dará pelea.
Un año de gestión
Milei se expresará por cadena nacional en el aniversario de su primer año de gestión y se reunirá con cinco economistas entre ellos, el premio Nobel 2011, Tom Sargent. Se posicionará en los logros, los objetivos y la herencia recibida. Discurso que deberá cuidar si pretende acordar con Cristina.
El día será el martes 10 a las 21 horas, Javier Milei emitirá un mensaje en cadena nacional con un balance de gestión, entre otras apreciaciones picantes a las que acostumbra a sus seguidores. Dicen sus asesores que explicará “qué fue lo que hicimos para evitar la bomba que nos dejaron”, resumen cerca del jefe de Estado. Y de lo que se hará a futuro.
El Presidente mantendrá, entre ese 10 y el miércoles 11, una serie de cuatro encuentros con cinco economistas de relieve mundial. Cree que “hay mucho para celebrar” como haber evitado la hiperinflación, y que pudo domar la variable inflacionaria en baja y que luego de meses difíciles se comienzan a ver reactivación. Recibirá a Guillermo Calvo y Sara Guerschanik Calvo. Ese mismo día a la tarde, a Juan Pablo Nicolini. Al día siguiente, a las 9 de la mañana, recibirá a Tom Sargent, quien ganó el premio Nobel de Economía en 2011 junto a su par Christopher Sims, por sus investigaciones sobre las relaciones causa-efecto en el funcionamiento de la economía. A las 11 será el encuentro con Fernando Álvarez, especialista en macroeconomía.
Milei tiene el guiño de otros economistas como el de Edmund Phelps, otro Nobel de Economía, que le envió su libro desde Estados Unidos, el que fue tapa de The Economist, con el título: “Mi desprecio por el Estado es infinito. Lo que Javier Milei puede enseñar a Donald Trump”. Que así sea y que los argentinos sobrevivan a las tablas de Excel del este Gobierno sin humanidad, sin diplomacia y sin códigos de lealtad.