10 14 aguiarPor Natalia Aguiar

Si Don Domingo Faustino Sarmiento vivenciara lo que Javier Milei hace con la educación universitaria, se agarraría la cabeza tras tremendo esfuerzo para impulsar la enseñanza de calidad en este país, de manera gratuita e igualitaria.

Muy suelto de cuerpo, el sábado pasado en la reinauguración del ex Centro Cultural Néstor Kirchner, ahora llamado Palacio Libertad Domingo Faustino Sarmiento, el presidente Javier Milei, llamó “sucios” a los rectores de las universidades.

Su discurso se centró sobre el pleito con las universidades públicas, luego de haber logrado esta semana blindar el veto contra la ley de financiamiento a las casas de altos estudios. “Si no quieren ser auditados, debe ser porque están sucios”, sentenció Milei. De esta manera y sin tapujos arremetió contra el rectorado universitario, a quien acusó de “tomar de rehenes” a los alumnos y de interesarse solo “por las cajas políticas” para mantener sus privilegios.

“Señores, dejen de engañar a los argentinos y díganles la verdad: que no quieren ser auditados para mantener sus curros y que de esa manera utilizan y prostituyen una causa noble para seguir defendiendo el robo de algunas agrupaciones políticas”, denunció Milei. “La realidad es que no les interesa la movilidad social o la educación, les interesan sus cajas para mantener sus privilegios”, acusó. “La universidad ha dejado de ser una herramienta de movilidad social para convertirse en un obstáculo para la misma. Si los que defienden las universidades creyeran en la movilidad social, tomarían el ejemplo de Sarmiento y en vez de defender una universidad para ricos, defenderían una educación de calidad para todos”, sostuvo el mandatario.

A lo largo de su discurso, Milei sostuvo que “no está en juego la cuestión de la universidad pública y gratuita” sino que ahondó en la escasez de los recursos y tras ello reclamó mayores auditorías para el sector.

Sarmiento tomó un país con una tasa de analfabetismo del 90%, construyó 1800 escuelas, cuadruplicó la población escolar y producto de su propuesta educativa como de progreso económico que aquella generación liberal aseguró, algunas décadas después la Argentina que se convirtió en el primer pueblo de la historia humana en erradicar el analfabetismo. Hicimos “civilización de la barbarie”, destacó Milei. Pero se olvidó de mencionar que Sarmiento dotó a la educación pública de un presupuesto en calidad de inversión, con miras al futuro. Milei se dedica a destruir la obra de Sarmiento y no le tiembla el pulso.

Podría perfectamente auditar las universidades sin recortar el presupuesto, y aquellas cuyos números no les den bien, podrían cuestionarse, pero puso a todos los rectores y todas las universidades en una misma bolsa, acusándolos contra un paredón sin respetar el principio de igualdad e inocencia ante la ley.

Por su parte, el bloque radical de diputados se encuentra ante un posible quiebre por haber avalado el veto de la ley de financiamiento universitario, bastión de su ideología. ¿Se traicionaron? ¿O esperan un asadito en Olivos? ¿Dónde quedaron los valores?

Cristina Kirchner salió con los tapones de punta contra los gobernadores y diputados peronistas que habilitaron el veto de Milei. “Transfuguismo político”, destacó la ex mandataria indignada por esta falta a las convicciones peronistas de educación gratuita e igualitaria para todos, todas y todes.

Mientras tanto, Milei pese a querer ganar las próximas elecciones con su propia tropa, ya negocia a regañadientes con Mauricio Macri y Cristina Kirchner. Conoce sus debilidades y se ve obligado a negociar porque el poder en juego es inmenso.

Los gobernadores en pie de guerra

Sería muy oportuno que en Argentina surgieran opositores con fundamentos lógicos, así que ahora los gobernadores se organizan para hacer frente al presupuesto 2025. Quizás no sea por ideología, pero si por fondos.

Aunque en la Casa Rosada creen que contarán con el apoyo de los caciques provinciales, a mucho de ellos se les están escapando las plumas y dudan de dar aval al presidente. Se sienten burlados, estafados. Los mandatarios creen que deben plantear seriamente la falta de cumplimiento recursos que les vienen prometiendo sin concreciones.

Los gobernadores de Juntos por el cambio, dan por sentado el endurecimiento en la postura al momento de negociar. Se sienten engañados, promesas y promesas en el aire. Creen que cumplieron con lo acordado, y eso se reflejó al momento de la votación para avalar el veto a la ley de financiamiento universitario.

Los caciques sostienen que aportaron al ajuste fiscal, como nunca antes y ha llegado el momento de recibir respuestas concretas, es decir los fondos que les corresponde. “Basta de promesas en el aire”, dijo uno de ellos. Mientras otro se refirió a “defaulteadores seriales de promesas”, como ironía a lo que acontece. Es que la respuesta del Gobierno cuando les preguntan sobre los fondos para las cajas de jubilaciones no transferidas o lo prometido para impulsar las obras públicas contestan: “Estamos en eso”. Pero ya no es suficiente, las provincias se ahogan.

Un punto clave es la asignación de más recursos para la Ciudad de Buenos Aires (CABA) por el pago del 2,95% de coparticipación. Tras el acuerdo al que llegaron el mes pasado entre Luis Caputo y Jorge Macri a instancias de la Corte Suprema de Justicia. Para algunos economistas, con sólo cumplir con ciudad de Buenos Aires y que ANSES transfiera los fondos a los 13 sistemas previsionales en manos de las provincias, podría consumir todo el volumen presupuestado e, incluso, se quedarían con faltante. Este concepto es compartido por la mayoría de los gobernadores en guerra, como lo son el neuquino Rolando Figueroa, el santacruceño Claudio Vidal, el cordobés Martín Llaryora, el salteño Gustavo Sáenz y el rionegrino Alberto Wereltinek. En esta línea se encuentran incluso gobernadores afines a Javier Milei como lo son los peronistas Osvaldo Jaldo de Tucumán y Raúl Jalil de Catamarca.

Serán Maximiliano Pullaro, gobernador de Santa Fe, Alfredo Cornejo de Mendoza y Rogelio Frigerio de Entre Ríos, los que acudirán en estos días a la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados para exponer la vulnerabilidad que viven las provincias. E incluso recordar que hay varias provincias con planteos en la Justicia.

Al presentar el proyecto de Presupuesto 2025, Milei planteó una hecatombre para las provincias, ya que ordenó prácticamente, que las provincias redujeran U$S60.000 millones los gastos en 2025, monto que luego fue relativizado por representantes del Gobierno quienes estimaron esa cifra en U$S25.000 millones. Los gobernadores reaccionaron inmediatamente y hubo una reunión de urgencia con Luis Caputo y Guillermo Francos. Aún con promesas.

Por su parte, el peronismo se organiza para rechazar de plano el Presupuesto 2025. De hecho, las provincias cubrieron de bolsillo propio el dinero que ANSES dejó de mandar a las 13 cajas de jubilaciones. El artículo 59 del proyecto de presupuesto establece un crédito presupuestario de $ 254.421 millones para esos fondos pero, con una cláusula engañosa, ya que “solo podrán requerir el pago de los anticipos a cuenta, aquellas provincias que tuvieran un déficit reconocido, ya sea provisorio o definitivo, que surja de un acuerdo” con ANSES de 2021 “o posterior”.

Es tal la deuda acumulada que no habrá fondos que soporte, es lo que sostienen varios de los economistas consultados. Otros estiman que, si el presupuesto se aprobara sin cambios, las provincias perderían U$S 5.000 millones debido a la eliminación de tres asignaciones específicas al régimen de previsión social: 11% de IVA; los fondos y fideicomisos del impuesto a los combustibles, además del impuesto de monotributo que se destina a Seguridad Social. Una situación más que complicada. Promete, promete, que algo quedará…

“Todos los problemas son problemas de educación”, diría Sarmiento.

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