05 06 aguiarPor Natalia Aguiar

A cinco meses del inicio de su mandato, el mundo mira a Javier Milei, con otros ojos, con la mirada más aguda y crítica, ante la necesidad de respuestas eficientes.

Cuando Milei ganó las elecciones presidenciales, el mundo lo observaba como un éxito, un fenómeno, como la salvación para Argentina. Un antes y después de tantos embates contra los argentinos, décadas y décadas de derroches y corruptela.

Ahora se percibe en el exterior otro ambiente. The Wall Street Journal, el periódico estadounidense, advierte a Javier Milei por su “talón de Aquiles”. En una nota de la periodista Mary Anastasia O’Grady, que analiza la realidad argentina, se refiere a la falta de apoyo legislativo para aprobar la Ley Bases y asegura que el libertario debe cambiar de rumbo o se convertirá en “otro presidente mediocre o algo peor”.

O’Grady empieza su narración con datos sobre la emisión de un nuevo billete de $20.000 en el país, que será el de mayor denominación y valdrá alrededor de 23 dólares. “Esto es doloroso para los argentinos que votaron al presidente Javier Milei en octubre porque prometió dolarizar la economía y cerrar el Banco Central”, sostiene.

“Para colmo, el Banco Central dijo que planea decorar el nuevo billete de $20.000 con una imagen de Juan Bautista Alberdi, padre del liberalismo clásico argentino y firme defensor del dinero sólido. Alberdi murió en 1884, pero si todavía viviera, apuesto a que presentaría una demanda por difamación”, ironiza la periodista.

 O’Grady hace mención a la alta inflación que afecta la Argentina y detalla sobre el superávit fiscal que celebró hace dos semanas el Gobierno en el primer trimestre del año, que ronda en “309 millones de dólares, o aproximadamente el 0,2% del PBI”. “Esta austeridad es uno de los principales impulsores de la caída de la inflación, por debajo de una cifra mensual comparada al 25% de diciembre. Pero no es suficiente. Las expectativas de inflación siguen siendo altas. La previsión del Fondo Monetario Internacional para 2024 es del 150% y del 45% para 2025″, continúa la periodista en su análisis.

En ese sentido, indica que los fuertes recortes que está llevando a cabo la administración libertaria “tampoco son sostenibles” por la falta de pagos a obras y servicios. “El superávit se ha logrado negando a los pensionados ajustes por inflación, cerrando obras públicas y frenando los pagos a los servicios públicos. Se espera que el progreso en materia de inflación provenga de la recesión y de recortes en los servicios gubernamentales”, argumenta.

Milei ha logrado un supuesto superávit al no pagar a las universidades públicas, a las provincias por sus derechos coparticipables, a los jubilados les paga en dos etapas, los hospitales no tienen insumos, y los servicios públicos se fueron por las nubes. La situación no es grata para la clase trabajadora y clase media de argentinos.

“Esta locura tiene un método, ya que la inflación elevada reduce el valor de la deuda pública (ahora equivalente al 80% del PBI) en dólares. “Una pregunta es cuánto tiempo los consumidores y los asalariados apoyarán a Milei si la incertidumbre monetaria desalienta las entradas de capital que tanto se necesitan, y hay una caída persistente del ingreso real y del poder adquisitivo”.

Milei “podría haber detenido la inflación en seco” si hubiese adoptado “una estrategia de dolarización creíble”. “En lugar de ello, primero está tratando de abordar las distorsiones fiscales y regulatorias” y es por eso que “corre el riesgo de fracasar”, detalla la periodista.

El costo de este proceso es la crueldad para los argentinos que estoicos aguantan de pie un ajuste superlativo, que los ha llevado a bajar la calidad de vida. ¿Aguantaría el pueblo argentino un fracaso tan mayúsculo como el ajuste?

Para cerrar, la nota recomienda a Javier Milei “cambiar de rumbo” para sumar apoyos: “El presidente visionario necesita romper el dominio de los intereses especiales en una legislatura disfuncional y apoyo popular para lograrlo. Si no cambia de rumbo, fácilmente podría convertirse en otro presidente argentino mediocre, o algo peor. El gobierno de Milei necesita dinero estable y rápido”.

De fracasar estas políticas, que ojalá no ocurra, por cierto, el golpe para los argentinos sería caótico.

Incluso antes de que Javier Milei ganara las presidenciales, había economistas como Thomas Piketty, Jayati Ghosh y Branko Milanovic, que aseguraron que “las ideas de Milei eran muy dañinas para la economía y el pueblo". El libertario causará “más devastación económica y caos social”, advirtieron en una carta abierta en contra de Milei firmada por más de 100 economistas referentes a nivel mundial.

Por su parte, el economista y filósofo francés, Guy Sorman, un clásico liberal, se interrogó sobre el futuro de la Argentina con Milei como presidente: ¿Suerte o desgracia? Es que el porvenir no está claro y los argentinos se juegan la posibilidad de remontar la caída o de perseverar en el declive hasta el infinito y más allá, casi acostumbrados al fracaso o a la resignación.

Para Sorman, la irrupción de Milei puede tratarse de una “causalidad histórica”, pero la suma de causalidades que llevaron al libertario a la presidencia ayuda a entender dónde y sobre qué está parado el pueblo argentino. Tras la pandemia, hubo gran migración de usuarios a las redes, eje de la militancia libertaria, y para muchos analistas, el secreto del éxito de Javier Milei. El tema es que la realidad de la administración pública es otra, la falta de apoyo en el Congreso y la disputa de poder con los gobernadores, más la quita de subsidios y una inflación al galope, son un combo explosivo para una sociedad que da pelea y aguanta de pie.

Cansados los argentinos de la corruptela, los negocios de los políticos con el Estado, el populismo y la falta de rumbo económico hizo que el mal humor de la gente, encontrara una respuesta en el discurso libertario, motosierra en mano para acabar con la burocracia estatal. Milei vino a proponer romper con los esquemas tradicionales de la política. Pero el costo lo paga la gente.

Pese a todo ello, inclusive a los ajustes potenciados a su máximo, la malaria de los argentinos, y la alta inflación, el sentimiento social de romper con los esquemas corroídos de la política nacional persisten. Quizás, como mecanismo de supervivencia. Pese a la compleja realidad, los argentinos eligen creer. Necesitan una oportunidad.

Guillermo Oliveto hace un análisis de la sociedad argentina, que “reactiva a los ajustes aguanta ahora con paciencia, estoicamente, una recesión que se prolonga. Ve en ella no una condena injusta, sino un proceso doloroso pero necesario que lleva a un horizonte mejor. Así le confiere un sentido al padecimiento. Y por eso aguanta”.

Los cuestionamientos llegan de diferentes frentes. Según datos del último Boletín Epidemiológico, en el país ya se registraron más de 396 mil casos y 280 fallecidos por dengue, en un brote récord que tuvo su pico de contagios a mediados de marzo y puso contra las cuerdas al Gobierno nacional por su política sanitaria. La decisión de Javier Milei de no iniciar una campaña de vacunación para controlar la escalada de casos fue criticada por una prestigiosa revista británica de salud, The British Medical Journal (BMJ), perteneciente a la Asociación Médica Británica, que calificó de "zombie" la gestión de Ministerio de Salud, a cargo de Mario Russo.

Sin embargo, el Gobierno no hace mea culpa, no empatiza con el dolor de la gente y festeja un “superávit”: “Este milagro económico responde a lo que llamamos motosierra”, dijo Javier Milei en cadena nacional por haber alcanzado un superávit de 0,2% del PIB en tres meses “pese a la oposición de buena parte del arco político y económico de Argentina”.

En vez de enfocarse en cuestiones importantes, Milei se enfrenta a España por los dichos de un funcionario que dijo que “ingiere sustancias”. Así Pedro Sánchez, rechazó el comunicado del presidente argentino y aseguró que seguirán manteniendo y fortaleciendo las relaciones" bilaterales.

De Milei depende que sus políticas sean efectivas, y que tan duro sacrificio valga la pena, la oposición debe mostrarse fuerte y mostrar las garras para defender la democracia y los derechos de los ciudadanos. Ahora la Ley Bases se debatirá en el Congreso y ya los patagónicos plantaron bandera. Milei debería festejar logros con los argentinos, dejar de ser un aspirante al éxito y lograrlo. Pero no debe olvidarse que detrás de las cifras hay personas que sufren.

Volvemos a la pregunta de Sorman: ¿Suerte o desgracia?