Un nuevo capítulo en la guerra comercial global se desató cuando la secretaria de Agricultura de los Estados Unidos, Brooke Rollins, afirmó que su país podría dejar de importar carne de la Argentina. Lo hizo en una entrevista con Fox News, mientras defendía las políticas proteccionistas del presidente Donald Trump.
Las declaraciones generaron ruido en los mercados y también en el Gobierno argentino, que ve en Estados Unidos un socio clave en su estrategia comercial. La funcionaria aseguró que el objetivo es claro: “Poner a Estados Unidos primero”, por sobre cualquier interés externo.
La frase se conoció en el marco del anuncio de nuevos aranceles del 10% para las importaciones, una medida que, aunque fue suspendida por 90 días, incluye a la Argentina.
Aunque el presidente Javier Milei mantiene una buena relación personal con Trump, la Argentina quedó incluida en el grupo de países afectados por los aranceles. Rollins, con un tono firme, enfatizó que “no hay nadie que pelee más inteligentemente o estratégicamente que Trump para todos los estadounidenses”, marcando una línea dura en defensa de la industria norteamericana.
La funcionaria también apuntó contra otros socios comerciales como India, China y Canadá, y vaticinó una “era dorada” para la economía de su país, gracias a esta política de proteccionismo renovado.
Amenaza o mensaje
Desde el sector ganadero argentino minimizaron el alcance de la frase. El analista Víctor Tonelli sostuvo que se trató más de una declaración política que de una decisión inminente.
"No hay razón económica ni comercial para que EE.UU. deje de comprar carne argentina", dijo Tonelli a La Nación. Actualmente, la Argentina exporta unas 40.000 toneladas anuales de carne vacuna a Estados Unidos, lo que representa el 7% del volumen exportado por el país. Para el mercado estadounidense, en cambio, ese número equivale apenas al 2% o 3% de sus importaciones totales, estimadas en 1.600.000 toneladas.
Además, el país ya enfrenta un arancel del 36,4% para ingresar su carne, lo que descarta cualquier tipo de ventaja preferencial.
Analizan el impacto
La Cancillería y el Ministerio de Economía analizan el impacto de las medidas de Trump y el potencial daño al comercio bilateral. La principal preocupación radica en que, al aplicar un arancel igualitario del 10% a todos los países, la Argentina pierde una ventaja competitiva frente a competidores más castigados hasta ahora, como China o India.
El experto en comercio internacional Marcelo Elizondo advirtió que “el efecto es negativo, porque nos empareja con el resto”. Y Fernando Landa, presidente de la Cámara de Exportadores, explicó que Argentina podría perder terreno frente a socios de Estados Unidos como México y Canadá en productos clave como carne, maní, acero y autopartes.
Mientras tanto, Trump justificó la pausa en los aranceles asegurando que busca evitar un mayor daño financiero: “Hay que mostrar algo de flexibilidad, y yo soy capaz de hacerlo”, lanzó el expresidente, con tono electoral.