El premio Nobel de Química de este año se ha dividido en dos mitades: una para David Baker, quien ha logrado la hazaña casi imposible de construir tipos de proteínas completamente nuevos. Y la otra, de forma conjunta, para Demis Hassabis y John Jumper, por haber desarrollado un modelo de inteligencia artificial para resolver un problema de hace 50 años: predecir las estructuras complejas de las proteínas.
El Comité Nobel destacó en su anuncio la importancia de otorgar el galardón a este tipo de investigaciones: tal y como se ha mencionado anteriormente, la comunidad científica llevaba mucho tiempo tratando de entender el mundo de las proteínas, "las herramientas químicas de la vida". Así, los aportes de Baker, Hassabis y Jumper han constituido una pieza clave en el camino por cumplir ese sueño, el cual, según indica la organización, "está ahora a nuestro alcance".
Además destacó el gran potencial que pueden tener los descubrimientos reconocidos: desde la fabricación de nuevos nanomateriales, hasta un desarrollo más rápido de fármacos específicos y vacunas.