09 11 papatimor

El Papa Francisco celebró una misa multitudinaria en Timor Oriental, congregando a cerca de 600.000 personas en el parque Tasitolu, ubicado junto al mar. Esta cifra representa casi la mitad de la población del país, lo que convirtió el evento en uno de los más significativos en la historia de la nación, y posiblemente, en el mayor en proporción a su población en toda la historia de las visitas papales.

Timor Oriental, un pequeño país del sudeste asiático que ha enfrentado numerosos desafíos tras su independencia de Indonesia en 2002, se volcó a recibir al pontífice argentino en un acto de fervor y fe. “Estamos muy contentos de que el Papa haya venido a Timor porque es una bendición para nuestra tierra y nuestro pueblo”, declaró Dirce Maria Teresa Freitas, una fiel de 44 años que viajó desde Baucau, a más de siete horas del lugar del evento.

Durante la homilía, el Papa Francisco hizo énfasis en el papel de los niños y la juventud en la renovación de la sociedad timorense. “Es maravilloso lo que pasa cuando nace un bebé”, afirmó. “En este país joven, en cada rincón, la vida se siente palpitar y bullir”, agregó, refiriéndose a la gran cantidad de jóvenes que componen la población de Timor Oriental.

Francisco destacó la importancia de "hacer espacio a los pequeños, acogerlos y cuidarlos", y subrayó que estas actitudes son esenciales para permitir la acción de Dios en la vida de los timorenses. Con un lenguaje cercano y cálido, el Papa buscó conectar con un pueblo profundamente católico, donde el 97% de la población profesa esta religión.

Una advertencia

En un tono más serio, el Papa Francisco aprovechó la ocasión para lanzar una advertencia simbólica a los timorenses. “Estén atentos a esos cocodrilos que quieren venir y cambiar la cultura, que quieren cambiarles la historia”, dijo. La metáfora no pasó desapercibida entre los asistentes, que entendieron el mensaje como una referencia a las amenazas externas que han enfrentado a lo largo de su historia, desde la colonización hasta la reciente ocupación indonesia.

"El Papa tiene razón, debemos ser fieles a nuestras raíces", expresó Alfonso de Jesús, un fiel que también asistió a la misa de Juan Pablo II en 1989, durante la lucha por la independencia.

 

La visita papal

La visita del Papa Francisco a Timor Oriental ocurre en un momento crucial para el país, que sigue luchando contra la pobreza y la falta de desarrollo económico. Con un 42% de la población viviendo por debajo de la línea de pobreza, la nación sigue buscando fortalecer sus instituciones y brindar mejores oportunidades para su gente.

El Papa también instó a los líderes locales a seguir promoviendo el bienestar de los más vulnerables y a continuar construyendo un futuro de paz y justicia. El presidente José Ramos-Horta, quien recibió al pontífice en el aeropuerto, expresó su esperanza de que el mensaje de Francisco “toque los corazones de los hombres” y ayude a fortalecer el camino hacia un futuro más prometedor para Timor Oriental.

El evento también marcó un hito simbólico, ya que fue celebrado en el mismo lugar donde San Juan Pablo II realizó una misa durante la ocupación indonesia. Ahora conocido como el “Parque de la Paz”, este sitio es un símbolo de la resistencia y la lucha del pueblo timorense.