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El Ayuntamiento de Ciudad del Cabo y otros lugares emblemáticos de la ciudad sudafricana se iluminaron de color púrpura en homenaje al arzobispo Desmond Tutu, todo un icono de la lucha contra el apartheid que fallecíó ayer domingo a los 90 años de edad.

Activista incansable, Tutu ganó el premio Nobel de la paz en 1984 por su batalla por los derechos civiles en un país que pierde a una figura histórica, como se encargaba de recordar en su discurso el presidente Cyril Ramaphosa.

"Él sabía, en el fondo de su alma, que el bien triunfaría sobre el mal", recordaba Ramaphosa, "que la justicia prevalecería sobre la inequidad y que la reconciliación prevalecería sobre la venganza y la recriminación. Sabía que el apartheid acabaría algún día y que la democracia llegaría".

 

El padre de la 'Nación Arcoíris'

Tutu acuñó el término "Nación Arcoíris" para describir a Sudáfrica cuando Nelson Mandela se convirtió en el primer presidente negro del país en 1994. En 1996 iniciaba un arduo viaje al pasado del país como jefe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, que acababa revelando los horrores del apartheid.

En Soweto, hogar del arzobispo, los vecinos lloran la perdida de un padre. "Esta calle, Vilakazi, es la única calle del mundo en la que han vivido los dos premios Nobel de la Paz", recordaba frente a su casa una mujer de esta ciudad, donde también vivió Mandela. "Así que pueden imaginarse lo conmovidos que estamos los vecinos de esta zona por su fallecimiento".

"Se le echará mucho de menos", decía otro ciudadano. "Desempeñó un papel importante en la vida de los negros y en la de todos los sudafricanos. Tuvo un impacto muy grande, así que se le echará mucho de menos. Que su alma descanse en paz".

El arzobispo llevaba varios años apartado de la vida pública y se sabía que en los últimos meses su salud se había debilitado notablemente. El próximo uno de enero, fecha prevista para el funeral, Sudáfrica dará en Ciudad del Cabo el último adiós a su último héroe.