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Según el historiador Miguel Ángel Cáseres la fundación no fue una inspiración del momento ni obra de un genio individual: fue parte de una estrategia trazada desde España para proteger la explotación de las minas de Potosí. En una entrevista con Punto Uno desmitificó el rol del Virrey Toledo y destacó el lugar central del valle de Lerma.

“La fundación no fue ninguna improvisación, no fue una corazonada, un acto de lucidez de un virrey ni nada por el estilo”, comentó el historiador Miguel Ángel Cáseres en diálogo con Punto Uno.

En ese sentido remarcó que aquel 16 de abril de 1582 todo “estuvo planificado desde mucho antes, como parte de una estrategia imperial trazada a miles de kilómetros: en España”.

“El imperio español tenía un desafío tremendo: asegurar su caja fuerte. Desde 1543, cuando se descubren las minas de Potosí y se empieza su explotación dos años después, la corona necesitaba proteger ese recurso fundamental. Las grandiosas minas de Potosí eran el corazón económico del imperio en América”, comentó Cáseres, quien presentó el libro “Breve Historia Política de Salta 1535-1900).

Salta fue un eslabón más en la cadena de ciudades fundadas en el siglo XVI. “Primero fue fundado Santiago del Estero en 1553, luego Tucumán en 1565, posteriormente Córdoba en 1573 y la cuarta ciudad fundada es Salta en 1582. Después vienen La Rioja en 1591, Jujuy en 1593 y, por último, Catamarca”, enumeró.

“Todo el proceso fue pensado por las autoridades españolas. Esto es lo que tenía que hacer el Virrey Toledo”. Pero según afirmó, el Virrey no fue un estratega brillante: “Toledo es declarado el gran genio de la fundación, pero en realidad no tiene ningún genio. Él no tiene ningún proyecto. Es apenas un empleado de la corona española, un representante del rey que debía administrar las suposiciones de Europa”.

Y añadió con ironía: “¿Qué hizo el Virrey Toledo? Designó a una serie de personas... pero ninguno le hacía caso”. Los primeros intentos por fundar Salta fracasaron uno tras otro. “El Virrey Toledo debería haber fundado Salta, pero no lo hizo. Entonces lo reemplazan por Luis de Abreu. Tampoco la funda, a pesar de que realiza otras fundaciones. Hasta que en 1580 se le presenta un licenciado en Derecho, Hernando de Lerma, con una cédula real firmada en 1577 por el rey Felipe II, que lo nombraba gobernador del Tucumán”, dijo.

Ese momento cambia todo. “Toledo no tenía fuerza para decirle que no. Se genera un conflicto entre el poder político y el poder teocrático. No simpatizaban”,contó. “Lerma fue el único que cumplió con las instrucciones reales. Cabrera y Abreu estaban más preocupados por encontrar oro, por eso pasaban de largo por Salta. Cabrera incluso terminó fundando Córdoba”.

El fundador de Salta, sin embargo, no tuvo un destino glorioso. “Hernando de Lerma muere años después en prisión, y su cadáver fue tirado fuera de los muros para que se lo coman los caranchos. Después lo enterraron porque un sacerdote pagó el entierro. El conflicto fue tremendo”.

La elección del lugar tampoco fue unívoca. En julio de 1581, Lerma reunió a sus cuadros militares y políticos en Santiago del Estero. La pregunta fue clara: ¿dónde fundar la ciudad, en el Valle Calchaquí o en el Valle de Salta?

“La resistencia indígena más grande contra el proceso fundacional español se dio en Salta. La encabezó Juan Calchacqui, que formó la Federación de Pueblos de Diaguita Calchaquí. Fue un verdadero dolor de cabeza para los españoles”, recordó el historiador.

El debate fue intenso: “Los que conocían el Valle Calchaquí decían que era bravo, peludo, lleno de indios indomables, pero con oro y buena tierra. Los otros decían que el Valle de Salta tenía menos problemas militares, aunque no había oro”.

La votación terminó empatada: trece a trece. “Y el voto de desempate fue el de Hernando de Lerma. Ya tenía decidido fundar en Salta.”.

 

Una aldea con proyección

La ciudad que nació el 16 de abril de 1582 fue apenas una aldea, pero con un peso estratégico enorme. “Salta fue una aldea hasta entrado el siglo XX, pero no una aldea cualquiera, era una aldea importante. Estaba ubicada desde lo que hoy sería la calle Belgrano hasta Alvarado, y desde Córdoba hasta Jujuy. Claro que esas calles no existían, pero a modo de ejemplo sirve para graficar”, señaló.

Uno de los cambios más significativos ocurrió en 1653: “Se saca el río Primero, el que pasaba desde la actual San Martín hasta la Urquiza. Eso lo hizo Arias Rengel. Desaparecen los sauces y se rellena el cauce. Eso permite la expansión de la ciudad hacia el sur”.

La historia de Salta está marcada por “las estructura del poder real, sus colonias y sus ejecutores, poniendo en movimiento todas sus miserias, sus pasiones, sus encuentros y desencuentros”.

Y remató: “Para entender la fundación de Salta hay que entender la necesidad geoestratégica: proteger la economía del imperio español. Santiago del Estero estaba sola como un rancho en el medio del campo. Fundar en Salta fue una decisión pensada”.