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Las voces del Dúo Salteño resuenan como un eco inmortal en la historia de la música argentina. Una armonía irrepetible, una revolución en el folklore, un puente entre el pasado y el futuro. Chacho Echenique y Ana Falcón pasaron por el streaming de Punto Uno y hablaron sobre la presentación de la segunda edición del libro Dúo Salteño: Memorias de largos caminos, de Ana Falcón y Lucas J. Fernández.

Por Rosario Mendieta

Cuentan que este libro, que no es una biografía convencional sino una obra que viaja en el tiempo y el espacio siguiendo las huellas del dúo, nos sumerge en la historia de Chacho Echenique y Patricio Jiménez. Nos transporta a los encuentros con el Cuchi Leguizamón cuando antes de ser el Dúo Salteño, eran el Dúo Argentino. Nos cuenta de esa instantánea empatía entre Chacho y el Cuchi, una complicidad que derivó en piezas musicales que desafiaron el tiempo.

Chacho Echenique lo definió con sencillez y grandeza: "Es una historia imprescindible. El Dúo Salteño marcó una revolución en la música argentina". Y cómo dudarlo, si su legado sigue vibrando en cada guitarra, en cada fogón, en cada joven que se acerca a la música con hambre de descubrimiento. "Lo que más valoro es haber podido captar y entregar a la juventud ese trabajo de armonía y composición musical", dijo con orgullo.

03 09 echenique2Ana Falcón, autora del libro, resaltó la importancia de este homenaje: "Es necesario seguir contando esta historia, porque el Dúo Salteño es futuro. Aun hoy, sigue siendo nuevo y contemporáneo". Y así es, su esencia no se ha marchitado, su creatividad sigue tendiendo puentes hacia el porvenir. No es una obra anclada en la nostalgia, sino un faro que ilumina caminos nuevos en la música.

La armonía vocal del Dúo Salteño no tiene igual. Su audacia musical, su capacidad de desestructurar la métrica tradicional del folklore para darle una dimensión distinta, hacen que su sonido sea tan vanguardista hoy como lo fue hace cincuenta años. Es la banda sonora de un país que vibra entre la tradición y la modernidad, una melodía que nunca deja de ser descubierta.

Quizás, en una noche cualquiera, en una peña perdida o en una sobremesa con amigos, alguien haga sonar La Pomeña o Zamba de Lozano. Y allí estarán, de nuevo, las voces de Chacho y Patricio, latiendo con la fuerza de lo eterno. Como una caricia a la memoria, como un susurro que nos recuerda que algunas melodías nunca se apagan.