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Salta conserva muchísimos testimonios del paso de los señores del Cuzco por la zona, más de cinco siglos atrás.

Uno de ellos es el llamado Sillón del Inca, situado sobre una quebrada paralela a la del Toro. El objeto es uno de los más icónicos de la civilización precolombina que habitó la provincia.

En la soledad de los cerros, lejos de cualquier ruta o de algún signo de modernidad, encontrarse con testimonios históricos de más de 600 años de antigüedad es una experiencia que deja una marca profunda. Más aún si son lugares que fueron importantes en sus tiempos de gloria y hoy permanecen olvidados para la mayoría de la gente. En esos casos, uno se siente un descubridor, con la emoción y la responsabilidad que eso implica. Eso es lo que se siente al visitar el sitio conocido como Incahuasi, o Sillón del Inca, en la quebrada de Incamayo, a 3000 metros sobre el nivel del mar.

La precordillera de Salta ofrece un tesoro mágico que pocos tienen el privilegio de conocer: emplazado en el interior de las montañas que rodean la Quebrada del Toro aparece el Sillón del Inca, una pieza particular que subyace oculta y que reviste una serie de incógnitas que los arqueólogos todavía no lograron decodificar. El sitio, que corresponde a las ruinas de Incahuasi, fue proclamado como Monumento Histórico el 10 de diciembre de 1945.

Para arribar al lugar, los visitantes deben recorrer un largo trayecto que comienza en la ruta nacional 51. Al llegar a Ingeniero Maury, es necesario trepar hasta los 3600 metros sobre el nivel del mar con el objetivo de cruzarse con un viejo sendero. Allí, se puede contemplar lo imponente del paso estrecho y las pintadas sobre los valles; en los alrededores surgen laderas cubiertas de cardones, comunidades enclavadas y cultivos en terrazas.

Al cruzar un arroyo, superando murallas de piedra, el terreno se vuelve más ancho y cuenta con una mejor preservación. Curiosamente, de espaldas al curso del agua, aparece una pequeña casita de adobe con una reliquia: el sillón, que resistió el paso del tiempo, se presenta en sociedad. Para colmo, tiene un apoyabrazos y una laja que oficia de asiento. El revoque de las paredes se mantiene por sectores y en el techo todavía hay paja.

 

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Escapadas

“Se asume que la silla era donde el jerarca se sentaba para administrar. Hice un rastreo sobre todos los elementos similares que poseía el inca y puedo asegurar, con un alto grado de certeza, que fue construida por esa cultura pero en función de los europeos, después de la conquista española”, sentenció Christian Vitry, el director del programa Qhapaq Ñan (camino del Inca) en la provincia norteña.

El poblado había sido habitado entre los años 1000 y 1450 por los pueblos originarios. Posteriormente, hasta 1532, se impuso en la región el imperio más extenso de la América precolombina. En la época contemporánea, Incahuasi fue catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. A su vez, en el lugar solo queda un puesto, que corresponde a la familia Lamas, y un cementerio cristalino con lápidas de principios del siglo pasado.

Según afirman los especialistas, la hipótesis más fehaciente vinculada a la construcción de la mítica silla tiene que ver con la intención de los colonizadores de doblegar el lugar de culto. “Hay detalles que son conceptos totalmente europeos. Después, hay hornacinas en las que los pobladores hacían ofrendas. Así como donde había un santuario se puso una cruz o se construyó una iglesia, en este caso se hizo lo mismo”, agregó Vitry en una entrevista con un medio local.

Sin embargo, la zona no está exenta de complejidades. Los temblores producto del movimiento de las placas tectónicas, las recurrentes tormentas y los deportistas que practican la modalidad enduro con sus motos se convirtieron en amenazas para los protectores del lugar.

El centro administrativo de la comunidad estaba localizado en un sitio estratégico: conectaba diferentes puntos como la Puna, el Valle de Lerma, la quebrada del Toro y los valles Calchaquíes. En total, tiene 18 kilómetros y la duración aproximada de la excursión es de 10 horas. Por ello, es ideal para aquellos que disfrutan de las travesías a pie y con la mochila al hombro. El Departamento de Rosario de Lerma, tan desconocido como atrapante, es el epicentro de otra de las joyas de nuestro país.

 

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Las ruinas de Incahuasi se encuentran en el departamento de Rosario de Lerma, entre las quebradas de Incamayo y del Toro. De acuerdo a los estudiosos, “se trata de los restos de una antigua fortaleza incaica que servía para mantener los dominios sobre las tribus diaguitas, atacamas, humahuacas, chiriguanos o lules, construida en tiempos del inca Yupanqui o de su hijo Huaina Capac, en el siglo XV”. Las ruinas actuales comprenden la casa del inca, una serie de pircas destruidas que habrían servido en su tiempo de corral, agujeros rodeados de piedras para la defensa y a una distancia considerable, sobre un cerro, se encuentra el mirador. Estas ruinas fueron declaradas Monumento Histórico el 10 de diciembre de 1945.