Los Valles Calchaquíes de Salta son un conjunto de valles y montañas que se extienden por más de 500 kilómetros en el noroeste de Argentina, ofreciendo paisajes de una belleza incomparable y una rica historia y cultura.
Los Valles Calchaquíes de Salta se caracterizan por su diversidad geográfica y climática, que va desde las cumbres nevadas de la Cordillera Oriental, como el Nevado de Cachi, hasta los desiertos y quebradas de colores, como la Quebrada de las Conchas y la Quebrada de las Flechas. En estos valles, se puede apreciar la obra de la naturaleza y la erosión, que han moldeado formas caprichosas y sorprendentes, como el Valle Encantado, la Cuesta del Obispo y la Recta de Tin Tin.
Pero los Valles Calchaquíes de Salta no solo son un paraíso natural, sino también un lugar donde se respira historia y cultura. En estos valles, se desarrollaron diversas civilizaciones precolombinas, como la cultura Santa María, la Candelaria y la Cóndor Huasi, que dejaron su huella en sitios arqueológicos, cerámicas y pinturas rupestres. También se asentaron los pueblos originarios de los calchaquíes, que resistieron durante más de un siglo la invasión española, protagonizando las famosas guerras calchaquíes. Su líder, Juan Calchaquí, dio nombre a estos valles.
La herencia indígena se mezcló con la influencia colonial, dando lugar a una identidad propia y singular, que se refleja en la arquitectura, el arte, la gastronomía y las costumbres de los pueblos que salpican los valles, como Cachi, Amaicha del Valle, Santa María, Cafayate, San Carlos, Angastaco, Molinos y Seclantás. Estos pueblos conservan el encanto de lo antiguo y lo auténtico, con sus casas de adobe y piedra, sus iglesias y museos, sus artesanías y sus fiestas populares.
Los Valles Calchaquíes de Salta también son un destino ideal para los amantes del vino, ya que albergan una de las mejores zonas de cultivo de uvas blancas, especialmente la uva torrontés, que da origen a un vino aromático y distintivo. En estos valles, se pueden visitar bodegas y viñedos, y degustar los vinos locales, acompañados de platos típicos, como las empanadas, el locro, el humita y el tamal.
Los Valles Calchaquíes de Salta son, sin duda, un destino de ensueño en el noroeste argentino, que ofrece una experiencia única e inolvidable a los viajeros que buscan conocer y disfrutar de la naturaleza, la historia y la cultura de esta región.
La mejor época para visitar los Valles Calchaquíes es entre marzo y noviembre, evitando las lluvias del verano, que pueden dificultar el acceso a algunos caminos. Además, esta época ofrece un clima más templado y seco, ideal para disfrutar de los paisajes, la cultura y el vino de la región. Sin embargo, se puede visitar los Valles Calchaquíes todo el año, ya que cada estación tiene su encanto y sus actividades. Lo importante es planificar bien el viaje, elegir el medio de transporte adecuado y respetar las normas de seguridad y cuidado ambiental.
La cultura y formas de vida se basaban en la agricultura, con cultivos de maíz, papa, zapallo, quinua y algarroba, y en la fabricación de productos como panes dulces y bebidas alcohólicas. Y hoy, esa tradición arraigada en los actuales habitantes es uno de sus encantos turísticos por excelencia.
La historia de Animaná está vinculada a los acontecimientos de la conquista española en el siglo XVI, cuando los pueblos resistieron la dominación española en las llamadas “Guerras Calchaquíes”. Tras ser sometida en 1665, durante el período colonial, Animaná se convirtió en un importante centro de comercio, gracias a su ubicación estratégica en la ruta entre Perú y Buenos Aires.
Ya en el siglo 20, Animaná se convirtió en municipio y se matuvo fiel a sus tradiciones y cultura. El pueblo incluso lleva los nombres de pintores argentinos y personajes locales en sus calles, lo que demuestra su profundo respeto por la historia y la identidad cultural.
Leyendas
Conocido por sus vibrantes festivales y celebraciones tradicionales, en los que la comunidad de Animaná se une para rendir homenaje a su patrimonio cultural, se destaca la fiesta de la Virgen de la Merced, de cada 24 de septiembre, cuando se honra a la santa Patrona con festejos que incluyen procesiones, desfiles, música folklórica y las deliciosas empanadas salteñas.
También están las patronales de San Juan Bautista (24 de junio) y San Antonio (13 de junio), y la extraordinaria celebración a la Pachamama, que comienza el 1º de agosto. En esos cultos en honor a la madre tierra, se agradece y se pide protección y fertilidad. La celebración involucra sahumadas, ofrendas y bailes tradicionales.
El Cerro del Zorrito, una elevación en la región, es el escenario de una leyenda que intriga a los locales durante siglos. Se cree que, en la época colonial, los jesuitas escondieron tesoros en este cerro antes de ser expulsados de la región.
A pesar de las numerosas búsquedas, siguen siendo un misterio y la montaña se conoce como la “Montaña del Tesoro”. La leyenda advierte que quienes lo buscan nunca lo encuentran, ya que las nubes ocultan el camino de regreso. Esta historia aporta un toque de magia a los paisajes ya impresionantes de Animaná.