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Al mediodía de hoy lunes comienza el tratamiento en Diputados. Se espera una sesión de al menos 24 horas con final abierto. La cantidad de temas que quedaron en el camino desde febrero son una muestra de los puntos que el gobierno tuvo que resignar para avanzar con el poroteo. Un punto de tensión se espera que sea la votación en particular.

La Cámara de Diputados iniciará hoy al mediodía el debate de la nueva de ley Bases y Puntos de Partida que negoció en su totalidad con los bloques dialoguistas durante más de un mes, tras el fracaso de febrero, y que incluirá el apartado fiscal. Será a menos de un mes de la convocatoria al Pacto del 25 de Mayo, motorizado por el presidente Javier Milei. 

El oficialismo arribó a un consenso mayoritario recién el miércoles pasado después de extensas rondas de negociaciones que se desarrollaron entre la Casa Rosada y el Congreso de la Nación. El jueves pasado se realizó el plenario de comisiones en el que lograron plasmar en un dictamen de mayoría. 

De esta manera, el proyecto quedó listo para tratarse. La sesión que será larga, se calcula que puede extenderse al martes y, posiblemente, también el miércoles a la madrugada. La Libertad Avanza intentó en reiteradas oportunidades abarcar varios ejes reformistas, pero algunos tópicos que impulsaban determinados bloques eran rechazados por otros y viceversa. La versión final no terminó de conformar a nadie a excepción de La Libertad Avanza, naturalmente, y del PRO. 

Pese a esto, su votación en general está garantizada con un piso de 135 votos a favor. En el pelotón de apoyos aparecen los 38 votos de La Libertad Avanza, dos de Buenos Aires Libre, tres del MID, tres de Independencia, 37 del PRO, al menos 17 de los 22 de Hacemos Coalición Federal, al menos 29 de los 35 radicales, los ocho de Innovación Federal y uno de Creo.

La parte más difusa y empinada vendrá después, en la votación en particular, ya que hay artículos que penden de un hilo y podrían caerse si el oficialismo no ajusta las clavijas hasta el último momento. Pese a renegar de la política, la fuerza del Gobierno deberá maniobrar con astucia y pericia hasta el final para que no se le escabulla ningún voto.

Según reconoció un diputado de Hacemos Coalición Federal, el oficialismo “aprendió”. También destacó la mayor predisposición a la escucha de funcionarios como el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, y la secretaria de Planeamiento Estratégico Normativo, María Ibarzabal.

El oficialismo debió sacrificar artículos para poder arrimar un dictamen que fuera firmable por las fuerzas de la oposición light. Por ejemplo, eliminó el artículo sobre desregulación económica, quitó el capítulo entero de Defensa de la Competencia, redujo a cuatro las declaraciones de emergencia y achicó a apenas ocho la lista de empresas sujetas a privatización (dejando afuera el Banco Nación).

Además, amplió la lista de organismos del Estado a salvo de cualquier intento de disolución y suprimió el capítulo sobre consolidación de títulos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de Anses que habilitaba la venta de acciones.

Pese a compactar el proyecto, igualmente quedó un mamotreto de 240 artículos y 162 páginas, que será desmenuzado en el recinto durante al menos dos jornadas de debate a partir del lunes al mediodía.

El radicalismo está dividido respecto de la reforma laboral y podría haber un batacazo en este sentido. Por si fuera poco, hay diputados de la UCR y de HCF que no están convencidos de las “bondades” del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) de la ley Bases, y podrían votar en contra o proponer cambios en el recinto para favorecer a inversiones menores a los 200 millones de dólares que el Poder Ejecutivo puso como piso para acceder a los beneficios.

Los diputados del espectro “dialoguista” están en una encrucijada dilemática: aseguran que quieren darle a Javier Milei las herramientas para que gobierne y deje de lado las excusas, pero no están conformes con la redacción final de algunos artículos y saben que si aplican su poder de veto el presidente, un fundamentalista del “todo o nada” podría volver a ordenar el retiro del proyecto en plena sesión, levantando el dedo acusador contra toda la oposición.

 

Menen en el centro

El presidente de la Cámara Baja nacional, Martín Menem, tendrán a partir de hoy un examen determinante: evitar que se repita el fracaso que afrontó en febrero la primera versión de la Ley Bases.

«Ya le dejamos la ley en la puerta del recinto. Lo que pase de ahora en adelante corre por exclusiva cuenta de ellos», dijo Emilio Monzó, expresidente de la Cámara en la era Macri. Fue una advertencia que lanzó como balance dentro del bloque de Hacemos Coalición Federal (HCF). Junto al PRO, la UCR e Innovación Federal, el espacio que conduce Miguel Pichetto compartirá la autoría de la nueva versión de la ley. Las cuatro fuerzas clausuraron el jueves pasado, 80 días de negociaciones después del naufragio de la primera versión.

La cantidad de temas que quedaron en el camino desde febrero son una muestra de los puntos que el gobierno tuvo que resignar. También es la hoja de ruta del respaldo que le van a prodigar. a partir de este lunes a las 12 en el tratamiento del recinto. Lo harán durante el debate que precederá a la votación en general y la predisposición que tienen para acompañar en la particular. Después llegará el turno del paquete fiscal, que también tuvo dictamen el jueves y que reinstala la cuarta categoría del impuesto a las ganancias. El tema había sido resistido por distintos gobernadores que no habrían cambiado su posición, a pesar de los sondeos de la Casa Rosada.

El oficialismo podría volver a sumar 144 votos como en febrero, pero la mayor atenciónestán concentrados en la votación artículo por artículo, donde hay menos diferencias que en el round anterior. Dependerá de la muñeca de Menem ante un recinto que no es como el Senado. Se esperan dos momentos de extrema cautela que pueden desatar lo inesperado: el arranque de la sesión, a partir del mediodía, que incluirá discursos e intervenciones por cuestiones de privilegio.

Otro punto de tensión se espera para la votación en particular. Podría suceder en la noche del lunes o el transcurso del martes, cuando el oficialismo comience a caminar por un sendero que hasta ahora no conoció, porque en la oportunidad anterior, después de la general, sólo se pudo debatir cinco artículos de los 383. Esta vez no habrá recesos y la nueva versión se reduce a 232.

Menem no sólo tiene su poroteo; se conoce que armó un mapa sobre cómo será el voto de los legisladores en cada uno de los artículos. Además cuenta con los cálculos que le acercaron los demás bloques que están detrás de darle la media sanción. Desde el viernes asoma un obstáculo inesperado que puso en aprietos al titular de la Cámara Baja. El presidente del bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez, junto a 80 integrantes del espacio, presentaron un pedido de sesión especial para el martes a las 11 con el objetivo de llevar al recinto el DNU 70/23 que ya fue rechazado por el Senado. Por supuesto Menem rechazó el planteo de Martínez, se negó a convocar la sesión ante la extensión de la otra y no le puso fecha.