Por Abel Cornejo
Luego de la segunda marcha masiva en favor de las universidades públicas, cuando el día aún no había concluido, el presidente anunció que vetaría la ley de financiamiento, sin la cual la autonomía universitaria y el funcionamiento de las casas de altos estudios se verá seriamente comprometido.
Una vez más, el argumento es que toda ley que se pretenda sancionar y no vaya acompañada de su fuente de sustentación, será vetada, sin más. Con lo cual se cristalizará el recorte casi de tres puntos respecto del presupuesto con el que contaban las universidades en el año 2023.
Así las cosas, una supuesta ortodoxia irreductible es la que debe imponerse, ante todo, a capa y espada, por sobre cualquier concesión que pudiera afectar la teoría del déficit cero. Ahora parecería ser que es el turno de la salud mental y junto con ello, el posible cierre del hospital Laura Bonaparte. La lógica del ajuste indicaría que esa puede ser la suerte de un nosocomio en el que se alberga y se trata a pacientes jóvenes con patologías severas. O sea que las protestas muten del sector educativo al de la salud, podría estar sólo a un paso.
En el tema universitario se generó una crisis interna en el PRO, dado que en sus filas militan personas que no solamente se formaron y egresaron de la universidad pública, sino que la consideran un valor en sí mismo. Fiel a su estilo, Mauricio Macri, maniobró, se enojó, anunció que se iba de viaje, hizo que su fiel ladero Fernando de Andreis publicara la metáfora del escorpión y la rana por la red X y finalmente instruyó que apoyasen el veto ¿Entonces? Se preguntaron varios de sus acólitos. Macri, sin proponérselo, parecería darle la razón a Patricia Bullrich cuando dice que el cambio no es para los tibios.
En la vereda de enfrente ocurrió un episodio digno de un sainete criollo, Mientras Ricardo Quintela, el gobernador de La Rioja, aspira a ser el próximo presidente del Partido Justicialista, el mandatario formoseño Gildo Insfrán le ofreció ocupar esa jefatura a la incombustible Cristina Fernández de Kirchner. CFK, quien adscribe al sempiterno siga participando, aceptó el convite con la condición que desatara a su favor una suerte de operativo clamor. El resultado es que no hubo clamor porque no hay amor. Mientras, el tiempo pasa no sólo para algunos sino para todos.
El tiempo político de Cristina, inexorablemente, comenzó a eclipsarse. Lejos de hacer un mea culpa, Cristina – cuya capacidad de militancia resulta indiscutible- nunca fue adepta a mirar introspectivamente, es decir a realizar autocríticas y, por cierto, tiene una gran responsabilidad por haber sido la electora única de la convención que eligió a Alberto Fernández para que ocupara la presidencia, que terminó en prescindencia. Claro está que esa convención unívoca, dejó secuelas, antes y ahora. De manera que la unanimidad de una, ya no le resulta ni posible, ni factible.
Quiere decir que la oposición más numerosa, que es el kirchnerismo, aparece fuertemente fragmentado. Las discrepancias entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner, a quienes los malos de siempre apodan “mínimo”, indican que la “nueva canción” que quiere Axel que se toque, sea sin la sagrada familia a cuestas. Kicillof, tímidamente, aspira a una renovación dentro del espacio.
Y volviendo al plano oficial, no parece que Javier Milei haya leído a Sun Tzu. El legendario estratega enseñaba que la energía es semejante a la tensión de un arco; la decisión, a la acción de soltar la flecha. En todo enfrentamiento es posible emplear el método directo para batallar, pero los métodos indirectos resultan imprescindibles para asegurar la victoria.
Sun Tzu fue un maestro en gestión y conducción de crisis, de allí se tornó legendaria su enorme sabiduría, aplicada desde hace 2500 años. En el Siglo XXI y particularmente en la Argentina parecen haber recobrado inusitada fortaleza sus lecciones aplicadas a la política; más cuando el presidente por fin parece haber comprendido que en el comercio internacional, más que las ideologías importan la eficacia del cometido. De allí que haya decidido virar su antigua repulsión hacia la China, cuna de Sun Tzu, y ahora busque una aproximación.
Milei sigue soltando flechas e incendiando puentes, en un momento en que la inflación se amesetó en el 4% mensual y la economía no da ni una sola pista de cuándo comenzará a reactivarse.
A propósito de ello: ¿comenzará a reactivarse? Las encuestas han comenzado a mostrar la fotografía del descontento; esto es de la desilusión de algún sector del electorado que a esta altura buscaba la luz al final del túnel. Probablemente Sun Tzu le recomendaría al presidente Milei que se puede conquistar, pero no ser capaz de efectuar la conquista. Traducido del mandarín al criollo, sería que se trata de votos y no de vetos, porque hasta ahora no hay una oposición articulada, lo cual no quiere decir que de repente ello suceda entonces deberemos recurrir al Quijote cuando le decía a Sancho se trata de ínsulas, no se encrucijadas.