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Hoy arrancó la primera fase de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos con 464 participantes, de los que 365 tendrán derecho a voto, entre ellos por primera vez, los laicos y 54 mujeres.

El Papa Francisco subrayó en sus redes sociales que "la esencia del camino sinodal reside en una verdad de fondo" que no se debe perder de vista nunca: "su finalidad es escuchar, comprender y poner en marcha la voluntad de Dios".

Esta consulta mundial sobre el futuro de la Iglesia Católica se cruzó en vísperas de su inicio con el desencuentro de cinco cardenales, que mostraron sus desavenencias con el Pontífice en torno a diferentes cuestiones, entre ellas la bendición de parejas gays y el sacerdocio femenino.

En su respuesta a las inquietudes de los purpurados, Francisco instó a discernir si existen formas de bendecir parejas gays sin que se confundan con el matrimonio.

El Sínodo de los Obispos comenzó de forma novedosa en 2021 y desde abajo con una consulta a las diócesis y parroquias de todos los países del mundo y luego continuó con la fase continental en Asia, África, América, Medio Oriente, Oceanía.

En cuanto al programa del Sínodo, el Papa realizará la ceremonia de apertura con una misa hoy, día en el que además está prevista la publicación de una exhortación apostólica sobre la crisis climática, continuación de su encíclica social 'Laudato Sí'.

Igualmente, está prevista una peregrinación el 12 de octubre y el 19 de octubre tendrá lugar una oración por los migrantes, con la previsible participación del Pontífice. La misa final el domingo 29 de octubre en la Basílica de San Pedro pondrá fin a un Sínodo que durará tres semanas y media.

Entre los participantes en el Sínodo se encuentran tres obispos chinos, dos elegidos de acuerdo con Pekín, aunque no será la primera vez con participación de obispos chinos en un Sínodo, ya que ya estuvieron presentes dos prelados en 2018 en el Sínodo de los Jóvenes.

La Asamblea General del Sínodo estará dividida en cinco módulos, los cuatro primeros sobre las diferentes partes del 'Instrumentum laboris' (el documento de trabajo del Sínodo) y la sesión final para discutir y perfeccionar el informe y los resúmenes. El Papa tiene "mucho interés" en no dejar que surjan "voces individuales contrapuestas", pero invita a pasar de lo que cada uno ha podido elaborar en su oración y reflexión a un debate.

El 'Instumentum Laboris' del Sínodo, presentado en junio, pondrá sobre la mesa el acceso de hombres casados al sacerdocio, así como de mujeres al diaconado o las medidas que puede tomar la Iglesia para acoger mejor a las personas LGBTQ+.

No es la primera vez que un Sínodo analiza cuestiones como celibato opcional o diaconado femenino. De hecho, estuvieron presentes en el anterior Sínodo de la Amazonia en 2019. Sin embargo, Francisco, en su exhortación 'Querida Amazonia' eludió la propuesta de ordenar hombres casados en zonas remotas de esta región en favor de fomentar vocaciones indígenas y reservó para las mujeres funciones que no requirieran el orden sagrado.

En el texto, que no es un documento del Magisterio de la Iglesia ni una encuesta sociológica, también se deja claro que "la mayor parte de las asambleas continentales y las síntesis de numerosas conferencias episcopales piden que se considere de nuevo la cuestión del acceso de las mujeres al diaconado".

Con su publicación, se cerró la primera fase del Sínodo 'Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión', y se abrió la segunda, articulada en las dos sesiones en las que tendrá lugar la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en octubre de 2023 y de 2024. En estas fases votarán todos los participantes en la Asamblea del Sínodo, que incluye un 25% de los participantes que no son obispos, de los cuales la mitad, al menos, mujeres.

En cualquier caso, el Sínodo de los Obispos tiene carácter consultivo y las votaciones sobre los temas tienen una función aclaratoria, ya que es el Papa en última instancia quien toma las decisiones.

El documento se refiere también a los abusos sexuales, de poder y de conciencia, económicos e institucionales como "heridas abiertas" y se insta a la Iglesia a unirse al creciente compromiso de conversión y reforma "para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro".