El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva y los jefes de los poderes Legislativo y Judicial, llamaron ayer a mantener la “serenidad” y “defender la democracia” en paz, tras el intento de golpe de Estado de miles de radicales bolsonaristas que asaltaron las sedes de estas instituciones en Brasilia.
“Los Poderes de la República, defensores de la democracia y de la Constitución de 1988, rechaza los actos terroristas, de vandalismo, criminales y golpistas que acontecieron en la tarde de ayer en Brasilia”, manifestaron.
“El país necesita normalidad, respeto y trabajo” para alcanzar “el progreso y la justicia social”, señaló la nota conjunta firmada por Lula, los jefes del Congreso y la presidenta de la Corte Suprema, Rosa Weber.
“Llamamos a la sociedad a mantener la serenidad, en defensa de la paz y de la democracia de nuestra patria”, dice la nota, en la que además de Lula y Weber también estamparon su firma el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, y el jefe del Senado en ejercicio, Veneziano Vital do Rêgo.
La situación luce bajo control, después de la detención de 300 manifestantes golpistas el domingo y otros 1.200 ayer que estaban refugiados en el campamento que tenían montado frente al Cuartel General del Ejército desde la celebración de las elecciones de octubre.
Esos grupos radicales de extrema derecha desconocen la victoria en las urnas de Lula, que asumió el poder el pasado 1 de enero, y han venido exigiendo desde entonces una “intervención” militar que devuelva al poder a Bolsonaro.
El mandatario progresista acusó en la víspera al ahora ex gobernante, quien actualmente se encuentra en Estados Unidos sin previsión de vuelta a Brasil, de “estimular” el asalto a los tres poderes, que duró unas cuatro horas y media hasta que las fuerzas de seguridad recuperaron el control de los edificios públicos.
Bolsonaro, capitán retirado del Ejército y nostálgico de la dictadura brasileña (1964-1985), rechazó las acusaciones del actual jefe de Estado y reprobó de forma tibia la violenta invasión y los graves destrozos de sus simpatizantes en la plaza de los Tres Poderes de Brasilia.