La Justicia rechazó por unanimidad la libertad condicional al padre Julio César Grassi, condenado a 15 años de prisión por dos hechos de abuso sexual infantil y corrupción de menores agravados. El sacerdote, que estudió abogacía en la cárcel y se representa a sí mismo, había realizado la solicitud ante el Tribunal en lo Criminal N°1 de Morón, alegando buen comportamiento.
La sentencia fue dada a conocer ayer por el tribunal integrado por los jueces Mariana Maldonado, Juan Carlos Uboldi y Claudio José Chaminade, quienes tampoco hicieron lugar al pedido de nulidad del dictamen del departamento técnico criminológico que había sido planteado el sacerdote.
Durante la audiencia, que se llevó a cabo en hora de la mañana y en la cual el cura estuvo presente vía Zoom, el fiscal Mario Ravizzini fue contundente al oponerse al pedido de libertad condicional.
“Señor Grassi, usted no puede estar en libertad bajo ningún punto de vista y solicito que se rechace absolutamente la petición del imputado”, le expresó el fiscal Ravizzini, remarcando que no hubo arrepentimiento por parte del sacerdote sobre los hechos por los que fue condenado.
También participan de la audiencia el abogado Juan Pablo Gallego, querellante en la causa por el Comité de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño en Argentina (Casacidn), y el particular damnificado Sergio Piri, en representación de la víctima conocida como Gabriel.
En 2009, el padre Grassi fue sentenciado a 15 años de prisión, por los delitos de abuso sexual agravado por ejercer el rol de sacerdote, estar encargado de la educación y la guarda del menor en víctima. En el juicio se comprobó que, en 1996, atacó a dos menores que estaban en la Fundación Felices los Niños, que él había creado. En 2017, la Corte Suprema dejó firme la condena y quedó alojado en el pabellón N°6 de la Unidad Penitenciaria N°41.
Soy inocente
A su turno, Grassi tuvo la oportunidad de expresarse ante los jueces, donde aseguró que está preparado para la reinserción en la sociedad. Insistió en que es "inocente" y aseguró que quiere ser "abogado de justicia y defensor de pobres".
“Tengo un sentimiento genuino de ser inocente, porque soy inocente, y estoy respetando lo que la ley me está pidiendo”, les dijo Grassi a los jueces desde la Unidad Penitenciaria N° 41 de Campana, donde se encuentra preso en un pabellón para presos con buena conducta.
El sacerdote, que durante su encierro estudió Derecho y se recibió, informó sus intenciones de mudarse a un country en José C. Paz y sostuvo: "Hice un nuevo proyecto de vida, tienen que estar tranquilos de que yo voy a ser útil para la sociedad”.
“Desde el momento de la acusación, hace 22 años, hasta ahora, no pueden decir nada de mi conducta. El abuso siempre representa una actitud de poder, daño contra una persona débil, y nada de eso ha ocurrido. Voy hacer útil a la sociedad, si la iglesia me lo permite”, reiteró y por último mencionó: “Mi esencia es ayudar y quiero hacerlo ahora como sacerdote y abogado, para ayudar a los pobres”.