Por César Álvarez
La Ciudad de Salta está rodeada por varias serranías, y cadenas montañosas que forman parte de los Andes, una de las grandes cordilleras de América del Sur, cerros que forman parte de la precordillera andina y del sistema montañoso de los Valles Calchaquíes.
Algunos de los cerros más destacados que rodean la ciudad son:
1) Cerro San Bernardo: Es uno de los cerros más emblemáticos y conocidos de Salta, ubicado al este de la ciudad. Se trata de una colina de aproximadamente 1.400 metros sobre el nivel del mar, desde cuya cima se obtiene una vista panorámica impresionante de la ciudad y de los valles circundantes. Es muy accesible a través de un teleférico que lleva hasta la cima.
2) Cerro 20 de Febrero: Este cerro se encuentra al noreste de la ciudad y es otro de los puntos altos desde los que se puede observar toda la ciudad de Salta. Además, en su base se encuentra el Parque 20 de Febrero, un gran espacio verde.
3) Cerro de la Virgen: Situado al oeste de la ciudad, este cerro es famoso por la capilla que está en su cima y por la imagen de la Virgen del Cerro, un importante lugar de peregrinaje para los habitantes de la región. El cerro se eleva a unos 1.500 metros sobre el nivel del mar.
4) Cerro Chaché: Este cerro se encuentra al sureste de Salta y tiene una altitud de aproximadamente 2.000 metros. Es una de las formaciones más altas de la región y, aunque no es tan accesible como otros, forma parte de las sierras que rodean la ciudad.
5) Cerro El Diablo: Localizado en el noroeste, cerca de la zona de los Valles Calchaquíes, este cerro es un conocido punto de referencia de la región, destacándose por sus impresionantes formaciones rocosas.
6) Cerro La Candelaria: Situado al este de Salta, este cerro forma parte de la serranía de la Candelaria y se extiende hacia el sur. Su relieve es algo abrupto y presenta una importante diversidad natural.
Estos cerros, junto con otras formaciones montañosas cercanas, dan a Salta su característico paisaje montañoso que incluyen tantos valles como montañas de alturas considerables y le aportan una gran belleza natural. También constituyen un atractivo turístico, religioso, etc., tanto por sus paisajes como por las actividades que ofrecen, como el senderismo y las vistas panorámicas desde sus cumbres. Esto también ha contribuido a la riqueza natural y cultural de la zona, con parques nacionales y áreas protegidas, como el Parque Nacional Los Cardones, ubicado en las cercanías.
Estas serranías no solo rodean la ciudad desde un punto de vista geográfico, sino que también influyen en el clima, el paisaje y las rutas de acceso a la ciudad desde diversas partes de Argentina y el norte de Chile.
Ahora bien, estas zonas, son de de gran importancia tanto por sus recursos naturales (minerales, agua, biodiversidad) como por su valor cultural lo cual acarrea conflictos de distintas indoles, por lo que en esta columna, me pareció importante poner el foco en ellos.
Sabemos que Salta es rica en recursos minerales, lo que ha atraído inversiones en actividades mineras, especialmente la minería a gran escala de metales como el litio, el oro y el cobre, en áreas cercanas a cerros y serranías. La minería en estos territorios, especialmente la minería a cielo abierto, ha generado graves preocupaciones ambientales, como la contaminación de fuentes de agua, la deforestación y la alteración de ecosistemas frágiles. Las protestas de grupos ecologistas y organizaciones de la sociedad civil exigen que se realice una minería más responsable y sostenible, con medidas que protejan el equilibrio ecológico y el bienestar de las comunidades cercanas.
La expansión de la frontera agrícola, la ganadería y la urbanización también está afectando las serranías y cerros de Salta. El desbosque o deforestación ilegal en la región está transformando paisajes de montaña en tierras de cultivo, afectando a especies de flora y fauna, además de alterar el ciclo hidrológico. Las quemas en la región, tanto para la agricultura como para la obtención de pasturas, contribuyen al cambio climático, y generan disputas por el uso del suelo entre diferentes actores: los agricultores que buscan expandir sus tierras y las comunidades que desean proteger sus recursos naturales.
Los negocios inmobiliarios en los cerros de Salta han experimentado un crecimiento notable en los últimos años, impulsados principalmente por el aumento de la demanda de terrenos en áreas cercanas a la ciudad capital, la belleza paisajística de la región y el interés por el turismo y el desarrollo residencial. Sin embargo, este crecimiento también ha generado controversias y conflictos en torno al uso del suelo, la preservación del medio ambiente, por ejemplo. Así vemos como una de las principales preocupaciones con los proyectos inmobiliarios en las zonas montañosas de Salta es la alteración de los ecosistemas. La expansión de áreas urbanas o residenciales en cerros y montañas puede provocar la pérdida de biodiversidad, la alteración de hábitats naturales y el cambio en el comportamiento de las cuencas hídricas, las Infraestructuras son costosas pero acarrean inconvenientes propios de los veranos, de las lluvias, etc.
Un claro ejemplo lo encontramos en la Ruta Nacional n° 9 en el trayecto de Vaqueros a La Caldera, ruta imposible de transitar durante las lluvias, no solo por el estado de la misma sino porque por las grandes construcciones que se realizaron y se realizan en los cerros, cada vez que llueve se producen derrames geológicos de verdadera envergadura, también por las nuevas entradas a los loteos. Esto se provoca a causa de la destrucción de bosques nativos y la alteración de hábitats de flora, de la fauna y a la deforestación para abrir caminos o construir viviendas, que afecta directamente a la biodiversidad local y aumenta el riesgo de erosión del suelo, y pérdida de protección de cuenca hídricas.
Evidentemente el crecimiento inmobiliario en las serranías de Salta también ha dado lugar a una falta de planificación adecuada. Sin una regulación estricta y un control efectivo por parte del gobierno provincial y municipal, algunas áreas montañosas han visto un crecimiento desorganizado, con la construcción de viviendas que no cuentan con las infraestructuras necesarias (acceso a servicios básicos como agua potable, electricidad, caminos adecuados, canales de desagüe, etc. ). Esto puede generar un desajuste en el desarrollo de la zona y problemas a futuro, tanto para los residentes como para el medio ambiente.
El rápido crecimiento inmobiliario en las serranías y cerros de Salta ha dado lugar a un desarrollo urbano desordenado. Muchos proyectos inmobiliarios no han sido debidamente planificados ni regulados, lo que ha llevado a la construcción en zonas de alto riesgo, como áreas cercanas a deslaves o en terrenos inestables. Esto representa un riesgo para la seguridad de los residentes, especialmente en áreas montañosas donde los deslizamientos de tierra son frecuentes debido a las lluvias estacionales.
Lo inestable del comportamiento de esta zona montañosa se expresa en los distintos testigos que el ingeniero Luna ha instalado en la Calle del Turismo, último acceso a la zona premontañosa de la serranía del cerro San Bernardo.
En este escenario, vemos que el reto está en encontrar un equilibrio que permita el desarrollo económico sin comprometer los recursos naturales y los derechos de las personas, que habiten o no esas tierras.
Gracias A.S.