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Se cumplieron 203 años del Paso a la Inmortalidad de Martín Miguel de Güemes, que murió en combate durante la guerra de la independencia.  La historiadora salteña Sara Mata, reflexionó en torno a su figura en la actualidad y el papel como conductor político.

Sara Mata es investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades y se especializa en la historia de Salta desde fines de la etapa colonial hasta la primera mitad del siglo XIX. Sus investigaciones acerca del mundo rural salteño visibilizaron la tensión que existió en torno al acceso a la tierra, particularmente en el Valle de Lerma, hacia fines del período colonial. De allí su interés por el proceso de la guerra de Independencia en este territorio, que a partir de enero de 1814 se va insurreccionar ante las requisas del ejército realista que ocupaba las ciudades de Salta y de Jujuy.

Desde 2016, se estableció el 17 de junio como feriado nacional y se celebra el Día Nacional de la Libertad Latinoamericana, en conmemoración a Güemes, reconociendo así su labor como militar, político y líder argentino que sacrificó su vida por la independencia del país. Si bien, la figura de Güemes está presente en la historia tradicional argentina, Mata sostuvo que su participación solamente lo colocaba en una categoría de caudillo o era descalificado políticamente, a pesar de que era sabido su total entrega a la causa de la independencia. Esto llevó a que lo dejaran fuera del panteón de los héroes. Recién a comienzos del siglo XX se empieza a tomar con mayor relevancia su rol en el proceso independentista. 

“Creo que la figura de Güemes ha sufrido durante todo el siglo XX, un proceso continuo de reconocimiento hasta lograr ser reconocido como héroe nacional”, expresó, hecho que se sostiene con la declaración del feriado nacional. Para Mata, ese colorario se logró gracias a la acción de los historiadores, los divulgadores en historia, y fundamentalmente, también a la decisión política de los gobiernos de turno, a partir de la última mitad del siglo XX. Aun así, la reconocida historiadora sostuvo que “falta fuera de Salta” mayor divulgación del papel crucial que tuvo el salteño en la frontera; y aseguró que dicha ausencia podría empezar a saldarse con la inclusión de su historia en las currículos escolares. 

Mata mantiene desde hace décadas un sostenido trabajo en narrar los procesos que se dieron en la gesta revolucionaria, y, en ella, la figura de Güemes se impone en todo momento, sobre todo, en el proceso de los Andes del Sur. “Es natural que, al comenzar a trabajar el proceso revolucionario, me haya enfocado también en él”, manifestó. Si bien, las y los historiadores coinciden en una serie de hitos históricos, la investigadora del CONICET dijo que al hablar de Güemes es necesario destacar su capacidad política a lo largo de sus actuaciones. 

En ese sentido, sostuvo que ello no deja de lado las cualidades de estratega o la formación militar, por las que es reconocido. Sino que se debe sumar su capacidad política para “manejarse, negociar, ceder, exigir con las jefativas locales, es decir, aquellos jefes de milicias o aquellos grupos de voluntarios que se fueron sumando a partir del 1814, a las milicias que combatían la invasión de Pesuela y que después él reorganiza”, ejemplificó.

Por lo que destacó el trabajo Güemes durante los años en que estuvo al frente como gobernador de la provincia de Salta y como líder de las fuerzas para resistir a las invasiones realistas. “Él necesariamente tiene que negociar con diferentes niveles de jefaturas locales”, insistió la historiadora. 

Un ejemplo de ello, es la negociación que llevó junto al jujeño Manuel Eduardo Arias, quien nació en Humahuaca en 1785, y fue el hijo de un oficial español y de una indígena. Como soldado de la independencia, Arias cobró notoriedad por sus destacadas habilidades militares cuando se unió a las fuerzas gauchas que organizaba Martín Miguel de Güemes para enfrentar al invasor realista.

“Pudo mantenerlo bajo sus órdenes hasta 1817. En 1818, lo recompensa con la Misión del Zenta. Luego (Güemes) va a enfrentar un movimiento en contra suyo”, dijo Mata, quien destacó que el enfrentamiento con Arias respondió a una lucha por liderazgos.  Para la historiadora fue preciso señalar que contrariamente a lo que se supone, de que Güemes tuvo una adhesión total y absoluta de todos los hombres movilizados en la jurisdicción de su mando, esto no fue así. 

“Si bien, Arias representa un ejemplo en esa puja de liderazgos, Güemes tuvo que padecer a varios personajes que, en adhesión al pensamiento federal, le manifestaran enfrentamientos al salteño. Esto no resulta menor para la historiadora sino que representan hechos importantes para clarificar cómo se dio la conspiración que lleva a la muerte de Güemes. “Creo que ahí hay tela para cortar todavía”, expresó. 

 

La población rural en adhesión a Güemes

Sara Mata dijo que la teoría más tradicional sobre la adhesión de la población rural a la gesta de la independencia se basó en que Güemes les infundió el amor a la Patria y los captó para integrarse a las milicias y combatir junto con él. Mientras que, en la década del 70, Halperin Dongh, puso de relevancia otra teoría en la que sostenía que los peones y los arrenderos que estaban en las grandes propiedades se sumaron junto con sus patrones. Es decir, hubo una movilización en la cual los que toman la decisión son los propietarios y los peones siguen las órdenes de sus patrones. 

Pero para Mata, aún se plantean otras posibilidades. Por ejemplo, dijo que en algunos casos se puede plantear que los patrones, sobre todo, los medianos propietarios, sean quienes hayan impulsado a la gente. Esta afirmación puede darse gracias al estudio que la historiadora mantiene sobre la población rural previo a la revolución.

Esta tensión permanente se da sobre todo en el valle de Lerma, que es el territorio más poblado en torno al acceso a la tierra. En ese sentido, Mata destacó que una vez retirado el ejército realista en 1814, se dio la negativa de los arrenderos de pagar arriendos y de prestar servicios al patrón. Si bien, “tradicionalmente se les ha querido atribuir, o por lo menos algunos historiadores les han querido atribuir, a Güemes la concesión de que no se pagaran (los arriendos)”; en realidad, Luis Güemes dice que una cosa es el fuero gaucho, que es un fuero militar, donde se ponen a los movilizados bajo la jurisdicción de sus jefes militares, esto no incluía el no pagar arriendos.  

Mata prosiguió: “No es que Güemes dice a través de un fuero: ´acá se termina, ustedes no pagan más´, sino que eso es una negociación, y ahí está el tema de la negociación (y su capacidad política)“. Es más, en 1820, cuando Güemes ordena que al presbístero Hoyos, que estaba en la Pampa Grande, se le paguen los arriendos, diciendo que nunca dijo que no se tenían que pagar los arriendos. Los patriotas van con la orden hacia un sargento, que es el que moviliza a los hombres en Guachipas, y contestan: “el general dijo que no paguemos los arriendos. Y si quiere que los paguemos, que saque un bando ordenándolo. Y Güemes no puede sacar un bando ordenando eso, porque deja de tener la adhesión”. Es decir, un “murmullo de boca en boca”, expresó Mata.

Es más, la historiadora contó que muerto Güemes, se trata de que se vuelva a pagar los arriendos, pero no lo logran hasta casi finales de la década del 20.