11 02 diadelosm

El día de las almas es una celebración que tiene lugar cada 2 de noviembre en varios países de América Latina, especialmente en el noroeste argentino, donde se mezclan las tradiciones católicas y andinas para honrar a los seres queridos que han fallecido.

Se trata de una jornada en la que las familias y los amigos preparan ofrendas y banquetes para recibir la visita de las almas de los difuntos, que regresan temporalmente al mundo de los vivos.

Según la cosmovisión andina, la muerte no implica el fin de la vida, sino una transformación y un cambio de dimensión. El alma o la fuerza vital de las personas no muere, sino que se traslada al alax pacha, el mundo de arriba, donde habitan las deidades celestes. Sin embargo, una vez al año, en la madrugada del 1 al 2 de noviembre, las almas vuelven al kai pacha, el mundo del aquí y del ahora, para reencontrarse con sus familiares y amigos.

Para recibir a las almas, los vivos les preparan una mesa con sus comidas y bebidas favoritas, así como con otros elementos simbólicos como flores, velas, hojas de coca, panes con formas de animales o personas, calaveras de azúcar y fotos. Estas ofrendas se pueden colocar en las casas o en los cementerios, según la costumbre de cada pueblo o región. El objetivo es compartir un momento de alegría y recuerdo con los difuntos, agradecerles por su protección y pedirles por su bienestar.

El día de las almas es una ceremonia que refleja el respeto y el amor que los pueblos indígenas tienen por sus ancestros y por la naturaleza. También es una forma de aceptar la muerte como parte del ciclo de la vida y de mantener viva la memoria y la identidad cultural. Esta celebración se ha mantenido a lo largo de los siglos, a pesar de la influencia del catolicismo y de la modernidad, y se ha convertido en un patrimonio intangible que enriquece la diversidad y la belleza de nuestro continente.

 

Ofrendas

Panes: son uno de los elementos más importantes y característicos de las ofrendas. Se elaboran con harina, agua, sal y levadura, y se les da formas diversas, como animales, personas, niños, cruces, escaleras. Cada forma tiene un significado diferente, por ejemplo, los animales simbolizan la abundancia y la fertilidad, las personas representan a los difuntos, las cruces marcan el lugar donde están enterrados, las escaleras facilitan el ascenso y el descenso de las almas.

Comidas y bebidas: se colocan en la mesa las comidas y bebidas favoritas de los difuntos, así como otros alimentos típicos de la región. Por ejemplo, se puede ofrecer carne de llama o cordero, humitas, tamales, empanadas, locro, queso de cabra, dulces caseros, frutas secas o frescas, tortillas o pan casero. También se puede servir vino patero, chicha de maíz o de maní, cerveza artesanal o aguardiente. Estos alimentos y bebidas son una forma de agasajar a las almas y compartir con ellas un banquete.

Flores: se usan para adornar la mesa y las tumbas de los difuntos. Las flores más comunes son las margaritas, los claveles, los crisantemos y los gladiolos. Cada color tiene un significado diferente: el blanco simboliza la pureza y la paz, el rojo expresa el amor y la pasión, el amarillo representa la luz y la alegría, y el morado indica el luto y el respeto5. Las flores también sirven para perfumar el ambiente y crear una atmósfera agradable para las almas.

Velas: se encienden para iluminar el camino de las almas y crear un ambiente acogedor. Las velas pueden ser blancas o de colores. Algunas personas les ponen cintas o papel picado para decorarlas. Las velas también tienen un significado simbólico: representan la fe y la esperanza en la vida eterna6.

Hojas de coca: se colocan en la mesa como una ofrenda sagrada a la Pachamama (la Madre Tierra) y a los Apus (los espíritus de las montañas). La coca es una planta sagrada para los pueblos andinos, que tiene propiedades medicinales y rituales. Se usa para masticarla o para hacer infusiones. La coca ayuda a mitigar el cansancio, el hambre, el frío y el mal de altura. También sirve para comunicarse con las fuerzas sobrenaturales y pedirles protección y prosperidad.

Fotos: se ponen en la mesa las fotos de los difuntos, así como otros objetos personales que les pertenecieron. Estos elementos sirven para recordar a los muertos y hacerlos presentes en la celebración. También se pueden escribir cartas o mensajes para las almas, expresando los sentimientos y los deseos de los vivos.

Estas ofrendas se pueden colocar en las casas o en los cementerios, según la tradición de cada lugar. En algunos casos, se hace una vigilia durante la noche del 1 al 2 de noviembre, esperando la llegada de las almas. En otros casos, se visita el cementerio durante el día, llevando las ofrendas y adornando las tumbas. En ambos casos, se comparte un momento de convivencia y de memoria con los difuntos, se les agradece por su protección y se les pide por su bienestar.

 

Otras culturas

Sin embargo, esta no es la única forma de conmemorar a los difuntos en el mundo. Existen otras culturas que también tienen sus propias costumbres y rituales para recordar a sus ancestros y compartir con ellos un momento de alegría y recuerdo.

Por ejemplo, en México se celebra el Día de Muertos, una festividad que se remonta a la época prehispánica y que combina elementos indígenas y españoles. Los mexicanos colocan ofrendas con flores, velas, papel picado, pan de muerto, calaveras de azúcar y la comida favorita de los difuntos, así como sus fotografías y objetos personales. Estas ofrendas se pueden poner en las casas o en los cementerios, donde también se realizan bailes, cantos y rezos.

En Guatemala, el Día de Todos los Santos se celebra el 1 de noviembre con una tradición muy peculiar: el vuelo de las barriletes gigantes. Estos son cometas de colores que se elevan al cielo para comunicarse con las almas de los muertos y alejar a los malos espíritus. Los guatemaltecos también visitan los cementerios para adornar las tumbas con flores y ofrecer banquetes con platos típicos como el fiambre, una ensalada fría con embutidos y verduras.

En otros continentes, también hay países que tienen sus propias formas de celebrar a los muertos. Por ejemplo, en Japón se realiza el Obon, una fiesta budista que tiene lugar en agosto y que consiste en recibir a las almas de los antepasados con linternas, danzas y ofrendas. Los japoneses cuelgan linternas de sus casas para guiar el camino de los difuntos y luego las colocan en ríos o lagos para despedirlos.