medranoPor Josefina Medrano

Un tiempo considerable llevo trabajando con niños dedicada a mi profesión y especialidad de pediatra, sin embargo los caminos de la vida me llevaron a cambiar el formato asistencial puro y formarme en la gestión de salud.

Al principio resultaba extraño, ya que a cualquiera que uno preguntaría, y era mi caso, respondería soy médico como si fuera una obviedad sabiendo que estamos formados principalmente en el concepto asistencial, pero hoy puedo mirar hacia atrás y decir que estas nuevas herramientas basadas en la gestión nos dan una mirada más abarcativas a la hora de pensar el abordaje de los pacientes.

En este punto es cuando la sumatoria de esa llama interna que muchas veces me quema, me moviliza a repensar como podemos hacer para que la estancia de los niños en la internación sea más llevadera.

Si bien uno piensa que tiene muchas cosas claras, siempre es oportuno estar dispuesto a escuchar otros puntos de vista, que por lo general suman y hacen que la cosas salgan mejor.

Es así como la vida de repente, en una charla de café, te pone en frente un nuevo desafío preguntándonos como hacemos para que a los chicos les sea más amena su estancia en un servicio de internación.

Seguramente la mayoría ha tenido un familiar internado y ha vivenciado el estrés que esto significa, la desorganización, la preocupación, los miedos y ni hablar si los tiempos son prolongados. La importancia del trabajo interdisciplinario de verdad, sin mezquindades y en pos de la mejora crecientes de los servicios en su atención, como en este caso, se transforma en una fortaleza muchas veces inquebrantable.

¿Qué podemos hacer? ¿Cómo mejoramos la percepción de esta situación? ¿Es suficiente curarles su enfermedad física? ¿Qué hace un niño con sus actividades escolares postergas? ¿Siente la familia presión por parte de las escuelas en su retorno a la institución? ¿Le traigo los deberes para hacer?

Esta ruptura de la vida cotidiana y sus rutinas genera en padres y paciente una percepción de peligro (real o imaginaria) donde la intervención en estos casos de la Psicopedagogía agrega contención y colabora en la regulación de las emociones asociadas a estas vivencias

Dentro de estas rutinas postergadas se encuentra el ámbito escolar y las rutinas académicas y es aquí donde el psicopedagogo en el ámbito intrahospitalario, profesional noble ligado a la detección y atención de las necesidades educativas, combina conocimientos psicológicos y psicopedagógicos para fortalecer las habilidades cognitivas, sociales y emocionales promoviendo la autoestima, en una tarea que no es seguramente la que conocen Uds., trabaja centrado en que aprendan y se entretengan a través de la estimulación lúdica colaborando con su recuperación y haciendo más llevadera su permanencia.

Podrían Uds. preguntarme: ¿Qué pasara con sus tareas? ¿Qué hará cuando vuelva a la escuela?

A lo que yo respondería retrucando: ¿puede un niño enfermo con dolencias corporales agudas, invadido en algunos momentos, fuera de su ambiente, concentrarse y hacer tareas? Soy una convencida que esto no hace más que sumar estrés al paciente y a la madre que ya suficiente tiene con tener a su hijo hospitalizado.

¡Soy una defensora de Uds. niños! ¡Si estas enfermo no haces tareas, tu cuerpo necesita reposar para recuperarse! Vaya frase que ha sido generadora de miradas que me atravesaron y que hábilmente aprendí a esquivar. Seguramente a su retorno será la escuela la encargada de planificar la puesta al día con los contenidos académicos.

La psicopedagogía intrahospitalaria esta promovida por el sistema de salud y enfocada en atender las necesidades del infante y el adolescente en un espacio de estimulación lúdica y brindar contención paterna como así también trabajar en la orientación para una reinserción escolar óptima. Distinto de la psicopedagogía hospitalaria que es promovida por el sistema educativo y persigue como objetivo continuar con el proceso de aprendizaje poniendo foco en los pacientes con periodos largos de internación, habitualmente con enfermedades crónicas y tratamiento prolongados.

También será la psicopedagogía intrahospitalaria el nexo con el ámbito escolar entendiendo la importancia del trabajo conjunto entre los sectores de salud y educación en el retorno a sus actividades cotidianas.

Resulta entonces oportuno comentarles que estamos llevando a cabo un proyecto interesante de intervención en este tema, del cual hay poca experiencia a nivel latinoamericano, entendiendo que las alianzas estratégicas producen mayor impacto en los resultados buscados, en este caso, amenizar las estancias hospitalarias en los niños, disminuyendo las angustias, los miedos y colaborando a manejar las emociones. Y habrá tiempo para charlar lo resultados...

Tengamos siempre la apertura a la escucha de todo aquel que esté dispuesto a aportar ideas, compromiso y profesionalismo para que la mirada integradora e interdisciplinaria sume a la mejora del cuidado de la salud, en este caso, la de nuestro chico. ¡Gracias Dani por tu aporte y compromiso y bienvenida la psicopedagogía como aliada!