Llegamos una vez más a la final. Después del 3 a 0 a Croacia, de haber disfrutado quizás del Messi más emocionante, veía la cantidad de chicos saltando y cantando con mucha alegría en la Plaza 9 de Julio y en el Monumento a Güemes: esa alegría desbordante que produce el descubrir que las personas, los equipos y las proezas extraordinarias pueden ser reales…
Por Antonio Marocco
Que cada tanto a los nuestros, a los que son como nosotros, les toca estar en lo más alto de todo. Que los nuestros se plantan de igual a igual con los más poderosos. Que los nuestros salieron de un barrio argentino y llegaron a la final del mundo en Qatar.
Qué alegría Scaloni con Aimar. Qué lindo el Kun Agüero entrando a la cancha a festejar con sus amigos. Qué admiración Tití Fernández y Macaya Márquez demostrando aquello de que las pasiones nunca se jubilan.
Qué bueno las mujeres argentinas relatando y comentando mundiales por primera vez. Qué importante el Dibu concientizando sobre salud mental.
Qué hermosa camada de jugadores que ya se ganó un lugar en el corazón de cada familia argentina. Qué locura Enzo y Julián, que estaban en el jardín de infantes cuando Messi jugó su primer mundial. Qué felicidad Lionel cuando sonríe. Cuando se emociona, cuando se enoja. Cuando nadie lo puede parar.
Qué movilizante el pibe salteño que se emocionó en cámara por Argentina y terminó emocionando a todo el mundo. El gran pueblo argentino está feliz. Y esto es así, por más que le pese a cierta tribuna poco nacional y casi siempre antipopular. Hace tiempo que no se llenaban así las calles.
Es impresionante la capacidad y la potencia de nuestro país cuando no hay grietas. Las cosas que logra. Las cosas que puede lograr.
Argentina siempre se las arregla para tener un carnaval. Se las arregló en los tiempos más oscuros y en las peores crisis, y se las está arreglando ahora: después de una pandemia, en un mundo complejo y ante un futuro que, hasta ahora, depara más incertidumbres que certezas.
Dicen que este fue el mundial más politizado. Sin dudas las particularidades sociales, políticas y económicas de los países del Golfo Pérsico son muy diferentes a las que predominan en las democracias liberales occidentales.
De todas formas, la elección de Qatar como sede de la Copa más importante del mundo estuvo teñida de polémica y controversias desde el principio.
Curiosamente, muchos de los europeos que hoy critican la elección de Qatar como sede, son los mismos que hace algunos años posibilitaron la maniobra en la FIFA. Son los que cuestionan desde la corrección política, pero que venden sus clubes y se rinden ante los petrodólares en el fútbol. Son los que marginan a la selección rusa por la guerra, pero jamás lo hicieron con los imperios occidentales.
En fin, lo que está pasando con la Selección en Qatar atraviesa la agenda y nuestros días. Entre la gente se respira ilusión. Se respira unión y fraternidad. Y no faltan motivos. Más allá del futbol, hay otras noticias que también pueden leerse en clave de optimismo. Tenemos una provincia en marcha, que -a pesar de las contingencias- nunca renunció a seguir adelante.
El año termina con la mejora del ingreso en un mes particularmente difícil, con obras de alto impacto en marcha y otras tantas que están prontas a inaugurar. A pesar de las diatribas de los frecuentes agoreros, el sector de la producción y el empleo en Salta tiene muy buenas expectativas para seguir creciendo el año que viene.
Esta semana estuvimos con el gobernador Gustavo Sáenz en el sur provincial, haciendo entrega de nuevas viviendas para las familias de Metán y poniendo en marcha obras importantes de infraestructura que van a mejorar la vida de muchos salteños: esto significa agua y energía.
Este plan de Gobierno se va a profundizar en 2023, tal como lo señala la hoja de ruta que representa el Presupuesto. Con más recursos para los trabajadores de la salud, la educación y la seguridad, con más obras relevantes en toda la provincia.
Promediamos diciembre, el año se está acabando y en breve estaremos recibiendo el 2023. Ya se armaron los arbolitos y la mayoría de los argentinos esperamos por el mejor regalo deportivo del mundo… ojalá llegue este domingo, una semana antes de Navidad.