Gobierno de Salta
Banner central top 1 separador

El 18 de marzo de 1957, John William Cooke, Jorge Antonio, Héctor Cámpora, Guillermo Patricio Kelly, José Espejo y Pedro Gomis, escaparon del penal de Rio Gallegos y cruzaron a Chile.

Por Aldo Duzdevich (*)

“La noche de Río Gallegos era, como siempre, impiadosa. El 18 de marzo de 1957 el viento corría con su habitual ferocidad gélida. Un grupo de hombres esperaban inquietos en una calle desierta. Llevaban poco abrigo. O al menos no el necesario para combatir ese frío. Pero la eventualidad climática era lo que menos les inquietaba. Con ojos ansiosos, sin hacer ruido, se preguntaban entre ellos cuando aparecería el auto. Uno de ellos, Héctor Cámpora, se dirigió al líder del grupo, al que había ideado la aventura: "Jorge, ¿por qué no volvemos a la cárcel y dejamos esto de la fuga para otro día?"”. Así lo narra Matías Bauso en una nota de Infobae del 19-03-2019.

Los prófugos eran los dirigentes peronistas Jorge Antonio, Héctor Cámpora, Guillermo Patricio Kelly, John William Cooke, José Espejo y Pedro Gomis Llevaban como rehén (o cómplice) al guardiacarcel Juan de la Cruz Ocampo. El auto Ford recién comprado que estaban esperando, lo conducía Manuel Araujo, amigo y colaborador de Jorge Antonio.

Luego de una tensa espera de varios minutos, llega Araujo en el Ford y ocho hombres, algunos excedidos en peso, se apilan dentro del auto. Deben recorrer 66 km hasta el paso fronterizo Monte Aymond, y luego 200 km mas hasta Punta Arenas, Chile.

Un par de km antes de llegar al puesto de Gendarmería, un colaborador los detiene y les indica salir de la Ruta 3. Los prófugos cortan un alambrado y empujan el Ford -con el motor apagado - a campo traviesa, haciendo un semicírculo para esquivar el puesto. Jorge Antonio había aceptado el pedido de agregar a Gomis a la fuga, porque tenía buen estado físico para ayudar a empujar el auto durante cuatro km por el medio del campo. En el penal quedan dos resistentes peronistas, Juan Parla y Horacio Irineo Chavez.

Con las primeras luces del alba llegan a Punta Arenas, donde los recibe el alcalde y los aloja en el Hotel Colón. Tal lo planeado, los prófugos piden asilo político en Chile. El presidente Carlos Ibáñez del Campo es amigo y aliado de Perón, y el sur de Chile es la zona donde el peronismo goza de mayor simpatía, razón por la cual los prófugos encuentran mucha colaboración espontánea. Obviamente ni bien se entera, la dictadura de Aramburu solicita la extradición y el gobierno chileno se ve obligado a detenerlos hasta resolver su situación legal.

 

El plan y los colaboradores locales

El principal promotor del plan es Jorge Antonio, quien dispone de medios económicos para llevarlo adelante. El primer paso fue trasladar su familia a Rio Gallegos, y con ella dos colaboradores Héctor Naya y Manuel Araujo, quienes, simulando que van a instalar una empresa en la ciudad, comienzan a crear una red de relaciones sociales. Allí integran al plan a dos personas claves, el Dr. Humberto Curci, médico del penal y copropietario del Sanatorio Rio Gallegos, y la obstetra de dicho sanatorio, Ramona Estevez de la Vega. Curci, con dinero de Araujo, va a comprar el auto Ford utilizado en la fuga. Y Ramona, una convencida militante peronista que había trabajado con Evita, será quien acompañe a Araujo a Punta Arenas para hacer la inteligencia y los contactos para la fuga.

En esos años, Rio Gallegos tenía apenas 20 mil habitantes y un solo sanatorio. Es casi obvio que los dos santacruceños más famosos Alicia y Nestor Kirchner, hayan nacido allí.

Jorge Antonio, desde adentro, va a encargarse de establecer buenas relaciones con el jefe del penal y los miembros de la guardia. Había un solo oficial, de apellido Macías, que se mostraba muy hostil con los presos. Para la fecha de la fuga, enviaron un telegrama desde Ushuaia, informando a Macías que tenía un familiar enfermo. Jorge Antonio le consiguió el dinero para que viaje, y la guardia quedo a cargo de Ocampo, quien ya estaba comprometido con la fuga.

Otro participe externo fue el estanciero Leonidas Moldes, quien había sido alumno en Cooke en la facultad. Su participación consistió en hacer creer a la policía que los prófugos se irían a ocultar en su estancia, con lo cual ganaron valiosas horas para llegar hasta Chile.

La noche de la fuga, una parte de los presos díscolos y algunos guardias, fueron dormidos con somníferos que consiguió Kelly. Y con armas ingresadas previamente, redujeron al guardia y salieron cómodamente. Al punto que el auto de Araujo demoro mucho tiempo en llegar, y los evadidos esperaban en la calle frente al penal, sin que hubiese sonado la alarma.

 

Quienes eran los prófugos

El empresario Jorge Antonio era el representante de Mercedes Benz en Argentina, y había crecido económicamente durante el peronismo. Era amigo personal de Perón y sindicado como aportante de las campañas políticas del peronismo. Aunque no había elementos probatorios, fue acusado de corrupción, encarcelado y despojado de sus bienes. Se negó a declarar contra Perón (como si lo hicieron algunos “arrepentidos”), y pago con dos años de cárcel en las peores condiciones.

Jonh William Cooke, había sido diputado nacional y uno de los pocos dirigentes que se puso al frente de la Resistencia Peronista, creando el Comando Nacional junto a Cesar Marcos y Raul Lagomarsino. Fue encarcelado en noviembre de 1955. Perón desde el exilio lo designó como único jefe del peronismo en el territorio nacional y como su heredero en caso de ser asesinado. Fue la única vez en la historia que Perón designo un heredero, señal que temía por su vida y era necesario que en la emergencia de su desaparición física, el peronismo no se tornase en una anarquía. En una carta a Leloir del 10-03-57, Perón le dice: “Como los intentos de asesinarme de la dictadura llegaban a mí a través de sus enviados, algunos de los cuales fueron detenidos y otros corridos, ponían en peligro que cualquier día pudieran lograr su intento, mandé al doctor Cooke un documento en el que lo declaraba mi reemplazante en caso de muerte. El doctor Cooke fue el único dirigente que se conectó a mí, y el único que tomó abiertamente una posición de absoluta intransigencia como creo yo que corresponde al momento que vive nuestro movimiento”.

Este rol de Cooke duró hasta el fracasado acuerdo con Frondizi, que lo tuvo como uno de sus gestores, y apagó su luz dentro el movimiento. En 1973 y 1974 Perón repitió varias veces que “mi único heredero es el pueblo”.

Héctor Jose Campora era un importante dirigente peronista, que había sido presidente de la Cámara de Diputados. José Espejo del gremio de alimentación, fue secretario general de la CGT de 1947 a 1953. Pedro Gomis, dirigente del sindicato petrolero, fue diputado nacional de 1952 a 1955.

Guillermo Patricio Kelly, era único hombre de armas tomar del grupo. Al momento del golpe, era el principal dirigente de la Alianza Libertadora Nacionalista. Un personaje muy controvertido, pero que en ese momento, cumplía un papel importante en la Resistencia Peronista.

Es interesante la descripción de cada uno de ellos que hace Cooke, en una carta a Perón desde Santiago de Chile.

 

Campora , Kelly y otros, según la visión de Cooke

El 21 de marzo de 1957, enterado de la fuga, Perón le escribe a Cooke: “Mi querido amigo: Usted podrá imaginar la satisfacción que he tenido con la “piantada” espectacular de ustedes. Realmente “nos saltaron los tapones” cuando recibimos insólitamente la información de que ustedes estaban a salvo en Magallanes”.

El 11 de abril, Cooke desde Santiago, envía en mano de Manuel Araujo una extensa carta haciendo un análisis de la situación política del país y del peronismo. Son llamativas, algunas consideraciones que hace sobre varias personas.

Dice Cooke: “El Partido Socialista, ahora bajo el comando de la ninfa Moreau de Justo, critica la política social económica y gremial de la tiranía. Como no aclara que es lo que apoya de la Revolución Libertadora, supongo que es la política administrativa la que enciende los fervores de la Casa del Pueblo, con su consiguiente adjudicación de cátedras, puestos e intervenciones rentadas para los afiliados”.

Luego habla de los “componentes de la misión riogalleguense”, o sea el grupo de fugados. De Jorge Antonio solo dice “viajara para allá como se lo anuncia”.

Sigue diciendo: “Cámpora al ser detenido, le hizo una promesa a Dios de que jamás volvería a actuar en política. Durante todo su cautiverio insistió en esa actitud. Cómo se pasa el día rezando, no creo que viole su juramento. En todo momento manifestó que no era hombre de lucha, así que no puede ser de gran utilidad. Aclaro que siempre reiteró su amistad y reconocimiento hacia usted, así que mis apreciaciones se aplican únicamente a sus posibilidades combativas”.

“Gómis es un tipo excelente, pero me permito aconsejarle que no lo tenga cerca porque es obcecado, y de esos que opinan sobre todo y en todas las oportunidades. Como el pobre tiene el más certero instinto de la inoportunidad (…) uno está deseando mantenerlo a distancia porque saca de quicio al más tranquilo. Es valiente. Podría prestar grandes servicios en conexión con la gente del petróleo en nuestro país”.

“Espejo, dentro de la prisión se portó dignamente, y tuvo antes el gesto de salir de la embajada donde estaba refugiado, para organizar la huelga de noviembre 1955. Entre la gente trabajadora su prestigio aumentó mucho el último año”.

“He tratado muy a fondo a Kelly, con quién he compartido 16 meses de cautiverio. Sabe organizar y nos resultará muy útil. Los aliancistas tienen una mentalidad especial, que Kelly conoce bien, es inútil querer mezclarlos con la otra gente del movimiento. En Buenos Aires quedan en libertad muchos elementos que le responden a Kelly (…) podrán cumplir misiones de sabotajes y en el momento decisivo colaborar en forma contundente. Kelly podría serle muy útil a usted, y destinarle a cualquier misión por peligrosa que sea”.

En la jerga de los setenta se denominaba “fierrero” a un personaje que ingresaba al camino de la violencia por convicciones políticas, pero con el tiempo, el gusto por la acción superaba al razonamiento político. Guillermo Patricio Kelly es uno de estos casos, con los años termino vinculado a las bandas de derecha y a servicios de inteligencia de otros países.

Agrega Cooke en su extensa carta: “Otro asunto. Me anuncian la llegada de Damiano que me llena de alegría. En mi presencia lo torturaron el 10 de junio para hacerle declarar quiénes eran los integrantes del Comando Peronista y no pudieron arrancarle palabra. Lo dejaron en libertad hace un par de meses y luego fueron a buscarlo nuevamente pero consiguió huir al Uruguay. Un elemento valiosísimo”. Lo curioso de esta mención de Cooke, es que Manuel Damiano, quien en 1955 era Secretario General del Sindicato de Prensa, y señalado por Cooke como un héroe de la Resistencia, en 1973 va a participar en los enfrentamientos del 20 de junio en Ezeiza del lado de los defensores del palco; y a partir de allí considerado un “objetivo a ajusticiar” por la organización Montoneros.

 

(*) Autor de "Salvados por Francisco" y "La Lealtad. Los montoneros que se quedaron con Perón".